LA
CRISIS NO ES CASUAL
Los
bancos prestaron dinero a quienes sabían que no podrían pagarlos. Supongo que
para utilizar a los sujetos hipotecados como financiadores de parte de los
inmuebles que les iban después a incautar bajo la fórmula del desahucio. Una
jugada perfecta, habida cuenta de que en nuestra legislación no se contempla la
dación en pago. Si alguna entidad bancaria la ha aceptado será tras negociar o
por dictamen de un juez. Ésa es la razón de que siempre digan que analizarán
cada caso en particular.
En
estos momentos el mundo está poblado por gente muy rica que exige unos
desorbitados intereses por el dinero prestado a quienes los medios de
comunicación (más bien de “desinformación”) ocultan bajo eufemismos como “los
mercados financieros”, las “agencia de rating” o las “tasas de préstamo
interbancario”, etc., pero ninguno de estos tecnicismos que usan los
economistas tiene a su nombre los yates que atracan en las Bahamas o las islas
Caimán.
El
mundo siempre se ha dividido en idiotas y listos, fuertes y débiles, abusadores
y explotados. Lo que está ocurriendo en el sistema capitalista es una especie de
orgía de la codicia que celebran los que financian esta partitocracia para
embadurnarse de dinero con la especulación a costa del sufrimiento de los que
aún conservan un empleo, y sin importarles un bledo mermar a las clases medias incluso
buscando su desaparición.
Pese
a esta sofocante realidad, vivo tranquilo porque esto forma parte de un ciclo.
Los que disfrutan los intereses de los empréstitos tarde o temprano necesitarán
que la economía real vuelva a levantarse. Es decir, que volverán a abrir los
grifos del crédito y se creará otra bola de nieve que irá agigantándose hasta
la siguiente crisis. En este proceso unos maquinan por mantenerse arriba y
otros luchan por salir de abajo. Siempre lo mismo. En los trajines de los seres
humanos nada cambia en el fondo.
Lo
vergonzoso es ver cómo utilizan la palabra “democracia” para justificarlo todo,
incluso la guerra con la excusa de exportarla a otras naciones con otra visión
del mundo y de la vida, cuando con este sistema político tan ensalzado nos
hemos visto hundidos en una maraña de corrupción insoportable. España misma
tiene diecisiete gobiernos autonómicos cuando realmente lo que necesita es uno
fuerte, sólido y equitativo.
Decirlo hoy es anatema todavía porque hay demasiados visires en el reino de taifas ibérico que no sólo quieren seguir mangoneando, sino incluso independizarse para que el control del latrocinio en sus manos sea absoluto, sin nadie que les fiscalice lo que roban ni lo que piensan robar. Pobre país el español al que algunos procuran llamar Estado porque les escuece llamarlo por su nombre. Pobre nación, la española, con tanta gente que se envidia o se odia. Pobre España donde cada uno tira por su lado. Ni siquiera letra en el himno tenemos por cómo abundan entre nosotros el cainismo, las fobias territoriales y el uso hipócrita de la palabra “solidaridad”.
Viñeta de Montoro
Decirlo hoy es anatema todavía porque hay demasiados visires en el reino de taifas ibérico que no sólo quieren seguir mangoneando, sino incluso independizarse para que el control del latrocinio en sus manos sea absoluto, sin nadie que les fiscalice lo que roban ni lo que piensan robar. Pobre país el español al que algunos procuran llamar Estado porque les escuece llamarlo por su nombre. Pobre nación, la española, con tanta gente que se envidia o se odia. Pobre España donde cada uno tira por su lado. Ni siquiera letra en el himno tenemos por cómo abundan entre nosotros el cainismo, las fobias territoriales y el uso hipócrita de la palabra “solidaridad”.
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