LAS NIÑAS CON LAS NIÑAS
David Torres
Hace poco se quejaba una escritora, de cuyo nombre no quiero acordarme, de la enorme situación de injusticia en que viven las mujeres escritoras españolas. Y lo decía en un país en que la inmensa mayoría de los lectores son lectoras, más de la mitad de las editoriales están dirigidas por mujeres y la práctica totalidad de los agentes literarios son féminas. Pero el machismo, como el complejo del tío Tom, está anclado en lo más profundo del subconsciente, más allá de la dotación cromosómica.
Sin embargo, por fin alguien le ha echado valor y ha considerado la condición femenina como una minusvalía, una discapacidad. Según el Ministerio de Cultura, para ponerse al frente de una cámara de cine el hecho de ser mujer es más o menos similar a padecer el síndrome de Down. Hay que ayudarlas, pobrecillas, habrán dicho en el Ministerio después de ver la última película de Isabel Coixet. Es una suerte que al frente de la cosa ésta de la cultura se encuentre una mujer porque, si no, podría haberse malinterpretado el asunto.
Por lo visto, hay gente que siempre está mirando la bragueta para ver si va a leer un libro o ver una película. Yo no, de verdad. "Fuego" de Deepa Metha o "Días extraños" de Kathryn Bigelow me parecen filmes tan extraordinarios que no tengo que darles un empujoncito añadido sólo porque sus artífices gasten útero. Soy uno de esos tipos raros que no considero los libros de Connie Willis o Angela Vallvey literatura para mujeres, y los leo sin necesidad de practicar un cambio de sexo mental. La precursora fue Mary Shelley, que escogió un trozo de carne con pene para hacer el experimento del doctor Frankenstein, igual que Dios con Adán.
La nueva Ley de Cine (qué enorme imbecilidad, ¡una ley de cine!) constata lo que muchos sospechábamos: que González-Sinde, Bibiana Aído, Carme Chacón, Elena Salgado y unas cuantas más, no están ahí por mor de su capacidad intelectual, sino simple y llanamente porque son mujeres. Había que cubrir una cuota y ellas estaban disponibles. Cierto es que, viendo a Zapatero, Moratinos, Corbacho y casi todos los demás, lo único malo es que no hubiera otra cuota para robots de cocina.
Ángeles González-Sinde
Ministra de Cultura por la gracia de dos: Zapatero y las cuotas
La estupidez esencial de la discriminación positiva se observa apenas uno rasca en el asunto éste de los sexos y cae en la cuenta de que el director de cine que solicita una ayuda al Ministerio podría ser homosexual. ¿Cómo lo catalogará entonces la ministra? ¿Como mujer, como hombre, o dictará una ley salomónica? Que le den a Pedro Zerolo un ministerio ya.
(Columna publicada en "el Mundo" el viernes 25 de septiembre de 2009)
David Torres
(Madrid, 1966)
Cada vez que escribe lo borda
Si que lo borda, si.
ResponderEliminarMis felicitaciones por el post que nos acercas.
Cálido abrazo
Pues... según tengo entendido el ministerio para Zerolo esta al caer. Posiblemente antes de primavera.
ResponderEliminarJohn W.
personalmente no veo en absoluto la injusticia en la que viven las escritoras españolas. No lo noto por ninguna parte, al contrario, ya ve.
ResponderEliminarLa autentica injusticia es que sigan tratando a las mujeres como si fueran disminuidas psiquicas que necesitaran toda clase de subvenciones y empujoncitos para poder competir con los hombres en cualquier actividad que se nos ocurra. Es que ya esta bien. No hay actitud mas machista, humillante y despectiva que esa. Me revienta el higado.
Es que cuando me tocan esa fibra............
Aaaaagggggggg! Me sale la mosquetera.
Feliz comienzo de semana, monsieur
Bisous