Nerón Claudio César Augusto Germánico
(Anzio, 15 de diciembre del 37 - Roma, 9 de junio del 68)
NERÓN VIVE TODAVÍA
En una ocasión el emperador artista de la estirpe Julia, descendiente mitológico de Eneas, fugitivo de Troya y fundador virgiliano de la estirpe latina, fue a visitar a su tía Domicia, que yacía enferma. Ella le acarició la barba con cariño y le dijo que cuando la viera caer, desearía morirse, a lo que él respondió que se afeitaría de inmediato. En efecto, conminó a sus médicos para que la envenenaran y se apoderó sin escrúpulos de sus propiedades y dinero. Magnífico ejemplo de sobrino que respeta a sus antepasados. Violencia de género arcaica. Espíritu maligno que sobrevive en nuestros días.
"Nerón en Jerusalén"
Óleo del pintor Henryk Siemiradzki
(Polonia, 1843 - 1902)
Nerón era un cobarde que en lugar de conducir soldados prefería rodearse de aduladores. Cuando Julio Víndex se le rebeló en una provincia de las Galias, la Lugdunense, no hizo nada frente a la sarta de improperios obscenos y edictos insultantes con que el gobernador lo desafiaba. Alegó padecer una infección de garganta y solicitó al Senado que se vengara en lugar suyo.
"Los remordimientos de Nerón tras la muerte de su madre"
Cuadro de John William Waterhouse(Roma, 1849 - Londres, 1917)
Se creyó Apolo, deidad del sol asimilada al dios Mitra zoroastriano. Amañó con sobornos cuantos juegos organizó, además de los certámenes en que participara. Tocó la cítara, cantó con voz destemplada, compuso versos que otros poetas serviles perfeccionaban, actuó en tragedias donde pretendió justificar el asesinato de su madre, el de su esposa embarazada —que fuera una antigua ramera: la desvergonzada Popea Sabina—, y el de su antecesor en el trono, el tartamudo, jorobado y cojitranco Claudio. No se sabe con certeza si prendió fuego a la ciudad eterna, pero sí que no estaba allí por si acaso se chamuscara. Corrió en auxilio de Roma bien pronto, tal vez por la impaciencia de transformar urbanísticamente la ciudad a la que pretendió cambiar el nombre por el suyo propio. Nerópolis se habría quedado bautizada a partir de entonces para satisfacer uno más de sus caprichos.
Busto de Nerón adolescente en el Anticuario del Palatino en Roma Humilló, violándolo, a su hermanastro Británico, para después asesinarlo. Se casó con un liberto llamado Esporo, que en griego significa "semen", y en un acto de burla surrealista ordenó que previamente lo castraran. Al final de sus días se casó con otro esclavo liberado, un tal Doríforo, cuyo significado es "portador de una lanza" (casual e irónica alusión al falo), y en la ceremonia nupcial se abrigó con pieles de bestias gimiendo y chillando como una gata malherida mientras el novio lo sodomizaba.
Busto realista de Nerón (Museos de la Piazza dei Campidoglio)
De joven le gustaba imitar a Calígula saliendo por las noches en busca de lupanares y tabernas por los bajos fondos de Roma. Su diversión favorita consistía en violar jovenzuelos y doncellas en compañía de una nutrida guardia de camaradas. La guinda de sus placeres, lo que de verdad le ponía excitado era cubrir con una manta a cualquier ciudadano respetable para, a continuación, zurrarle una tunda de golpes con palos, jabalinas y espadas. Ordenó a su maestro Séneca suicidarse, pero él no fue capaz de hacerlo cuando le tocó el turno. Apenas probó la punta de su propio puñal, lo retiró del cuello diciendo que su momento no había llegado. Tuvieron que ser unos legionarios los que apretaran después la herida hasta desangrarlo. Su cadáver se incineró y las cenizas fueron colocadas en un sarcófago de mármol rojo. Fue el primer emperador guardado en una vasija de pórfido. Se supone que lo enterraron junto a un olivo, según unos; o una encina, según otros; que estaría en lo que hoy es la explanada de la Piazza dei Popolo, lugar de donde parten las manifestaciones de protesta política actuales. Vivió treinta años y seis meses, pero su espíritu maléfico aún perdura.
Sestercio neroniano del año 65 d. C.
