viernes, 26 de febrero de 2016

It's funny to see how they try to entertain us


 
El metraje dura 103 minutos
 
PESADILLAS
(GOOSEBUMPS)
(2015)
 
Comedia de terror concebida para un público infantil que protagonizan dos jóvenes adolescentes, Dylan Minnette y Odeya Rush. Un pueblo de ensueño (Greendale), casas idílicas, coches nuevos, personajes topicalizados, actores que gestualizan de manera próxima a la caricatura, un juguete maligno encarnado en la figura de un muñeco, fotografía nítida, dirección altamente cualificada de las cámaras a cargo de Rob Letterman, pequeños sustos dosificados, persecuciones desesperadas, embrollos sin aparente solución, en resumen, una sobredosis de entretenimiento como si de una medicación por receta se tratara.
 
 
Dylan Minnette
(Evansville, Indiana, 1996)
Tan guapo como si fuera una mezcla de Paul Newman y Tom Cruise
 
El código no escrito para este tipo de celuloide exige un protagonista de aspecto quinceañero y muy atractivo que se desenvuelva en ambientes de intriga tras una pista que permita resolver un misterio. El protagonista, Zach Cooper, no estará solo en el empeño. Le acompañará un amigo llamado Champ (Ryan Lee) en esta serie de aventuras. La chica de la que se enamore, Hannah, no podía faltar. De hecho, será decisiva su presencia para que la película tenga un buen final.
 
 
Odeya Rush
(Haifa, Israel, 1997)
Increíble la hermosura que posee, especialmente en los ojos
 
Resultan magníficos los efectos especiales por ordenador en los que un libro explota y de sus letras, que se diluyen como si fueran gotas de mercurio, surge una especie de Yeti u hombre de las nieves que supondrá la primera gran sorpresa y el primer villano a esquivar. Como homenaje al poder evocador de la lectura, me parece conmovedor que los personajes de un libro cobren vida, y todo gracias a una máquina de escribir hechizada. Para colmo, el Yeti en cuestión se parece mucho a “Copito de nieve”, el añorado gorila del zoológico de Barcelona.
 
 
Odeya Rush, Ryan Lee, Dylan Minnette y Jack Black gritando de pavor
 
En este tipo de films se sabe que debe haber un desenlace feliz y que quienes lo protagonizan no van a morir, aspecto que resta un poco de emoción al espectáculo, por cuanto todo resulta en una mera escenificación de situaciones en las que de antemano suponemos que no va a suceder nada trágico, salvo que el espectador sea un niño y realmente tema por la integridad de su héroe y su heroína.
 
 
El malo malísimo de la trama no es nada más que un títere
 
Las creaciones fantásticas del escritor Robert Lawrence Stine (Jack Black) cobran vida y ponen en apuros a unos jovencitos y a su propio creador. Unos gnomos enloquecidos, el mencionado gorila blanco, un coche poseído, plantas carnívoras, incendios que brotan, perros que se transforman en monstruos, un ser invisible, zombies, un insecto gigantesco similar a una “mantis religiosa”, una momia, un licántropo, moscas voladoras que explotan, un payaso diabólico, aliens con poderes para congelar a las personas, robots que lanzan rayos láser por los ojos, un chamán loco, una masa viscosa de color rosado que lo envuelve todo, un verdugo con un hacha, una gigantesca rueda de noria fuera de control, la marioneta de un ventrílocuo que se enfada si la llaman “muñeco”, todas estas creaciones terroríficas irán haciendo de obstáculos en una subespecie de odisea homérica concebida por los guionistas Carl Ellsworth, Darren Lemke y Larry Karaszewski que se basaron en una obra de R. L. Stine.
 
 
Jack Black
(Santa Mónica, California, 1969)
Interpreta de maravilla al escritor de novelas de terror R. L. Stine
 
El orden de la civilización se verá alterado por una procesión incesante de criaturas que lo rompen, obligando a que las preocupadas autoridades intenten restablecerlo. En la mejor tradición liberal norteamericana, no serán los garantes de la ley (policías o políticos) quienes nos rescaten del desastre que se nos echa encima. Será la iniciativa particular de unos chicos la que lo logre empleando sus escasos medios contra el peligro. Si los monstruos dañinos surgieron de la fértil imaginación de un escritor, al ver éste dañados sus dedos por uno de sus engendros, tendrá que ser el valeroso Zach Cooper quien escriba una conclusión con la máquina de escribir mágica para poder acabar con todas las pesadillas que dan título a este largometraje de acción.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
 
El final abierto indica que habrá una continuación

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