Bobby Fischer fue el Mozart del ajedrez
PAWN SACRIFICE
(EL SACRIFICIO DEL PEÓN)
(2014)
Para los cinéfilos más exigentes
ésta sería una película correcta. Para los apasionados por el cine ésta es una
película perfecta. Entre ambos puntos de vista se erige el término medio de la
virtud consistente en apreciar los muchos méritos que este biopic encierra. ¿Cómo
pudo Edward Zwick filmar una especie de documental sobre el ascenso a la cima
de un campeón de ajedrez sin caer en el aburrimiento soporífero? Gloria al
director de este film, loas sin fin a quien supo engarzar los fotogramas de esta
historia dotándolos de agilidad e interés.
Tobias Vincent Maguire
(Santa Mónica, California, 1975)
Estudió a fondo los ademanes de Fischer y supo reproducirlos
Se desarrolla aquí la parte más
importante de la vida de un mito, Bobby Fischer, y la increíble hazaña que
logró prácticamente en solitario: derrotar a la pesada maquinaria soviética que
sustentaba al entonces líder absoluto del ajedrez, Boris Spassky, en la lucha
por el campeonato del mundo celebrada en Reikiavik, la capital de Islandia,
durante el verano de 1972. Yo era un niño entonces, pero todavía recuerdo los
telediarios en blanco y negro de la época, los mismos que, influidos por la
técnica empleada por Orson Welles en “Ciudadano Kane” (1941), aparecen en este
maravilloso film.
Isaac Liev Schreiber
(San Francisco, California, 1968)
Increíble su acento ruso y el parecido físico con Boris Spassky
¿Cómo pudieron encontrar a un
antagonista de Fischer que se pareciera al personaje histórico como si fueran
dos gotas de agua? Liev Schreiber no sale en pantalla como si fuera un actor
más, en todo momento parece que es el propio Boris Spassky rejuvenecido. ¿Cómo
pudo Tobey Maguire, al que para ser Bobby Fischer por completo sólo le faltó en
algunas escenas lucir una incipiente barba rubia, cómo pudo, insisto, repetir
los gestos, las poses, los modales auténticos del genio de los escaques? Creía
que era un buen actor y al verlo encarnar a Fischer me he dado cuenta de que lo
es, pero de una manera descomunal.
El campeón Spassky enfrentándose al aspirante Fischer
La fotografía de Bradford Young
es tan sensible y delicada como para ofrecer imágenes retrospectivas con la
característica tonalidad de las antiguas fotos en Kodachrome. La música
escogida (Credence Clearwater Revival, The Ventures, Carl Lee Perkins, The Spencer
Davis Group, Al Green, Jefferson Airplane, The Doobie Brothers, Art Blakey and
the Jazz Messengers) sencillamente te transporta a las décadas de los cincuenta
y sesenta, a las playas de California y aquel sueño de volar encima de las olas
sobre una tabla de surf.
A partir del cuarto movimiento hay 300.000 millones
de combinaciones posibles en el juego del ajedrez
El guionista Steven Knight tiene
una gran parte de responsabilidad en esta obra de arte exquisita y amena, lo
que en el argot de los entendidos se llama una película redonda. Nunca pude
imaginar que alguien fuera capaz de elaborar un guion tan atractivo a partir de
un deporte psicológicamente tan arduo como lo es el arte-ciencia del ajedrez.
La trama goza de varios momentos con gran altura pictórica y literaria. Cuando
Paul Marshall, interpretado por Michael Stuhlbarg, le recrimina a Fischer sus
exigencias económicas, el genio del tablero le responde: “El dinero es respeto”.
En efecto, la gente sólo aprecia la prosperidad, y le da igual que ésta se
consiga sin mérito. La masa ha llegado a confundir el fin con los medios y sólo
le importa el dinero como si fuera un fin en sí mismo, ignorando que es un medio
en realidad.
La 6ª partida que ganó Fischer a Spassky en el torneo por el cetro mundial de ajedrez disputado en 1972 se considera la mejor de la historia
Hay paisajes que parecen un
cuadro salido del pincel de los impresionistas franceses, como aquel en el que
se ven hojas otoñales cayendo de los árboles en un frenesí de colores ocres y
verdosos cuando Fischer decide bajarse de un automóvil enfadado porque su
representante ha estado hablando con su hermana a sus espaldas. Por otra parte,
la veracidad de este largometraje es tal que no evita las paranoias y el progresivo
deterioro mental de Bobby Fischer: sus absurdas obsesiones antisemitas, su
miedo a estar siendo espiado constantemente, su temor a que lo envenenaran o a
ser objeto de un atentado mortal por parte del KGB comunista, sobre todo en el
vuelo hacia Reikiavik.
Boris Vasílievich Spassky
(San Petersburgo, 1937)
Campeón del mundo de ajedrez entre 1969 y 1972
Ésta es una gran película para un
gran maestro. Algún crítico dijo de ella que si no era el jaque mate definitivo
sobre la vida de Robert Fischer, por lo menos sí que atrapaba a la reina, la
pieza más dotada para el ataque en el ajedrez. Disiento de esta afirmación porque,
aunque es verdad que la perfección no existe, y mucho menos en el arte, intuyo
que en los años venideros nadie va a poder superar este trabajo. Igual que sólo
hubo un Fischer campeón del mundo entre 1972 y 1975, me temo que tampoco se
hará una película mejor que ésta para reflejar a quien encarnó de manera
heroica el modo de vida americano y su ideología de libertad e individualismo frente
al terrible rodillo opresor y totalitario de los soviets en plena Guerra Fría.
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
Robert James Fischer
(Chicago, Illinois, 1943 - Reikiavik, Islandia, 2008)
El mayor mito en la historia del ajedrez
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