miércoles, 22 de junio de 2011

El poeta de la simple coloquialidad intimista


William Carlos Williams
(Rutherford, New Jersey, 1883 - 1963)

THE TERM

A rumpled sheet of brown paper
about the length and apparent bulk
of a man was rolling
with the wind slowly over
and over in the street as
a car drove down
upon it and crushed it
to the ground. Unlike
a man it rose again rolling
with the wind over and over
to be as it was before.



EL PLAZO

Una hoja arrugada
de papel marrón,
más o menos del tamaño
y aparentemente del volumen
de un hombre,
iba revoloteando con el viento,
dando vueltas lánguidas
y más vueltas por la calle,
cuando un coche
le pasó por encima
y la estrujó contra el asfalto.
A diferencia de un hombre,
se levantó de nuevo
revoloteando con el viento
y dando vueltas y vueltas
hasta volver a ser como era antes.



TO BE HUNGRY IS TO BE GREAT

The small, yellow grass-onion,
spring's first green precursor
to Manhattan's pavements, when
plucked as it comes, in bunches,
washed, split and fried in
a pan, though inclined to be
a little slimy, if well cooked
and served hot on rye bread,
is to a beer a perfect appetizer
and the best part
of it is they grow everywhere.



TENER HAMBRE ES SER GRANDIOSO

La hierba pequeña y amarilla de la cebolla,
primer síntoma verde de la primavera
en el asfalto de Manhattan,
si se arranca tal cual brota, a puñados,
se lava, trocea y fríe en una sartén,
aunque propensa a saber
un poco a tierra, si está bien cocinada
y se sirve caliente con pan de centeno
resulta el aperitivo perfecto con una cerveza.
Y lo mejor de todo
es que crece en cualquier parte.



THE LAST WORDS
OF MY ENGLISH GRANDMOTHER

There were some dirty plates
and a glass of milk
beside her on a small table
near the rank, dishelved bed.
Wrinkled and nearly blind,
she lay and snored
rousing with anger in her tones
to cry for food.
"Gimme something to eat.
They are starving me.
I'm all right, I won't go
to the hospital. No, no, no.
Give me something to eat!"
"Let me take you
to the hospital" -I said-
and after you are well
you can do as you please".
She smiled: "Yes,
you do what tou please first,
then I can do what I please".



William Carlos Williams en su juventud

"Oh, oh, oh!", -she cried
as the ambulance men lifted
her to the stretcher.
"Is this what you call
making me comfortable?"
By now her mind was clear.
"Oh, you think you are smart,
you, young people,
-she said-, but I'll tell you
you don't know anthing".
Then we started. On the way
we passed a long row
of elms. She looked at them
awhile out of the ambulance window
and said: "What are all those
fuzzy-looking things out there?
Trees? Well, I'm tired of them",
and rolled her head away.


"Grandmother"
George Owen Wynne Apperley
(Isle of Wight, 1884 - Tánger, 1960)

LAS ÚLTIMAS PALABRAS
DE MI ABUELA INGLESA

Había algunos platos sucios
y un vaso de leche a su lado
sobre una mesilla junto a la cama
enmarañada y apestosa.
Acurrucada y casi ciega,
yacía y roncaba
despabilándose con un tono de voz disgustado
para pedir a gritos la comida:
"Dame algo de comer.
Me están matando de hambre.
Me encuentro bien. No voy a ir
al hospital. No, no.
¡Dame algo de comer!"
"Déjeme que la lleve
al hospital -le dije-
y cuando se encuentre bien
podrá usted hacer lo que le plazca."
Me sonrió. "Vale,
primero haz tú lo que te plazca
y después podré hacer yo lo que me plazca a mí."



William Carlos Williams frente a su vieja máquina de escribir


"¡Ay, ay, ay!", gimoteó
cuando los hombres de la ambulancia
la pusieron en la camilla.
"¿Y a esto lo llamáis
ponerme cómoda?"
A esas alturas su mente estaba despejada:
"¡Ah, os creéis muy listos
vosotros, los jóvenes,
-dijo- pero yo os digo
que no sabéis nada de nada."
Entonces arrancamos.
Durante el trayecto
pasamos a lo largo de una hilera
de olmos. Estuvo mirándolos un rato
por la ventana de la ambulancia y dijo:
"¿Qué son todas esas cosas ahí fuera
cubiertas como de pelusilla?
¿Árboles? Bueno, ya estoy harta de ellos",
y giró la cabeza.

[Poemas tomados de Carlos Williams, William: Antología bilingüe, Madrid, Alianza, 2009, 1ª edición, (selección, introducción y traducción de Juan Miguel López Merino), pp. 239]


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