domingo, 6 de diciembre de 2015

Sucesos que pasan aunque aparentan lo contrario

 
Se trata de una comedia que transmite ironía y serenidad
 
EL ABUELO QUE SALTÓ
POR LA VENTANA Y SE LARGÓ
(2013)
 
Desde “Forrest Gump” (Robert Zemeckis, 1994) no había visto nada parecido en calidad. Un anciano centenario huye del geriátrico en el que está recluido el mismo día de su fiesta de cumpleaños. A partir de ahí le irán ocurriendo cosas reales que cuando las cuenta suenan a disparates. En su pasado, por casualidades del azar que gusta de jugar a los dados, fue una persona con un historial sorprendente. Llegó a participar en el “Proyecto Manhattan” para fabricar la bomba atómica, le salvó la vida a Franco en la Guerra Civil española, disfrutó una fiesta etílica con Stalin y llegó a bailar con él en el Kremlin, participó en la construcción de rascacielos en Nueva York, se entrevistó con el presidente Harry S. Truman en la misma fecha que murió Franklin Delano Roosevelt, estuvo en el Mayo del 68 parisino, hizo labores de doble espionaje en Budapest, paseó junto a Ronald Reagan en la Casa Blanca y terminó como un turista millonario en la exótica isla de Bali.
 
 
Estando en un gulag siberiano, al que fue confinado por orden de Stalin (que se enfadó por insinuarle que bailar era mejor para las mujeres), el protagonista conoce al hermano gemelo idiota de Einstein
 
Por momentos la película logra hacernos sonreír al mirar retrospectivamente episodios de la historia del siglo XX que fueron graves en su momento y hoy ya no tienen peso ninguno ni valen para nada. Quiero decir que ya no forman parte de las fuerzas ideológicas que mueven el mundo. Las cosas suceden tal como lo hacen y es inútil mortificarse pensándolas. El film deja fuera algunas peripecias de la novela de Jonas Jonasson en la que se basa como, por ejemplo, el viaje en barco del protagonista con una esposa del líder chino Mao-Tsé-Tung. No obstante, los guionistas Hans Ingernasson y Felix Horngren hicieron una magnífica adaptación cinematográfica. Este último, además, dirigió la cámara con mano sabia. Robert Gustafsson hace el mejor papel de su vida como Allan Karlsson dotando a su personaje de una credibilidad absoluta.


(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
En la película prácticamente nada es lo que parece

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