sábado, 2 de noviembre de 2013

La poeta de la mirada limpia desprovista de recelos

 
Julia Hartwig
(Lublin, Polonia, 1921)
Poeta, traductora, ensayista y autora de cuentos infantiles
 
ARLÉS
 
Nadie llora ya en el antiguo
cementerio romano de Arlés.
Murieron vástagos y deudos.
Se apagaron los lamentos, se templó la aflicción.
 
Sobre los sarcófagos se derrama la sombra
de nuestras cabezas,
el sol vespertino lee los epitafios
a través de la leonada hiedra.
 
Bienaventurados los que tomados del brazo
recorren los Alyscamps,
ignorando quién será el que allí regrese
cuando no estén ya los demás.
 
 
Necrópolis romana de Alyscamps
Cementerio a las afueras de Arlés mencionado por Dante en la Divina Comedia y Ariosto en el Orlando Furioso. Alyscamps proviene del latín "Elisii Campi", que significa en griego 'lugares alcanzados por el rayo'. Los cristianos, a su vez, los identificaron con el cielo
 
AGRADECIMIENTO
 
¿Adónde se encamina con tanta prisa Vivaldi,
el sacerdote veneciano de roja cabellera?
 
Corre dando grandes saltos
por las angostas callejuelas
de su ciudad encantada,
el agua le llega a los tobillos
en la plaza de San Marcos
que el mar ha inundado de nuevo.
 
¿Adónde se encamina con tanta prisa Vivaldi
en sus Cuatro estaciones, en sus sonatas?
 
Tiene la prisa del médico
que corre por estar a tiempo aún
de salvar al enfermo de esa tormenta
de sentimientos desordenados
a los que su música ofrece
una réplica bien compuesta.
 
 
Palacio Ducal y Plaza de San Marcos en Venecia
 
PERSUASIÓN
 
Preguntas enrevesadas que huyen,
que regresan.
¿Adónde se fue esa confianza en uno mismo,
propia de la juventud?
¿Adónde esa belleza enigmática
capaz de conmover algunos corazones?
 
Y no obstante, daba la impresión
de que sería justamente la vejez
la que iba a traer la sabiduría
capaz de habitarte hasta el fin.
Danos sosiego, Señor, y ten calma, porque
lo que no has logrado conocer hasta ahora
ya nunca llegarás a saberlo.
La última pregunta te la harán
precisamente a ti.
 
 
Julia Hartwig junto con la inolvidable Wislawa Szymborska
 
DESALIENTO
 
No fue suficiente recogimiento,
ni tampoco suficiente sacrificio,
no fue suficiente renuncia,
ni tampoco conviviste lo necesario,
no pensaste lo suficiente como los otros,
ni tampoco fue suficiente lo que entendiste.
 
No fue bastante amor
ni tampoco bastante ternura,
no mostraste la suficiente grandeza
ni tampoco la suficiente humildad
ni perseveraste cuanto debiste.
Siempre culpables, siempre impuros,
siempre condenados.
 
 
Julia Hartwig en su juventud, cuando soviéticos
y alemanes se repartían Polonia tras un pacto vergonzoso
 
MÁS TARDE
 O MÁS TEMPRANO
 
Todo cuanto ocurre
ocurrió ya previamente
en los pensamientos
y en los oscuros signos de la noche.
Nuestro pasado es un relato
que nunca nadie leerá
sujeto sin embargo al juicio
de nuestra conciencia
cuya sentencia es siempre
la misma: culpable
por ser un juez en extremo imparcial.
Mas nosotros entresacamos
los momentos felices
cuando creemos merecer alguna recompensa
por los crímenes que el tiempo
perpetra contra nosotros.
 
 
Ruinas romanas de Arlés, ciudad que apoyó a César contra Pompeyo
 
SER
 
Ser en el pájaro que vuela,
en el escualo que lleva en sus fauces
a quien ha salvado
para seguidamente escupirlo
con el debido respeto.
Ser la chispa que hace arder
la espesa cabellera de los robles.
Ser los ojos del agua,
los dedos de la arena,
el flexible brazo de la llama
que al inflamarse se enfría
y al enfriarse calienta.
Revivir lo que dejamos ahogarse
bajo su propio peso.
Desde la podredumbre
tender la línea directa de la flor.
Deshacerse en cenizas.
No decir adiós.
 
 
Julia Hartwig trabajó como docente en Canadá y Estados Unidos
 
FUERA DEL TIEMPO
 
Resistir una semana,
resistir un año,
resistir treinta años
y a continuación setenta.
 
Aunque fueron años
que nadie fue contando,
dignos de reyes
cuando jugábamos bajo los viejos robles
y la eternidad era nuestra compañera.
 
 
Algunos críticos la han calificado como la poetisa de la memoria
 
ASÍ SERÁ
 
Eso volverá.
No será en forma de rescoldos ni de ruinas,
todo estará como antes del exterminio
a la luz y en flor.
 
Amistades no desavenidas,
pozos no envenenados,
batallas repletas aún
de esperanza en la victoria.
 
Estrellas incontables,
una luna no reconocida,
nosotros ignorantes todavía
de lo que puede cumplirse
y de lo que para siempre
nos será arrebatado.
 
 
Puerta de Cracovia en la Plaza Lokietka de Lublin
 
PENSAMOS
 
Pensamos en los espíritus.
En que alguna vez puedan aparecérsenos.
Mas ellos ya nos llamaron
aquella noche de niebla, de viento:
¡Hamlet! ¡Hamlet!
 
Pensamos en el veneno.
En que algún día tendremos que tomarlo.
Ya lo hemos apurado.
Pensamos en que llegará el momento
de ser puestos a prueba.
Y, mientras tanto, los peregrinos,
a quienes guiábamos hace mucho,
que reposan en el lecho marino,
ya nadie puede reconocerlos.
 
Pensamos: será a partir de mañana
cuando vivamos de verdad.
No obstante, esto es ya la vida
y no somos pocos los que estamos
ya muertos de veras.
 
[Poemas extraídos de Hartwig, Julia: Dualidad (Antología poética), Madrid, Editorial Vaso Roto, 2013, 1ª edición, (traducción y estudio preliminar de Antonio Benítez Burraco y Anna Sobieska), pp. 121]
 
 

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