Una hora y veinte minutos de terror urbano
SWEET HOME
(DULCE HOGAR)
(2015)
Por fin una gran película
española. Una obra maestra de la dirección cinematográfica. Ni Hitchcock la
hubiera hecho mejor. El director, Rafael Martínez, es un prodigio. Cada plano
destila un amor profundo al séptimo arte y toneladas de películas como bagaje
o, al menos, unas cuantas escogidas y muy bien asimiladas.
Oriol Tarrida borda el papel de asesino profesional
Una joven llamada Alicia ve la
oportunidad en un edificio semivacío para hacerle un regalo de cumpleaños a su
novio Simon. En él sólo vive un anciano que no quiere irse. Unos sicarios
contratados por una inmobiliaria se encargarán de que vivir allí no les resulte
nada atractivo.
Ingrid García Jonsson
(Skellefteå, Suecia, 1991)
Su naturalidad expresiva es alucinante
Hay que reconocer que lo peor del
largometraje es el final. Puesto que acaba en una cloaca, se echan de menos las
consabidas ratas. Total, ya que usaron cucarachas al inicio, hubiera sido un
buen broche para cerrar la obra de manera circular. Volvemos a estar frente a
un filme en el que todo el terror lo cometen seres humanos perversos de carne y
hueso. Nada de zombies, virus mutantes, espíritus malignos ni presencias
paranormales.
Bruno Sevilla (Almería, 1985) e Ingrid García Jonsson
Ingrid García Jonsson se revela
como una actriz cuyo atractivo físico no desmerece en nada sus capacidades
dramáticas, pues ambas resplandecen a la misma altura. La fotografía de Antonio
J. García es perfecta. La música de Ginés Carrión no podía ser más apropiada. El guion escrito por el propio director junto con Teresa
de Rosendo y Ángel Agudo no deja resquicios a incoherencia alguna. Oriol Tarrida
encarna a un asesino profesional implacable en la línea del Jason de “Viernes
13” o el Michael Myers de “Halloween”. Bruno Sevilla se mete en la piel de un
novio creíble con los aires de adultescente que requería el personaje.
Bruno Sevilla, Ingrid García Jonsson y Rafa Martínez
En definitiva, una gran película
rodada en Barcelona como para insuflar ánimos a los cineadictos que habían
perdido la fe en el cine joven, y más aun en el realizado en España.
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
El debut de Rafa Martínez como director
es a la vez su bautismo como genio
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