Las rocas metamórficas en circunferencias concéntricas de Stonehenge
EL ARQUERO DE AMESBURY
(2.400 a. C.)
Las finas diademas de oro que sujetan los cabellos
del chamán peregrino brillan a la luz del solsticio.
Ha venido de muy lejos, por el dolor compungido,
para intentar curarse la rodilla y un absceso
dental. Siguiendo la avenida que da al cementerio
de Stonehenge, al doblar un recodo de pronto ha visto
el sol subiendo en el centro hueco del gran Trilito.
Oficiaba un ritual la tribu, el ofrecimiento
Reconstrucción del lugar sagrado de Stonehenge en el solsticio de verano
animal al que desangran para darlo en sacrificio
a los dioses: un corzo blanco que será degollado
en la roca central. Armado con flechas y cuchillo,
se dispone a huir para salvarse, al ser detectado.
No toleran su intrusión y lo persiguen a gritos,
lanzándole pedradas hasta que consiguen matarlo.
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
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