martes, 8 de septiembre de 2009

Rafael Argullol, el pensador insobornable


Benidorm

EL GRAN SAQUEO

Como comprenderán fácilmente, no tengo la costumbre de leerme los informes del Parlamento Europeo ni de ningún otro Parlamento; sin embargo, a instancias de un amigo jurista, he leído un documento que les recomiendo si les gusta la literatura de terror: se trata del informe elaborado por la diputada danesa Marguete Auken sobre "el impacto de la urbanización extensiva en España en los derechos individuales de los ciudadanos europeos, el medio ambiente y la aplicación del Derecho comunitario". Es un texto de 30 páginas que se puede leer tanto como un relato espeluznante cuanto como un pequeño tratado acerca de las peores conductas en materia política y moral.

Benidorm, paradigma de la urbanización masiva del litoral


La devastación del litoral español escandaliza al Parlamento Europeo. Con el PP en Valencia o el PSOE en Andalucía, el pillaje ha sido masivo. De hecho, yo introduciría el informe de la señora Auken como lectura obligatoria en escuelas y universidades, y además, exigiría su conocimiento detallado previo a todo candidato a ocupar un cargo público. Ustedes se preguntarán por qué muestro tanto entusiasmo por ese documento redactado con la falta de gracia que caracteriza a este tipo de escritos, y la respuesta es que puede considerarse un espejo contundente que refleja, sin florituras ni hipocresías, la abyección incrustada sórdidamente en nuestra vida pública.

Los Cristianos (Sur de Tenerife)


Lo que de entrada llama más poderosamente la atención es la conspiración del silencio que rodea el asunto y que se explica por la vergonzosa alianza de los eurodiputados socialistas y populares españoles en el momento de rechazar el informe de Auken que, no obstante, fue aprobado por el Pleno del Parlamento Europeo a finales del pasado mes de marzo por 349 votos contra 110, con 114 abstenciones. Una arrolladora mayoría a la que se opusieron hasta el final populares y socialistas, tan lamentablemente estos últimos que, según informaron los periódicos al día siguiente de la votación, Michael Cashman, socialista también él y autor de un informe previo sobre el tema, acabó votando a favor de la resolución.

Vista panorámica de lo que han hecho con Almería

Leído el escrito no extraña en absoluto aquella conspiración de silencio, pues son tantos quienes quedan retratados que apenas es comprensible que un escándalo de tales dimensiones haya podido oscurecerse con permanente disimulo durante décadas. Fíjense además que, condenada España severamente por la impunidad que ha rodeado a la corrupción, tampoco con posterioridad nuestros foros parlamentarios se han hecho eco de la resolución europea y, cómplices entre sí los diversos partidos, ha continuado la alegre política de poner la cabeza bajo el ala.


Orihuela (Alicante)
Cualquiera diría que aquí fue pastor el poeta Miguel Hernández


Personalmente, la sensación más desagradable que me ha quedado tras la lectura del informe Auken es que el gran saqueo, la devastación sistemáticadel litoral español, y no sólo del litoral (una devastación que afectará a varias generaciones, las cuales señalarán a la nuestra como culpable), es algo acaecido durante la democracia y no antes, en el franquismo. Los destrozos heredados de éste se han multiplicado, en las décadas democráticas, hasta límites insoportables. La conclusión no es difícil: nuestra democracia ha sido tan débil y tan poco vigilante que ha aupado una auténtica antidemocracia que pone en cuestión, como actualmente se está comprobando, muchos de nuestros supuestos avances.


Calafell (Tarragona)

Esta idea inquietante se desarrolla exhaustivamente en el informe con una relación minuciosa de hechos igualmente inquietantes, cuyos protagonistas tienen en común la codicia, una concepción mafiosa de la política y un sentimiento de impunidad que resulta tanto más irritante por el descaro con que se manifiesta. De hacer caso a Auken, y al Pleno del Parlamento Europeo, la responsabilidad del desastre se propaga por todos los círculos del Estado español, desde el más general al más local.


Cullera (Valencia)

En este peculiar relato de terror se cita con la misma dureza a la Generalitat valenciana en manos de los populares que a la socialista Junta de Andalucía, tuteladora de diversos pillajes en Almería y sustentadora, por acción u omisión, de esa peculiar joya de la corona de la corrupción que ha sido Marbella. Al igual que sucede con todo buen relato de terror, hay también en el texto pasajes cómicos, como las trampas que diversos funcionarios tienden a las comisiones de investigación enviadas desde Bruselas, o las aireadas protestas de castizos alcaldes quejosos con la intromisión de las narices nórdicas en las suculentas recalificaciones de los terrones mediterráneos.


