Juan Gelman Burichson
(Buenos Aires, 1930 - Ciudad de México, 2014)
Escritor, poeta y periodista
MI BUENOS AIRES QUERIDO
Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.
Hay que atraparlos, pues también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.
Hay que atraparlos, pues también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.
Plaza de la República y su obelisco situada en el cruce de la Calle Corrientes con la Avenida 9 de Julio, fecha de la independencia argentina proclamada en 1816, tan vinculada con Borges y Gardel
OTRO MAYO
Cuando pasabas con tu otoño a cuestas,
mayo, por mi ventana,
y hacías señales con la luz
de las hojas finales…
¿Qué me querías decir, mayo?
¿Por qué eras triste o dulce en tu tristeza?
Nunca lo supe, pero siempre
había un hombre solo entre los oros de la calle.
Yo era ese niño
detrás de la ventana
cuando pasabas, mayo,
como abrigándome los ojos
y el hombre sería yo
ahora que recuerdo.
mayo, por mi ventana,
y hacías señales con la luz
de las hojas finales…
¿Qué me querías decir, mayo?
¿Por qué eras triste o dulce en tu tristeza?
Nunca lo supe, pero siempre
había un hombre solo entre los oros de la calle.
Yo era ese niño
detrás de la ventana
cuando pasabas, mayo,
como abrigándome los ojos
y el hombre sería yo
ahora que recuerdo.
Plaza de Mayo con el blanco obelisco coronado por una estatua
que representa la libertad frente a la Casa Rosada de Buenos Aires
CONFIANZAS
Se sienta a la mesa y escribe.
“Con este poema no tomarás el poder”, dice.
“Con estos versos no harás la Revolución”, dice.
“Ni con miles de versos harás la Revolución”, dice.
Y más: esos versos no han de servirle para
que peones, maestros, hacheros, vivan mejor,
coman mejor, o él mismo coma, viva mejor;
ni para enamorar a una le servirán.
No ganará plata con ellos,
no entrará al cine gratis con ellos,
no le darán ropa por ellos,
no conseguirá tabaco o vino por ellos,
ni papagayos ni bufandas ni barcos,
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos.
Si por ellos fuera, la lluvia lo mojará,
no alcanzara perdón o gracia por ellos.
“Con este poema no tomarás el poder”, dice.
“Con estos versos no harás la Revolución”, dice.
“Ni con miles de versos harás la Revolución”, dice.
Se sienta a la mesa y escribe.
“Con este poema no tomarás el poder”, dice.
“Con estos versos no harás la Revolución”, dice.
“Ni con miles de versos harás la Revolución”, dice.
Y más: esos versos no han de servirle para
que peones, maestros, hacheros, vivan mejor,
coman mejor, o él mismo coma, viva mejor;
ni para enamorar a una le servirán.
No ganará plata con ellos,
no entrará al cine gratis con ellos,
no le darán ropa por ellos,
no conseguirá tabaco o vino por ellos,
ni papagayos ni bufandas ni barcos,
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos.
Si por ellos fuera, la lluvia lo mojará,
no alcanzara perdón o gracia por ellos.
“Con este poema no tomarás el poder”, dice.
“Con estos versos no harás la Revolución”, dice.
“Ni con miles de versos harás la Revolución”, dice.
Se sienta a la mesa y escribe.
EL EXPULSADO
Me echaron del palacio:
no me importó.
Me desterraron de mi tierra:
caminé por la tierra.
Me deportaron de mi lengua:
ella me acompañó.
Me apartaste de vos
y se me pegan los huesos,
me abrasan llamas vivas:
estoy expulsado de mí.
no me importó.
Me desterraron de mi tierra:
caminé por la tierra.
Me deportaron de mi lengua:
ella me acompañó.
Me apartaste de vos
y se me pegan los huesos,
me abrasan llamas vivas:
estoy expulsado de mí.
"Tango"
(Escultura de Magdalena Lea-Plaza Calderón)
VERDADES
Cada día
me acerco más a mi esqueleto.
Se está asomando con razón.
Lo metí en buenas y en feas sin preguntarle nada,
él siempre preguntándome, sin ver
cómo era la dicha o la desdicha,
sin quejarse, sin
distancias efímeras de mí.
Ahora que otea casi
el aire alrededor,
qué pensará la clavícula rota,
joya espléndida, rodillas
que arrastré sobre piedras
entre perdones falsos, etcétera.
Esqueleto saqueado, pronto
no estorbará tu vista ninguna veleidad.
Aguantarás el universo desnudo.
me acerco más a mi esqueleto.
Se está asomando con razón.
Lo metí en buenas y en feas sin preguntarle nada,
él siempre preguntándome, sin ver
cómo era la dicha o la desdicha,
sin quejarse, sin
distancias efímeras de mí.
Ahora que otea casi
el aire alrededor,
qué pensará la clavícula rota,
joya espléndida, rodillas
que arrastré sobre piedras
entre perdones falsos, etcétera.
Esqueleto saqueado, pronto
no estorbará tu vista ninguna veleidad.
Aguantarás el universo desnudo.
(Poemas escritos por Juan Gelman)
Cementerio bonaerense de la Recoleta en el barrio del mismo nombre
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