(Canis lupus signatus)
EL TÓTEM DE IBERIA
(Siglo III a. C.)
Cuando se escuchan sus aullidos en las noches,
los íberos saben del espíritu del diablo
que habita el inframundo. En solitario
debía cazar uno y matarlo un joven
como inicio en la edad adulta. Sobre
escudos cincelaban su figura. Los vasos
se pintaban con sus fauces abiertas. Los pactos
se acordaban invocándolo por el nombre.
Disco pectoral del torso del guerrero de Ilici (Elche)
(Siglos V - IV a. C.)
(Hallado en el yacimiento arqueológico de La Alcudia)
Las monedas llevaban su efigie. Los muros
de las poblaciones ensartaban sus cabezas
para ahuyentar enemigos. Los tiempos duros
eran expiados quemándolos en las hogueras.
Las ciudades se volvían lugares seguros
cuando las jaurías de lobos quedaban fuera.
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
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