Marbella (Málaga)

A estas alturas, y con murallas de hormigón por todos lados, sabemos perfectamente que sólo a la sombra de políticos ventajistas ha podido tejerse la telaraña de especulación y codicia de la que ahora parecemos lamentarnos. Sin embargo, lo grave es que ya lo sabíamos. Estos años de destrucción del territorio del patrimonio han transcurrido a la vista de todos. Bastaba coger el Euromed para comprobar lo que ocurría en la costa castellonense o alicantina; bastaba atender al vértigo de los precios de las viviendas, presentado a menudo como signo de nuestro progreso colectivo, para percibir que algo nauseabundo se cocinaba a nuestro alrededor. ¿A nuestro alrededor? Con su crudeza estilística, Marguete Auken pone el dedo en la llaga al describir la corresponsabilidad de los ciudadanos en la callada aceptación del delito.


Político no identificable

Es cierto que a la cabeza del cortejo de la corrupción han marchado políticos vendidos, especuladores o avariciosos y prestamistas fraudulentos, pero ¿y tras ellos? Conchabados promotores inmobiliarios, concejales e instituciones financieras, ¿qué hacían los jueces? Según Auken, poco, y lo poco que hacían lo hacían tan lentamente que es como si no hicieran nada. La policía iba en consonancia con los jueces. Pero tampoco los otros estamentos ciudadanos ofrecieron resistencia. Los medios de comunicación han reaccionado tarde y los ciudadanos han acabado horrorizándose como consumidores más que como ciudadanos.


Puerto de la Cruz (Norte de Tenerife)

Hasta aquí el relato de terror con que la señora Auken ha descrito vivamente, con ingenuidad nórdica y con toda la razón del mundo, el gran saqueo de lo que pertenecía al futuro por parte de nuestros modernos depredadores. Casi nada más se puede añadir al cuadro trazado que, en buena medida, explica las dramáticas percepciones sobre la actual crisis económica. Aunque bien pensado, quizá sí se puede añadir algo: el gran saqueo material de todos esos años, generador de enormes fortunas y de daños irreparables, no habría sido posible si, paralelamente, no hubiéramos incurrido en el gran saqueo de las conciencias al que ahora denominamos "falta de valores", "novorriquismo" y cosas semejantes, pero que en los años opulentos, o que creíamos opulentos, estableció una férrea cadena de complicidades entre estafadores y futuros estafados, vinculados unos con otros por el sueño del dinero -sueño, luego, pesadilla para las víctimas- y por la confusión entre bienestar y beneficio. Gracias, señora Auken.

(Tribuna de Rafael Argullol publicada en "El País" el 12 de mayo de 2009)

Rafael Argullol
(Barcelona, 1949)

3 comentarios:

  1. Si señor, se han pasado muchisimo. Aqui todo el mundo ha hecho su agosto construyendo en cualquier parte y de cualquier manera, y da pena y vergüenza mirar nuestras costas y ver cómo han quedado lugares que deberian estar tan protegidos.

    Qué ojo he tenido con eso del periodismo, monsieur. Aun lo lleva usted muy prendido a la piel.

    Feliz martes

    Bisous

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  2. Muy bueno el post, de otra manera no me hubiese enterado de ese escrito.

    Es increíble como el dinero nos corrompe y nos hace egoistas. Es increíble cómo cada día te das cuenta de que la política es un negocio y no unas ideas y es increíble ver que los españoles nunca nos quejamos de nada absolutamente....por lo que pensar que "tenemos lo que nos merecemos" es lo más acertado.

    Creo que de esto tenemos la culpa todos en mayor o menor medida, pero todos al completo.

    Me despido con una sabia frase que escuché en boca alguien y que me pareció de lo más acertada...."el dinero no te cambia, te demuestra tal y como eres".

    Un saludo y lo dicho, gran artículo.

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  3. Lo primero que he de hacer es entonar el mea culpa (“lo grave es que lo sabíamos”). No tengo ninguna escusa para poner el oído ante tamaño atropello y no levantar mi voz. No sólo en la zona de la costa mediterránea, a la que hace décadas procuro no acudir (tras disfrutar de unos maravillosos veranos durante la infancia/ adolescencia), sino también en lugares como la sierra madrileña, donde habito.

    Tras esto, me quito el sombrero ante el artículo de Argullol (con el que, hace muchos años, tuve ocasión de compartir mesa). Es una denuncia justificada y ajustada a la realidad, justa y clara y, por supuesto, muy bien escrita, que provoca mi sonrojo como miembro de esta aparente democracia.

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