Celebró el banquete más fastuoso de la Historia a bordo de una embarcación sobre el lago de Agripa en la capital del Imperio. Tigelino estaba al cargo de los placeres gastronómicos y sensuales que incluían meretrices en las orillas y prostitutos sobre la balsa, alrededor de los comensales. Mujeres de alto rango fueron obligadas a fornicar con esclavos, hecho intolerable para algunos padres nobles que se opusieron y enfrentaron a los licenciosos depravados. Por esas disputas se escucharon aquella noche gritos de placer y dolor aunados. Hubo esperma y sangre, muerte y amor mercenario, como en una apocalíptica orgía nocturna de esos cefalópodos que conocemos por calamares.
Busto de Nerón exhibido en la gliptoteca de Múnich
Nerón dilapidaba el tesoro público romano organizando luchas de gladiadores y fieras que se prolongaban durante varias semanas. A los cristianos, a quienes acusó del incendio de Roma ocurrido en el año 64 a. C., ordenó capturarlos y convertirlos en antorchas humanas para que iluminaran de noche el paseo que bordeaba los jardines de su Domus Áurea. Los seguidores de la secta de Jesucristo habían prendido fuego a Roma por considerar que un lugar tan corrompido era un claro indicio del fin del mundo y aquella Babilonia de perdición merecía una hecatombe.
"Las antorchas de Nerón"
Pintura de Henryk Siemiradzki
Nerón, que había sido un niño mimado por su madre Agripina hasta el punto de que, según se cree, mantuvieron relaciones incestuosas, también se pirraba por participar en carreras de cuadrigas en las que los rivales le permitían que ganase. Otra de sus megalomanías consitió en hacer bordar las letras de sus poemas con oro y estuvo obsesionado con la relajada vida voluptuosa de villas napolitanas como Puteoli, Pompeya y Herculano.
"Nerón tocando la lira"
Joya labrada en amatista
(Siglo I d. C.)
Dicen los historiadores que ansiaba convertir a toda Roma en su casa y ser considerado un ciudadano igual entre sus coetáneos, burdo pretexto para apoderarse de los mejores terrenos de la ciudad para sí y sus libertinos acompañantes. Nos cuentan que era filohelénico y adoraba la cultura griega, pero no nos explican por qué él o sus huestes robaron los tesoros de los templos sagrados de Olimpia, Delfos, Atenas y Pérgamo, sin mostrar fe ni temor a las divinidades. ¿No será que en lugar de ir para admirar, acudió hasta allí para ser venerado? ¿No será que se creía una estrella por el aparatoso despliegue de sus facultades histriónicas? ¿Cabe mayor narcisismo y necedad? ¿Es posible más endiosada soberbia? ¿Subsisten ejemplos de tamaña vanidad en nuestro mundo? Pues sí. De tener el poder omnímodo neroniano obrarían como él, o peor, muchas más personas de las que no lo imaginamos más que por asomo. Su última frase para la posteridad lo resumiría todo: "Qualis artifex pereo!", o lo que es lo mismo: "¡Qué gran artista muere conmigo!"
Peter Ustinov interpretando a Nerón en la película "Quo vadis" (1951)
Oh, ya lo creo que sí, monsieur, ya lo creo!
ResponderEliminarSi no hay mas individuos como él es por falta de ocasion, simplemente.
Era un tipo ideal, tanto como gobernante y como pariente, no cree? Pero imaginemos en su lugar a unos cuantos que conocemos.
Feliz tarde, monsieur
Bisous
la historia es como biene con lo malo y lo bueno, lo grotesco lo mundano, es historia es pasado, aunque en la actualidad haiga gente an tan ruin tan cobarde tan repulsivos, tan enfermos que quizas solo sea un pasado que regresa una y otra vez,
ResponderEliminarun abrazote amigo, muaxkkkk
Espeluznante retrato de un monstruo. Una de las cosas que mas repugna es esa mezcla de maldad y cobardia. Algun autor sostiene que tuvo gestos de buen gobernante, pero en fin, no me he animado aun a leerlos. Tu referencia al incendio de Roma me ha hecho recordar un post que escribi al respecto (perdona, pero me fallan los acentos) y como veo que te has tomado muy en serio el hurgar por mi blog, por si te apetece leerlo te pongo el enlace aqui.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
http://mujeresderoma.blogspot.com/2009/07/la-noche-esta-llena-de-peligros.html
Buen estudio de una figura llena de maldad por los cuatro costados.
ResponderEliminarUn saludo.