viernes, 1 de enero de 2016

Sobre un impotente sexual convertido en asesino

 
Fue nominada para la Palma de Oro en el Festival de Cannes
 
DEATH PROOF
(2007)
 
Este trabajo cinematográfico es un homenaje de Quentin Tarantino a las películas de bajo coste que se exhibían en cines de sesión continua, un revival de canciones olvidadas de los setenta y una declaración de amor al “Color de Luxe” con el que se rodaba el celuloide del subgénero “slasher”, es decir, aquél en el que un psicópata asesina a jóvenes indefensas o implicadas en líos de sexo y drogas. El comienzo es prometedor: dos pies femeninos toman el aire fuera de la ventanilla de un coche, símbolo del ansia de libertad del sueño americano. Los parajes urbanos lúgubres entrarán en conflicto con ese ideal deseado.
 
 
Rose Arianna McGowan
(Florencia, Italia, 1973)
Encarnó de manera sensual a una buscona nocturna con apariencia frágil
 
Si los 114 minutos que dura la cinta se hacen largos es por el abuso de diálogos que no parecen tener otra función que la de relleno. Como testimonio sociológico de la manera de pensar de una clase social al borde de la quiebra económica y una mentalidad joven tienen utilidad las conversaciones de los personajes. Sus temas de charla giran en torno a las drogas blandas y la lujuria que obsesiona a los hombres. El tono descarado revela la desacralización de los ritos nupciales modernos, incluso su degradación manifiesta en la grosería y obscenidad con la que se expresan.
 
 
Kurt Vogel Russell
(Springfield, Massachusetts, 1951)
Con su participación dio un empaque de profesionalidad al reparto
 
La película está claramente estructurada en dos partes. La primera corresponde al éxito del malvado doblador de escenas peligrosas llamado Mike McKay. La segunda será la némesis de sus víctimas. Kurt Russell interpreta con su habitual solvencia el papel de este asesino repugnante. Su entrada en escena devorando una pizza como un puerco hambriento revela la verdadera naturaleza asquerosa que pretende ocultar. Como contrapunto, Rose McGowan insuflará de erotismo y delicadeza a Pamela Greer, una mujer de reputación ambigua que necesita alguien que la lleve hasta su casa en coche.
 
 
Mary-Elizabeth Winstead
(Rocky Mount, Carolina del Norte, 1984)
Aportó la dimensión de lascivia carnal que el argumento requería
 
Lo más espectacular de la película vendrá de la mano de una persecución de automóviles muy bien cuidada por Sally Menke en el montaje. Tarantino quería también rendir tributo a los “muscle cars” como el Dodge Challenger de 1970 con 440 caballos de potencia y ocho cilindros en “V”, bólido de altas prestaciones y consumo perteneciente a una época de abundante petróleo que no regresará. Por fortuna, pues lo peligrosos que pueden ser estos vehículos en manos de un demente los convierten en máquinas rodantes de matar.
 
 
Pam Greer (Rose McGowan) y el "stuntman" Mike McKay (Kurt Russell)
 
Zoë Bell asombra por actuar en las escenas de riesgo directamente, sin necesidad de doble, y Mary-Elizabeth Winstead llena la pantalla de sensualidad en el rol de la joven “cheerleader” Lee Montgomery. Cuando ves lo perverso y rufián que es el protagonista, deseas que ocurra lo que sucede al final. En este aspecto puede decirse que el guionista y director, Tarantino, nos brinda un desenlace feminista apoteósico que deberíamos celebrar.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
El rodaje costó 53 millones de dólares

No hay comentarios:

Publicar un comentario