QUE C’EST TRISTE VENISE
Que c'est triste Venise
au temps des
amours mortes.
Que c'est
triste Venise
quand on ne
s'aime plus.
On cherche encore des mots
mais l'ennui les emporte.
On voudrait bien pleurer
mais on ne le peut plus.
Que c'est triste Venise
lorsque les barcaroles
ne viennent souligner
que les silences creux
et que le coeur se serre
en voyant les gondoles
abriter le bonheur
des couples amoureux.
Que c'est triste Venise
au temps des
amours mortes.
Que c'est triste Venise
quand on ne s'aime
plus.
Les musées, les églises,
ouvrent enfin leurs portes.
Inutile
beauté
devant nos yeux déçus.
Que c'est triste Venise.
Le soir sur la lagune
quand on cherche une main
que l'on ne
vous tend pas.
Et que l'on ironise
devant le clair de lune
pour tenter d'oublier
ce que l'on ne se dit pas.
Ponte dei Sospiri
Adieu tous les pigeons
qui nous ont fait escorte!
Adieu Pont des Soupirs!
Adieu rêves perdus!
C'est trop triste Venise
au temps des amours mortes.
C'est trop triste Venise
quand on ne s'aime plus.
(Canción
escrita por Françoise Dorin y Charles Aznavour
y grabada en francés por este
último en 1964)
TRISTEZA VENECIANA
¡Qué
triste resulta Venecia
en
el tiempo de los amores muertos!
¡Qué
triste es Venecia
cuando
ya no hay más amor!
Uno
sigue buscando las palabras
pero
se impone el aburrimiento.
Quisiéramos
entonces ponernos a llorar,
pero
no nos quedan más lágrimas.
¡Qué
triste me parece Venecia,
sobre
todo cuando la música
de
las barcarolas viene a remarcar
el
silencio hueco de los palacios
y
el corazón se oprime
viendo
las góndolas
abrigando
la felicidad
de
las parejas de enamorados!
¡Qué
tristeza nos produce Venecia
en
la época de los amores acabados!
¡Qué
deprimente Venecia
cuando
ya no se ama más!
Los
museos, las iglesias,
abren
para nosotros sus puertas
y muestran una inútil belleza
ante
nuestros ojos decepcionados.
¡Qué
triste es Venecia
cuando
el sol de la tarde
reposa
sobre la laguna,
o
cuando buscas una mano cómplice
que
no vas a encontrar!
Y
qué irónico después,
bajo
el claro de la luna, intentar
olvidar
aquellas promesas de amor
que
después de todo no vas a volver
a
escuchar nunca.
¡Adiós
a todas las palomas
que
nos acompañaron!
¡Adiós
al Puente de los Suspiros!
¡Adiós,
sueños perdidos!
¡Qué
funesta se nos aparece Venecia
desde
el momento en que el amor
ya no cuenta en nuestra vida!
Cuando
nadie te quiere,
Venecia
es potencialmente suicida.
(Traducción
de Andrés González Déniz)
Charles Aznavour
(París, 1924)
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