lunes, 21 de septiembre de 2009

El mártir librepensador



GIORDANO BRUNO

Hay una gruta de escalones donde el agua se subsume
y resuella crepitando estertores líquidos que recuerdan la voz,
los gritos de los sicarios del cruel Giovanni Mocenigo,
cuyo bronco eco perdura en los ruidos del mar inundando
el sótano. En Venecia todavía están intactas y solas
las callejuelas por las que fue empujado el Nolano
hasta dar con sus huesos en aquella sombría mazmorra
submarina. La piedra gastada y cubierta de algas
en un pórtico cuyo interior regurgita a oscuras
el vacío y el horror de un hombre desalojado
que fue quemado en una hoguera por sus herejías.




Consideró el universo infinito con otras formas de vida
entregadas a dioses distintos. Conocía la Iglesia corrupta
y errabundó por Europa huyendo de ser inmolado por ella.

Creía en la pureza impoluta de la religión prejudía.
Renegó de la transusbstanciación protocolaria del pan en la carne
y la sangre en el vino. No pudo creer lo de la virginidad
de una madre aunque diese a luz un engendrado fruto divino.

Fue panteísta por la infinitud del universo que intuía
y anticlerical por los vicios de la curia de Clemente VIII.
Para él y para Arrio, la Trinidad era otra pamema del Concilio
de Nicea. Leyó códices prohibidos que contenían ideas
extemporáneas sobre mística y alquimia. Fue excomulgado
in absentia y perseguido por opinar durante toda su vida.

Un inquisidor inicuo como Conrad Tours afirmó estar dispuesto
a quemar cien inocentes si eliminaba un culpable entre ellos.
Así cayó Miguel Servet, en Ginebra, arrestado por calvinistas
(también negaba el dogma de las tres personas:
espíritu, padre e hijo).




Giordano Bruno conoció el precedente, pero arriesgó su camino
de rebelde misantrópico a la búsqueda de la prisca sapientia
o unidad de todo el conocimiento, desde la astronomía
hasta el hermetismo. Quería encontrar la armonía del mundo,
aborreciendo el freno que significaban errores y prejuicios.
Se burló de la burda nigromancia y detestó las supersticiones.

Pensó en utilizar al monarca Enrique III de la Francia
para vehicular sus teorías. No quiso ver que los poderosos
adquieren lugar ejerciendo una vil y despiadada tiranía.
Su filosofía era no hacer lo que deseaba que no le hicieran,
porque de nuestra fe no sabemos si tendrá la aprobación divina.


Mis hijos Rubén, Verónica y César junto a Giordano Bruno

Su pasión fue la quimérica traslación de imágenes literarias
a través de esas intermediarias entre el creador y sus criaturas:
las palabras. Quiso crear una Iglesia nueva encima de la podrida.
Consideró forjados por la misma esencia natural a un hombre
y a un insecto, a un santo y a una ramera. También dijo
que al cerdo seguro que le daba miedo morir por dejar de serlo,
y de ahí que implicara a Dios en la composición de las cosas
para tranquilizarnos. Buscó la verdad y la proclamó en los libros
y aulas como un volcán Etna ignívomo. Por el Tíber abajo
divisó el curvo castillo de San Ángelo, su última mazmorra.
Durante ocho años fue torturado en él de manera inclemente.


César, Verónica y Rubén frente al Castel Sant'Angelo


Conoció lo contrario en el Palazzo del campo de San Manuel, junto
a la plaza de San Marcos: vivió allí como lujoso invitado.
Pero pasó más jornadas de su vida azarosa y turbulenta
en pensiones inmundas con proscritos, indeseables, chinches y ratas.

Lo mandaron a quemar el diecinueve de febrero del mil seiscientos
en el urbano Campo de las Flores, enfrente del Teatro Pompeya,
en Roma. Sus restos fueron esparcidos al aire para evitar
que tras morir se convirtiese en lugar de peregrinación su tumba.


Estatua de Giordano Bruno
(Nola, 1548 - Roma, 1600)
en la plaza del Campo dei Fiori en Roma.
Está situada en el lugar exacto donde fue quemado vivo

3 comentarios:

  1. Magnifica entrada, monsieur. Con que belleza lo expone usted.
    Pienso que fue un grave error el de Giordano pensar que podia utilizar de algun modo a Enrique III de Francia. De entre todos los hombres, es el ultimo a quien yo me hubiera dirigido.

    Buenas noches, monsieur

    Bisous

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  2. Gracias por visitar mi desván, pues eso me permitió venir a conocerte. Es un honor que te hayas hecho seguidor de mi blog. Te agradezco el gesto. Muy interesante todo lo que aquí plasmaste, compañero. Me gustó tu rincón. Un abrazo.

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