PROTÁGORAS
"¿Cómo no va a parecer más bello lo que es más sabio?"
"La educación conviene a un particular y a un hombre libre"
"El sofista es un entendido en el hacer hablar hábilmente"
"El sofista viene a ser un traficante o un tendero de las mercancías de las que se nutre el alma"
"Hay un peligro mucho mayor en la compra de enseñanzas que en la de alimentos. Pues al que compra comestibles y bebidas del mercader o el tendero le es posible llevárselas en otras vasijas. Pero las enseñanzas no se pueden transportar en otro recipiente, sino que es necesario, después de pagar su precio, recogerlas en el alma propia y, una vez aprendidas, retirarse dañado o beneficiado"
"La muchedumbre, para decirlo en pocas palabras, no comprende nada, sino que corea lo que los poderosos les proclaman"
"Siempre que la ciudad debe hacer algo en construcciones públicas se ordena llamar a los constructores como consejeros sobre la construcción, y cuando se trata de naves, a los constructores de barcos, y así en todas las demás cosas que se consideran enseñables y aprendibles"
"Pero cuando se trata de algo que atañe al gobierno de la ciudad y es preciso tomar una decisión, sobre estas cosas aconseja, tomando la palabra, lo mismo un carpintero que un herrero, un curtidor, un mercader, un navegante, un rico o un pobre, el noble o el de oscuro origen, y a éstos nadie les echa en cara, como a los de antes, que sin aprender en parte alguna y sin haber tenido ningún maestro, intenten luego dar su consejo"
"Evidentemente, es porque creen que no se trata de algo que puede aprenderse. No sólo parece que la comunidad ciudadana opina así, sino que, en particular, los más sabios y mejores de nuestros ciudadanos no son capaces de transmitir a otros la excelencia que poseen"
Edición de Tecnos al cuidado de Julián Velarde Lombraña
"Los sabios ejemplares, a pesar de ser ellos buenos, jamás lograron hacer mejor a ninguno, ni de los propios ciudadanos ni de los ajenos. Así que yo, atendiendo a estos ejemplos, creo que no es enseñable la virtud"
"En un principio habitaban los humanos en dispersión y no existían ciudades. Así que se veían destruidos por las fieras. Aún no poseían el arte de la política, a la que el arte bélico pertenece"
"Cuando se reunían, se atacaban unos a otros al no poseer la ciencia política, de modo que de nuevo se dispersaban y perecían. Zeus, entonces, temió que sucumbiera toda nuestra raza y envió a Hermes para que trajera a los hombres el sentido moral y la justicia y así hubiera orden en las ciudades y ligaduras acordes de amistad"
"Toda vida humana necesita de la eurritmia y el equilibrio"
"¿Por qué de padres excelentes nacen muchas veces hijos vulgares? No es nada extraño que de buenos padres nazcan hijos mediocres, y de padres mediocres, excelentes"
"¿Es necesario que si uno posee la virtud, tenga todas las partes que la constituyen como la justicia, la sabiduría, el valor, la sensatez o la piedad? De ningún modo, ya que muchos son valientes, pero injustos, o viceversa, justos, pero no sabios"
"El ser elogiado de palabra muchas veces es propio de gente que se engaña en cuanto a su renombre"
"La ley es el tirano de los hombres"
"Difícil es llegar a ser un hombre de bien.
Difícil es, por cierto, ser un hombre digno"
Simónides de Ceos
"Por delante de la virtud colocaron los dioses el sudor"
Hesíodo
Protágoras
(Πρωταγόρας)
(Abdera, 481 a. C. - Mar Jónico, 411 a. C.)
Sofista, pensador, viajero y retórico griego
"Los lacedemonios no permiten a ninguno de los jóvenes salir a otras ciudades, como tampoco lo permiten los cretenses, para que no desaprendan lo que ellos les enseñaron"
"Los sabios de la antigüedad, de común acuerdo y como principio de la sabiduría, dedicaron en inscripción a Apolo en su templo de Delfos lo que todo el mundo repite: Conócete a ti mismo y De nada demasiado. Ése era el carácter de la sabiduría de los antiguos: una cierta brevilocuencia lacónica"
"Llegar a ser un hombre de bien es difícil de verdad, pero posible por un tiempo. Ahora bien, una vez alcanzado esto, permanecer en esta disposición es imposible e inhumano ya que sólo un dios tendría tal dominio"
"Nadie puede derribar al echado por tierra"
"Son los mejores aquellos a quienes los dioses aman"
"Contra la necesidad ni siquiera los dioses combaten"
"Un hombre de bien algunas veces se ve obligado a ser amigo y adulador de alguien"
"Todo es bueno mientras el mal no se le añade"
"El dialogar sobre poesía es mucho más propio para charlas de sobremesa de gentes vulgares y frívolas. Donde los comensales son gente de bien y de cultura, no consigues ver flautistas ni bailarinas ni tañedoras de lira"
"Reunidos, en cooperación, somos los hombres de algún modo más hábiles para cualquier trabajo, palabra o plan"
(Πλάτων = apodo que significa "de espaldas anchas")
(Aristocles era su verdadero nombre)
(Atenas o Egina, 427 a. C. - Atenas, 347 a. C.)
(Copia romana en mármol de un busto griego del siglo IV a. C.)
(Museo Pío-Clementino del Vaticano)
"La sabiduría, la sensatez, el valor, la justicia y la piedad son partes de la virtud como las partes de un rostro lo forman a pesar de ser desemejantes tanto entre sí como del conjunto del que son partes"
"La potencia procede también del conocimiento, así como de la locura y el furor. La fuerza, en cambio, procede de la naturaleza, el ejercicio físico y la buena nutrición del cuerpo"
"La mayoría de la gente piensa que la ciencia no es firme ni conductora ni soberana"
"Muchos que conocen lo mejor no quieren ponerlo en práctica, aunque les sería posible, sino que actúan de otro modo"
"¿Tenemos que analizar la opinión del vulgo, la de quienes dicen lo que se les ocurre?"
"Hay cosas buenas dolorosas como los ejercicios gimnásticos, el servicio militar y los efectos de los cuidados médicos con sus cauterizaciones, amputaciones, medicinas amargas y dietas"
"El hombre conoce que los males son males, y no obstante, los realiza"
"Todos van hacia aquello en lo que confían, tanto los valientes como los cobardes"
[Fragmentos extraídos de Platón: Protágoras, Madrid, Planeta DeAgostini, 1996, 1ª edición, (colección "Los clásicos de Grecia y Roma", nº 42), (introducción, traducción y notas de Carlos García Gual), pp. 111]
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