Restos del pueblo abandonado de Rhyolite que surgió
durante la fiebre del oro en el estado de Nevada
WHERE THE STREETS
HAVE NO NAME
I want to run, I want to hide.
I want to tear down the walls
that hold me inside.
I want to reach out and touch the flame
where the streets have no name.
I want to feel sunlight on my face.
I see the dust cloud disappear
without a trace.
I want to take shelter
from the poison rain
where the streets have no name.
We're still building,
then burning down love.
Burning down
love
and when I go there
I go there with you.
It's all I can do.
Callejuela de Oporto, ciudad bodeguera en el norte de Portugal
The city's a flood
and our love turns to rust.
We're beaten and blown by the wind
trampled in dust. I'll show you a place
high on a desert plain
where the streets have no name.
We're still building,
then burning down love.
Burning down love
and when I go there,
I go there with you.
It's all I can do.
Our love turns to rust.
We're beaten and blown by the wind,
blown by the wind.
Oh! And I see love,
see our love turn to rust.
We're beaten and blown by the wind,
blown by the wind.
Oh! When I go there,
I go there with you.
It's all I can do.
(Canción
compuesta e interpretada por el grupo "U2" incluida
en el álbum “The Joshua tree”
que fue publicado en 1987)
Portada del disco que se erigió como obra maestra en homenaje al Árbol de Josué ("Yucca brevifolia") que crece en los desiertos de Utah, Arizona, California y Nevada. De izquierda a derecha, el grupo está formado por: Lawrence Joseph Mullen (Dublín, Irlanda, 1961), Adam Charles Clayton (Oxfordshire, Inglaterra, 1960), David Howell Evans, "The Edge", (Essex, Inglaterra, 1961) y Paul David Hewson, "Bono", (Dublín, Irlanda, 1960)
TRAVESÍAS ESPECTRALES
para
encontrar un lugar
en
el que poderme esconder
y
derribar las murallas
de mis demonios interiores.
Quisiera
alcanzar las llamas
que
me revelen a Dios,
y
quizá todo esto lo podría obtener
en
calles que no tengan dirección.
Quisiera
sentir la luz solar
en la piel de
la cara
y ver las nubes de humo desaparecer
sin dejar rastro alguno.
Quisiera
protegerme de la lluvia ácida,
producto
de la contaminación,
pero
sólo podré lograrlo
donde
haya calles sin rótulo.
Pueblo de Mansilla, en La Rioja, desaparecido bajo las aguas de un pantano construido por el hombre en favor del progreso, el avance tecnológico, la producción de energía eléctrica y el beneficio económico
Debo
encontrar esas calles sin nombre,
aquellas
que aún no han sido bautizadas.
Vivimos
en un cerrado ciclo interminable
construyendo
grandes amores
para
luego aburrirnos y destrozarlos.
Por
eso, cuando yo te ame,
quiero
que estemos juntos
y
que nada malo nos pase.
La
ciudad es un torrente inagotable
y
nuestro amor termina por oxidarse.
Vivimos
golpeados y arrastrados
por
los vientos de las circunstancias,
constantemente
pisoteados
por
la escoria de las mezquindades.
Para
huir de esta iniquidad incurable
yo
quiero mostrarte un espejismo
en
lo alto de una llanura desierta
donde
nadie pone nombre a las calles
y
la felicidad utópica habita de incógnito.
(Traducción de Andrés González Déniz)
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