miércoles, 20 de noviembre de 2013

Versos que tratan de iluminar los días rutinarios

 
Cristina Morano
(Madrid, 1967)
 
VERGÜENZA
 
El número de hijos de puta
aumenta cada día, pero es peor
el mayor número de tontos.
Yo me cuento entre los segundos,
a veces mi padre pregunta
si voy a hacer algo al respecto,
pero no suelo contestarle,
me limito a mirar la tele
sentada en frente de su cara.
 
 
 
Debería decirle que lleva la razón,
que la gente me mira como
a una rara especie de animal,
como si se sintieran cómodos
en el papel de delator.
Me gustaría hacer algo para cambiar,
ser más inteligente, fumar con elegancia...
ese tipo de cosas que te hacen respetable.
Pero en el fondo nunca sería suficiente,
los platos se me siguen cayendo de las manos.
 
 
 
SOLEDAD OBLIGA
 
Para entrar a mi casa
debo dejar las bolsas
de la compra en el suelo,
apoyar la cartera en la pared,
sacar del bolso, ladeando
la cintura, las llaves de la puerta.
 
Después lo vuelvo a cargar todo
y entro.
La soledad obliga
a ser autosuficiente
hasta en las cosas más pequeñas
-y a hacer mucho deporte-.
 
 
 
LA NOTA
 
Cuando llegué a casa a medianoche
me encontré un papel sobre la mesa,
quizás una nota de los compañeros,
un telefonazo en mi ausencia
de alguien que necesitara decirme,
no sé, te necesito, por ejemplo;
pero no era más que un aviso:
al día siguiente
teníamos que levantarnos pronto
para ir a sellar el paro.
 
(Poemas escritos por Cristina Morano)
 
 

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