viernes, 15 de enero de 2016

Era la película más extensa y hoy es muy corta

 
Ésta es la imagen más perdurable del film en la iconografía popular
 
LE VOYAGE DANS LA LUNE
(VIAJE A LA LUNA)
(1902)
 
Tres meses de rodaje y 10.000 francos de la época costó rodar este corto de 14 minutos y 12 segundos de duración que marcó un hito en la historia de la cinematografía por los efectos especiales, nunca vistos antes, y por inaugurar el cine de ciencia ficción con sus rasgos esenciales: nave espacial, seres extraterrestres y descubrimiento de nuevas fronteras.
 
 
La escena del lanzamiento al espacio adquiere tintes de tebeo
 
Los espectaculares efectos incluían la sobreimpresión de fotografías, el fundido lento y la manipulación de los fotogramas en el montaje. El ilusionista Georges Méliès dirigió esta película muda, escribió el guion, la produjo, fue el actor principal (el profesor y científico Barbenfouillis), diseñó el vestuario y la escenografía, dirigió el proceso fotográfico, orquestó a los actores y creó los efectos especiales, todo con un sentido teatral heredero de la comedia e inspirándose en “De la tierra a la luna” de Julio Verne y “Los primeros hombres en la luna” de Herbert George Wells.
 
 
De izquierda a derecha: la estrella polar (Alfa Ursae Minoris), la titánide Febe (diosa de la Luna), y el viejo Saturno asomándose a una ventana
 
Los selenitas fueron interpretados por acróbatas del cabaret parisino “Folies Bergère” (cuyo nombre vendría a significar “Las locuras de la calle de la pastora”). Rodada en los estudios ubicados en el departamento parisino de Sena-Saint Denis, que en realidad eran un invernadero agrícola con techo y paredes de cristal para aprovechar al máximo la luz solar, lo más sorprendente para los espectadores de entonces resultaba ser la desaparición de los alienígenas cuando eran golpeados por paraguas y se convertían en humo.
 
 
Mientras que en la copia original la banda sonora está compuesta por unas sencillas notas de piano, en la versión restaurada la música añadida adquiere una textura espectacular e inesperada
 
Hubo dos versiones originales, una en blanco y negro y otra en color, pintada a mano, que se creía perdida hasta que fue hallada en la Filmoteca de Cataluña en 1993. Restaurada desde 1999 hasta el año 2010 en technicolor por “Lobster Films”, se reestrenó en el año 2011 junto con un documental (“Le voyage extraordinaire”) durante el festival internacional de Cannes.
 
 
Entristece pensar que todos sus protagonistas han muerto
 
Curiosamente, existen también dos finales de la película alternativos: en uno todo acaba con la inmersión del cohete espacial en el océano; en el otro se ve un desfile de homenaje con una estatua erigida al cosmonauta Barbenfouillis, quien está pisando la luna a modo de soldado enemigo derrotado. Además, en este final se nos muestra a un selenita amaestrado como si fuera una mascota o un prisionero al estilo de los desfiles triunfales romanos. Hoy nos resulta increíble la ingenuidad que exhibió el cine en sus inicios y esta cinta se ve con una sonrisa en los labios como si se tratara de un experimento frívolo.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
A pesar de estar en deuda con el teatro, "El viaje a la Luna" intentó marcar distancias infranqueables con las posibilidades que ofrecía el nuevo arte del cine creando sus características consustanciales

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