REENCUENTRO
He vuelto a encontrarme otra vez con un viejo
pupitre oxidado. La tabla de apoyo
suelta, sin tornillos, desgastado el asiento.
Me ha reconocido, haciéndome sentir cómodo.
Hemos mantenido a solas un mudo diálogo.
Lo han situado a la intemperie, al viento,
donde los fumadores encuentran desahogo.
Viene a ser la antesala del vertedero
y me lo ha dicho triste, sumiso y cansado.
No sé cómo agradecer su acogida cálida.
Me aposento y lo acaricio con las manos.
Noto que por nosotros dos han pasado décadas
que acabarán dentro de poco por derribarnos.
No hay consuelo para quienes la vida acaba.
Monsieur, que momento tan emocionante, como reencontrarse con un viejo amigo de la infancia que ahora esta ya enfermo y cansado.
ResponderEliminarTiene usted que rescatarlo! Aun puede tener una larga vida.
Buenas noches, monsieur
Bisous
Hay que vivir y sentir, pues de morir siempre hay tiempo. Incluso esas décadas pasadas forman parte de nuestra vida, mientras seamos conscientes de ella, sólo hay que acariciarlas de tal manera que la nostalgia no nos invada en dolor sino en melancolía y anhelos que fueron; pero ahora los tenemos aquí guardados, dentro de nosotros.
ResponderEliminarSaludos Andrés, espero no cometer muchos errores en mi comentario.