sábado, 5 de julio de 2014

Él nos enseñó lo cara que es la libertad y la victoria

 
Escultura en bronce de Espartaco
(1847)
Denis Foyatier
(Bussières, 1793 - París, 1863)
(Palacio de Bellas Artes de la ciudad de Lille)
 
SPARTACUS
 
(ANNUS DCLXXXII
AB URBE CONDITA)
 
Me convertirán en un mito.
Seré un héroe legendario.
Los romanos me consideran su esclavo,
una herramienta con brazos que habla.
Se equivocan. Soy hijo de la nobleza tracia,
serví de jinete auxiliar con Sila el sanguinario.
 
Mejor es luchar por la libertad
que ofreciendo espectáculo,
al igual que es preferible morir
a hierro que por el hambre.
Derroté al confiado Cayo Claudio Glabro
en una brillante escaramuza nocturna.
La noche es la aliada de mis hados.
 
Publio Varinio vino a vengar
la humillación del Vesubio
y trató de atraparme
dividiendo en tres grupos sus hombres.
Peor para él, porque los fui destruyendo
de uno en uno.
 
 
El cráter del Vesubio (1.281 metros de altura) donde Espartaco junto 73 compañeros se escondía y bajaba para dedicarse al pillaje tras huir de la escuela de gladiadores de Léntulo Batiato en la ciudad de Capua. Tenía entonces un solo cono y le faltaban 152 años para que erupcionara y destruyera Pompeya, Herculano y Estabia
 
Recorrí toda la Campania
devastando Nola y Nuceria.
Provoqué el terror servilis
al tiempo que los trabajadores
y los delincuentes se unían a mi causa.
 
Tuve setenta mil soldados a mis órdenes
dedicados al crimen, el robo,
la profanación y el estupro.
No hicimos de libertadores:
nos convertimos en lo mismo
que combatíamos: el oprobio
de la explotación, el abuso de la fuerza,
la imposición de los vencedores.
Ésa es la ley de Roma con los vencidos.
 
Ganado, oro y mujeres
son nuestras metas: la obsesión
de los rebeldes que me siguen.
En las granjas de Foro Annio
dimos rienda suelta
a todas las atrocidades posibles.
 
 
Mosaico representando una lucha de gladiadores en la arena
 
La venganza nos convirtió
en una piara de violadores y asesinos.
Mi táctica militar se fundamenta
en trampas, emboscadas y ataques rápidos.
Sé que no puedo enfrentarme a campo
abierto contra las legiones.
 
El gran problema
que me asalta cada noche
es cómo alimentar
esta cantidad de bocas.
A cruzar los Alpes para regresar
a sus tierras se negaron.
Prefieren continuar asolando
a los descendientes de Troya.
 
Busqué otra salida en Regium
con los piratas de Pyrganio
pero en cuanto recibió en adelanto las joyas
nos dejó abandonados en la costa.
Intenté construir balsas con palos y tinajas.
Todo lo que boté al mar Tirreno se hundió.
 
 
Fotograma de una serie televisiva con el actor Liam McIntyre en el papel de Espartaco tras la muerte de Andy Whitfield que lo encarnaba en los primeros episodios. Dioniso era el dios protector del personaje histórico
 
Perdí en la primera batalla al valeroso Enómao
y el celta Criso con veinte mil hombres
halló la perdición luchando contra el cónsul
Lucio Gelio en el monte Gargano.
Por eso a trescientos romanos
hice combatir en su honor
como si fueran gladiadores.
Hemos caído en el mismo bando.
 
Una noche de viento y nieve
rompí el cerco que tendió Licinio Craso
en la cresta de Melia para acorralarme.
Ahora el cónsul Marco Licinio Lúculo
viene a por mí desde Brundisium
y Pompeyo el Magno desciende del Lacio.
 
No queda otra salida
que pelear a la desesperada
en un combate sin cuartel
con el que planeo matar a Craso.
 
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
 
 
Kirk Douglas
(Nueva York, 1916)
Este vigoroso actor inmortalizó al luchador tracio en una película dirigida por Stanley Kubrick que no respetó la verdadera historia. Por ejemplo, Espartaco no fue crucificado: sus restos mortales se perdieron en la batalla de Lucania y nunca se encontraron. Los fugitivos que huyeron del combate esperaron su regreso infructuosamente. Craso, por su parte, ordenó crucificar a 6.000 esclavos derrotados en el tramo de la Vía Apia entre Capua y Roma como escarmiento

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