Una película que mantiene viva la llama del buen cine
BAD TURN WORSE
(2013)
Los directores de este trabajo,
los hermanos Simon y Zeke Hawkins, están tocados por un halo poético en el
manejo de la cámara. Han creado un homenaje al cine negro con un buen guion que
hubiera devenido en otra cinta más de acción si no fuera por la delicadeza y
el sentimiento con que está filmada. Nada más comenzar, vemos una carretera de
noche sobre la que avanza un automóvil. Es el ansia de libertad del sueño
americano en su lado más oscuro. Pronto entenderemos que sin dinero los ideales
no pueden materializarse, que la sociedad funciona con gánsteres corruptos y policías
cómplices, o que para cristalizar los ideales, si el dinero no aparece, hay que
robarlo.
Jonathan Francis Gries
(Glendale, California, 1957)
Es imposible actuar mejor que como lo hizo
El título del filme se justifica porque cada decisión que toman empeora la anterior. Como la vida misma, cruel con los pobres trabajadores del algodón, abusiva con la descualificada mano de obra del precariado. Quien ansíe desclasarse se va a topar con la posibilidad cierta de que su novia se irá con otro estudiante universitario rico, ambicioso y con un buen automóvil. Por otra parte, nuestros jóvenes protagonistas no andan sobrados de discernimiento. El más despierto descubre que su pareja se la está jugando con su mejor amigo. Con este elemento perturbador añadido, la trama mantiene viva la atención del espectador mientras los actores encarnan sus papeles como si hubieran nacido para ellos.
Logan Huffman
(Indianápolis, Indiana, 1989)
Un actor con unas cualidades interpretativas alucinantes
Si a Dutch Southern debemos la interesante historia que se nos cuenta y a Jonathan Keevil la música coherente con el desarrollo de la acción, qué decir de la fotografía con tintes sombríos de Jeff Bierman, absolutamente apropiada. En el trasfondo se perciben unos Estados Unidos en declive, el “american dream” marchito. Están los amplios espacios polvorientos, las furgonetas, la industria algodonera, un taller mecánico, pero no hay fe en el futuro ni en la ideología del trabajo perseverante. Sólo latrocinio, mentiras, lavado de dinero negro, superficialidad hedonista y escapismo. Si hubiera que destacar a un actor, ése sería Mark Pellegrino en el papel de Giff, un subalterno de la mafia. Dota de rasgos paranoides a un matón implacable.
Mark Ross Pellegrino
(Los Ángeles, California, 1965)
Un actor enorme, versátil, dominante y consumado
Un actor enorme, versátil, dominante y consumado
En segundo lugar, Logan
Huffman consigue hacer poliédrico su personaje de pícaro delincuente que se
está iniciando en el mundo del hampa. Jeremy Allen White, por su parte, nos
hace simpatizar con el joven corto de entendederas que representa. Mackenzie
Davies lo tenía realmente difícil para salir airosa en su rol de mujer dividida
entre dos pretendientes, uno al que teme y otro al que ama. Hay momentos en los
que parece insulsa y otros en los que transmite credibilidad en el sufrimiento,
por lo que su actuación es irregular. Jon Gries da vida al sheriff Shep, un tipejo
que se deja comprar por una comisión del 10% en los delitos para poder pagar la
manutención de su ex tras un divorcio por culpa de un lío de faldas del que se
ha arrepentido. En los pocos minutos que actúa nos deja boquiabiertos por lo
bien que interpreta a un representante de la ley enrevesado, indolente y podrido.
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
Mackenzie Davies
(Vancouver, 1987)
&
Jeremy Allen White
(Nueva York, 1991)
Interpretaron a la pareja formada por Sue y Bobby intensificando el tono trágico de este largometraje con 91 minutos de duración
(Vancouver, 1987)
&
Jeremy Allen White
(Nueva York, 1991)
Interpretaron a la pareja formada por Sue y Bobby intensificando el tono trágico de este largometraje con 91 minutos de duración
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