"El edificio está vacío, pero ella no está sola"
THE ABANDONED
(2015)
Una película intrascendente de la
que su director, Eytan Rockaway, pudo haber hecho mucho más, pero se le
disculpa porque al fin y al cabo es su debut. Una joven, Julia Streak, está a
punto de perder la custodia de su hija. Se halla ante la última oportunidad que
le concede el Ministerio de Justicia para desenvolverse en un empleo y demostrar
que es responsable y capaz de mantener económicamente a su retoño.
Los interiores de la residencia son gélidamente inquietantes
El trabajo
que consigue es el de vigilante de seguridad en una mansión de lujo que conoció
tiempos mejores. Allí se encontrará con un compañero de trabajo llamado Cooper
que es minusválido y se dedica desde su silla de ruedas a controlar las videocámaras
de seguridad. Rápidamente Julia se dará cuenta de que no va a ser muy
colaborador con ella ni muy agradable precisamente.
Louisa Krause
(Falls Church, Virginia, 1986)
Intenta hacerlo bien, pero no tiene un rostro muy expresivo que digamos
Según vayan pasando las horas, nuestra
rubia protagonista irá descubriendo en su primer turno de guardia aspectos
inquietantes del edificio, especialmente una puerta condenada con un cartel que
prohíbe abrirla. Unos golpes tras la pared le empujarán a intentar descubrir
qué se oculta tras ella, y lo que encontrará serán los espíritus de una especia
de orfanato para niños discapacitados que fueron maltratados por sus cuidadores
y desde entonces buscan venganza.
Los efectos especiales de los niños deformes están bien logrados
Como se puede ver, el guion de
Ido Fluk es muy interesante. La pena es que tanto Louisa Krause, en el papel de
Julia Streak; como Jason Patric, en el rol de Cooper, no están a la altura de
lo exigible para provocar el miedo en una película de terror. Ella transmite en
varias ocasiones una indiferencia rayana en lo indolente. Posee una expresión
facial muy sosa que como actriz explota de modo irregular: tan pronto estalla
en lágrimas por la angustia como parece que no le importa mucho lo que sucede.
Uno de los aspectos desagradables del trabajo de un actor es que a veces tienes que sumergirte en agua helada para rodar unas escenas
Jason Patric, por su parte, causa la impresión de ser alguien más bien maquiavélico que cómplice. Tiene dotes de
actor, pero de alguna manera tampoco cuaja una buena actuación porque no
traslada el miedo que debería sentir, o la inquietud, al espectador. Parece
como si se lo estuviera pasando bien, y lo que es peor, no consigue en varios
momentos hacernos olvidar que se trata de alguien que actúa.
Jason Patric Miller
(Queens, Nueva York, 1966)
Actuó de manera displicente, como si le pareciera poco su salario
Todo lo contrario ocurre con Mark
Margolis, un veterano actor que encarna a un vagabundo menesteroso, un tal Jim.
Interpreta tan bien su papel que su sola presencia infunde miedo. Nada más
hacer acto de aparición nos llevamos el primer susto de la película. Su
capacidad dramática es la de un clásico al estilo de Boris Karloff.
Mark Margolis
(Filadelfia, 1939)
Es un actor enorme con una capacidad interpretativa alucinante
Bien es
verdad que se va diluyendo hacia el final, pero aun así es lo mejor de esta
historia y lo prueba el hecho de que cuando termina el film sigues recordando su
actuación. La música de Max Aruj es apropiada, convincente y en absoluto
criticable. En total, este anodino producto cinematográfico nos ofrece 88
minutos de entretenimiento concebidos para su comercialización en internet
previa demanda, la televisión de pago y el vídeo de alquiler.
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
El presupuesto para rodar esta cinta
fue de un millón y medio de dólares
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