La banda sonora de esta peculiar película fue compuesta por
Maurice-Alexis Jarre
(Lyon, 1924 - 2009, Los Ángeles)
THE LIFE
AND TIMES
OF JUDGE ROY BEAN
(EL JUEZ DE LA HORCA)
(1972)
Un extraño western basado en la
vida real de un personaje curioso, Roy Bean, quien se autonombró juez en un
remoto paraje de Texas perdido en el desierto de Chihuahua. John Milius
escribió el guion y pretendía dirigirlo, pero los productores prefirieron
comprárselo para que lo filmara un veterano John Huston que ya contaba con
sesenta y seis años de edad. No sé si la vejez explica que sea un film
irregular, lo que sí está claro es que contiene momentos al más puro estilo del
genial director.
Paul Leonard Newman
(Shaker Heights, Ohio, 1925 - 2008, Westport, Connecticut)
El papel del juez Roy Bean iba a ser en principio para Lee Marvin,
pero Paul Newman leyó el guion y se entusiasmó por interpretarlo
El inicio es uno de ellos, cuando
a Roy Bean (Paul Newman) lo ponen boca abajo para sacarle todo el dinero en una
taberna. Secuencia simbólica de lo que en el fondo ocurre en cualquier cabaret.
Digamos que John Huston se caracteriza por no tener pelos en la lengua. Le
encanta mostrar la crudeza de la vida real. Él mismo arriesgó la suya en
rodajes como “La reina de África” (1951), exponiéndose a penosas carencias y
enfermedades. “El tesoro de Sierra madre” (1948) es el paradigma de su realismo
desnudo y un clásico en toda regla. Un tesoro de la historia del cine.
Anthony Perkins
(Nueva York, 1932 - 1992, Hollywood)
Hace una breve aparición sin más relevancia que la de su carisma
Al oeste del río Pecos solamente
vivían rufianes, bandidos y serpientes de cascabel. Roy Bean llegará para
impartir justicia, sin tener ni idea de leyes, armado con un revólver, una
Biblia, jugando al póker y bebiendo cerveza. Personifica el mito americano del
hombre hecho a sí mismo, pero también el de un truhán que quiere hacerse pasar
por lo que no es. Lo excitante viene a ser el horizonte de libertad que se abre
ante su mirada, como también lo será el irrefrenable individualismo que lo
motiva y constituye.
Walter Stacy Keach
(Savannah, Georgia, 1941)
La escena que protagoniza fugazmente resulta inolvidable
El precio a pagar consistirá en
tener que vérsela con forajidos fuera de la ley. El peor de ellos, un fantasmal
“Bad Bob” interpretado por Stacey Keach en una aparición inolvidable. Vestido
de negro y con una larga cabellera blanca, le confiere a la trama un cariz
onírico, creativo y espectral, cumpliendo el cometido de una digresión
extravagante. Y como en toda película del salvaje Oeste que se precie,
contemplaremos venganzas, muertes a balazos, defensa de la propiedad privada
con tiros de rifle, fallecimientos trágicos, vaqueros galopando sobre sus
caballos, disparos festivos al aire y cortesanas de salón para los viajeros de
paso.
Roddy McDowall
(Londres, 1928 - 1998, Los Ángeles)
Triunfó en el cine siendo un niño y no se malogró de adulto
El propio John Huston hará una breve aparición excavando un hoyo y arreglando la rueda de un carromato. Cubierto con pieles de cabra casi no se le reconoce. Quería atestiguar el cambio de la vida nómada de los antiguos comerciantes que pasó a convertirse en la sedentaria de los obreros en los pozos petrolíferos tejanos. Su misma biografía, que abarca casi todo el siglo XX, fue testigo de lo que nos narra.
John Marcellus Huston
(Nevada, Missouri, 1906 - 1987, Rhode Island, New England)
Un hombre polifacético que fue un gran aventurero y creador
Es tan naturalista y atento al detalle que nos cuenta el modo en que tal vez Roy Bean no pudo ver nunca actuar a su idolatrada actriz Lillie Langtry (Ava Gardner). Cuando llegó al teatro se habían agotado las entradas y, tras intentar sobornar a un portero, éste le invita a entrar por la parte de atrás, donde lo golpean y le roban la cartera, dejándolo inconsciente y tendido junto a unos cubos de basura. Puro John Huston. Mayor realismo sucio es imposible.
Victoria Principal
(Fukuoka, Japón, 1950)
Actuó muy bien para ser la joven promesa que era entonces
Causa un poco de tristeza y la
emoción de estar presenciando lo irrepetible ver a un joven Anthony Perkins en
el papel del reverendo La Salle o a Roddy McDowall haciendo de hombre de
negocios y alcalde con el nombre de Frank Gass, sabiendo que ambos están
muertos, el primero por una neumonía a consecuencia del SIDA y el segundo por culpa
de un cáncer de pulmón. Perkins mantuvo durante el rodaje un romance con una
joven Victoria Principal que debutaba interpretando a la mexicana María Elena,
mujer que fallecería en la ficción al dar a luz una hija concebida con el juez Roy
Bean.
Bruno
(White Lake, Wisconsin, 1962 - 1981, Acton, California)
Este oso fue una estrella de televisión con el nombre de "Gentle Ben"
Ava Gardner aparece en el colofón
ofreciéndonos una aparición estelar. A sus casi cincuenta años aún no cumplidos
conservaba la belleza que la hizo inmortal. Cuando la cámara enfoca sus ojos
nos damos cuenta de que hay personas nacidas para ser estrellas por derecho natural.
Habría que agradecerle que hiciera el papel sobria, algo que sin duda debió de costarle
mucho trabajo. Del resto de personajes destacan Ned Beatty en el rol de Tector
Crites, una especie de ayudante del juez, y la increíblemente hermosa
Jacqueline Bisset encarnando a la hija adulta de Roy Bean.
Mención especial merece Bruno, el borrachín oso negro americano que interviene gracias a que se le habían arrancado las uñas y los dientes con antelación. Se interpreta a sí mismo, puesto que el verdadero Roy Bean tenía un ejemplar en una jaula, quizá para amedrentar a los bandidos que se le acercaban y a los que impartía justicia a su manera de entenderla, es decir, particularmente beneficiándose.
Ava Lavinia Gardner
(Brogden, Carolina del Norte, 1922 - 1990, Westminster, Londres)
Se metió en la piel de la actriz Lillie Langtry emulando su hermosura
Mención especial merece Bruno, el borrachín oso negro americano que interviene gracias a que se le habían arrancado las uñas y los dientes con antelación. Se interpreta a sí mismo, puesto que el verdadero Roy Bean tenía un ejemplar en una jaula, quizá para amedrentar a los bandidos que se le acercaban y a los que impartía justicia a su manera de entenderla, es decir, particularmente beneficiándose.
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
Siempre vale la pena volver a ver un trabajo de John Huston
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