jueves, 2 de julio de 2015

Un poeta al que el desprestigio le trae sin cuidado

 
Frank Báez
(Santo Domingo, 1978)
Escritor y poeta
 
AUTORRETRATO
 
Rodé al año y medio por las escaleras
hasta el segundo piso.
A los seis casi me ahogo en una piscina.
A los siete me arrastró la corriente de un río.
Me golpearon con un palo, con la culata de un fusil,
con una tabla. Me propinaron un codazo en la cara
y otro en el estómago, rodillazos,
machetazos, fustazos.
El perro del vecino me mordió un brazo.
Me cortaron una oreja haciéndome el cerquillo.
Noqueado. Abofeteado. Calumniado.
Abucheado. Apedreado.
Perseguido por sargentos en motor.
Por dos cobradores.
Por tres mormones en bicicleta.
Por muchachas de Herrera y del Trece.
Me han atracado treinta veces.
En carros públicos. Taxis. Voladoras. A pie.
 
 
 
Alguien me dio una bola y me dijo "I am gay".
Me robaron un televisor, un colchón,
seis pares de tenis, cuatro carteras,
un reloj, media biblioteca.
Se llevaron varios manuscritos y cometieron plagio.
(Con lo que me han robado pudieran abrir
una compraventa en Los Prados).
Me fracturé el brazo derecho, el anular,
la cadera, el fémur y perdí cuatro dientes.
El hermano Abelardo me dio
un cocotazo que todavía me duele.
En la fiesta de graduación
me cayeron a trompadas y botellazos.
Luego publiqué un libro de poesía y una vecina lo leyó
y escéptica dijo que era capaz de escribir
mejores poemas en media hora, y lo hizo.
Accidente con un burro en la carretera.
Intento de suicidio en Cabarete.
 
 
 
Taquicardia. Hepatitis. Hígado jodido.
Satanizado en Europa del Este.
Pateado por mexicanos en Chicago.
En Montecristi una mesera me amenazó de muerte
(ahora mismo, clava alfileres
en un muñeco idéntico a mí).
Los vecinos sueñan conmigo baleado.
Los poetas con dedicarme elegías.
Otros con rociarme gasolina en la cabeza
y arrojar un fósforo y ver mis rizos en llamas.
Otras con llevarme a la cama.
Y hace semanas un policía me detiene y me pregunta
si yo no era el poeta que había leído poesía
aquella noche y le digo que sí y el policía
dice que son buenos poemas
y hace una reverencia o algo así.
 
 
 
MIRAMAR, 1986
 
Recuerdo esa noche de 1986
en que todos los vecinos se subieron
en las azoteas de las casas
a ver el paso del cometa Halley.
Destaparon cervezas y bebieron por horas
hasta que alguien anunció que ahí estaba y entonces
todos en sus azoteas se pusieron de pie
y aplaudieron cuando lo vieron pasar por el cielo
como un candidato en campaña.
 
 
El cometa Halley fotografiado por Roger Ressmeyer en 1986

 Han pasado veinticuatro años.
Dentro de cincuenta y dos pasará de nuevo.
Igual que un espermatozoide extraviado
en el útero de una adolescente,
tratará nuevamente de fecundar el planeta.
 
(Poemas escritos por Frank Báez)
 
 
Frank Báez es un poeta irreverente y espontáneo que parece una mezcla entre el norteamericano Charles Bukowski y el chileno Nicanor  Parra

No hay comentarios:

Publicar un comentario