ROMANCE SIN TERMINAR
Ella le pidió que fuera íntegro y no le hiciera daño
alguno. Él le prometió orgulloso que le hablaría
con toda sinceridad. Así se amaron hasta que el día
les sorprendió al clarear el alba juntos. Hicieron pacto
de quererse desde entonces para siempre, y en el acto
volvieron a unirse en el tálamo, como lo harían
dos depredadores devorándose a sí mismos. Sabían
que el tiempo, celoso, no podría cubrir bajo su manto
todo el amor que afloraba en el deseo carnal.
Continuaron amándose y prometiéndose, desasidos
de toda perspectiva ajena a su propia felicidad.
Él tuvo que irse, ilusionado. Se besaron henchidos,
seguros de sus sentimientos, pero un accidente mortal
dejó en el asfalto todos los juramentos esparcidos.
Aunque mi primera impresión es de tristeza, me pregunto cuántas veces habrá pasado esto, si no un accidente de coche, cualquier otra desgracia.
ResponderEliminarHace no mucho alguien me dijo que cuando uno es muy feliz, esa misma dicha podría encelar a los dioses y provocar que algo terrible pasase.
Para equilibrar la balanza, te pongo una frase interesante sobre la felicidad:
"La dicha es como aquellos palacios de los cuentos de hadas, cuyas puertas estaban custodiadas por dragones: debemos pelear para conquistarla " - Alejandro Dumas