lunes, 8 de marzo de 2021

Una obra donde se idealiza la realidad con ternura


"Daphnis et Chloé"
Jean-Pierre Cortot
(París, 1787 - 1843)
Escultor neoclásico
(Museo del Louvre)

DAFNIS Y CLOE

"De caza en Lesbos, en un soto de las Ninfas, contemplé el más bello espectáculo que he visto: una pintura, una historia de amor"

"Un cabrero, por nombre Lamón, encontró un niño al que una de sus cabras daba de mamar. Un varoncito, robusto y lindo, entre pañales mejores que la suerte de un niño abandonado. Pues había una mantilla de púrpura, un broche de oro y una espadita con empuñadura de marfil"

"Driante no alcanzó a ver nada de lo que había esperado, sino a una oveja que le daba a una criatura la ubre del modo más humano para que sin escatimar mamara de su leche. Y después, con su lengua, le lamía la cara en cuanto la niña se saciaba de alimento"

"En cabras y en ovejas pusieron más amor que es de uso entre pastores, la una porque al estar a salvo a una oveja atribuía, el otro por tener en la memoria cómo, abandonado, una cabra lo criara"

"Había ya rumor de abejas, gorjeo de los pájaros cantores, brincos de recentales, los corderos retozaban en las lomas. Si oían el canto de los pájaros, cantaban ellos; si contemplaban a los corderos respingando, saltaban ágilmente"

"En ocasiones, incluso compartían su leche y su vino, y de las meriendas, que llevaban de casa, hacían plato común. Y antes se habría visto sus ovejas y sus cabras unas de otras separadas que a Cloe de Dafnis"

"Y a Cloe, que lo miraba, le parecía que Dafnis era hermoso y, como antes no le parecía así, dedujo que el baño era el causante de esta belleza. También, mientras le lavaba la espalda, la carne le resultaba blanda al tacto, de modo que a escondidas muchas veces Cloe se tocaba para probar si su cuerpo era aun más delicado. Y Cloe no sentía ningún otro deseo que el de volver a contemplar a Dafnis en el baño"

"Dafnis, tocando la zampoña otra vez, se le antojaba hermoso, y en esta ocasión a la música achacaba su belleza, de modo que, cuando Dafnis cesó, tomó igualmente ella la zampoña por ver si también se volvía hermosa"

"Lo convenció para que de nuevo se bañara, lo vio bañarse y, tras mirarlo, lo tocó y otra vez al regresar se deshacía en elogios que eran avanzadilla del amor"

"Ahora estoy enferma, pero ignoro cuál sea mi mal. Tengo una dolencia y no sufro herida alguna. Estoy llena de pena y ninguna oveja se me ha muerto. Me abraso y estoy sentada en plena sombra"


"Daphnis and Chloe"
Louise Marie-Jeanne Hersent-Mauduit
(París, 1784-1862)
Pintora historicista y retratista

"Hermosamente suena su zampoña: también los ruiseñores, pero ellos no me importan. ¡Ojalá me convirtiera en su siringa para que su soplo penetrara en mí! ¡Ojalá en cabra para que él fuera mi cabrero!"

"El vaquero Dorcón, aquel día se enamoró de Cloe, y cuantos más días pasaban más se le abrasaba el alma. De Dafnis, como de un niño, no se preocupaba, y resolvió conseguir a Cloe con regalos o a la fuerza"

"Sin faltar ni un día le llevaba a Cloe o un queso fresco o una guirnalda hecha de flores o una manzana bien madura. Y alguna vez hasta le llevó un ternero recién nacido y un cuenco con adornos de oro y crías de los pájaros del monte. Y ella, que ignoraba las mañas de un enamorado, disfrutaba al recibir estos presentes, pero su placer era mayor porque podía regalárselos a Dafnis"

"Yo, muchacha, soy más alto que Dafnis; yo un vaquero y él un cabrero. Y valgo tanto más que él cuanto los bueyes valen más que las cabras. Soy blanco como la leche y rubio como la mies a punto de siega. Y me crio mi madre, no una bestia. Ése, en cambio, es pequeño, imberbe cual mujer y negro como un lobo. De apacentar bucos se le ha pegado su horrible hedor, y es tan pobre que ni a un perro puede mantener. Y si, según cuentan, lo amamantó una cabra, en nada se distingue de los chivos"

"Así le contestó Dafnis a Dorcón: A mí me crio una cabra, igual que a Zeus lo hizo Amaltea. Apaciento machos cabríos más altos que tus bueyes, pero no me han pegado olor alguno, como tampoco a Pan, por más que un buco sea en su mayor parte. No me falta el queso, el pan cocido al espetón y el vino blanco, que son bienes del campesino rico. Soy imberbe, que lo es también Dioniso. Negro, como lo es el jacinto. Y más vale Dioniso que los sátiros y más el jacinto que los lirios. Tú eres rubio, igual que lo es la zorra, barbado como un cabrón y blanco como una dama de ciudad. Caso de que sea a mí a quien haya de besar Cloe, besará mi boca; en cambio, de ti besaría los pelos de la barba. Y acuérdate de que a Cloe la crio una oveja, y sin embargo, también es hermosa"

"Dafnis, como si lo hubieran mordido y no besado, tomó de inmediato un aire taciturno, sufría continuamente escalofríos, trataba de contener el palpitante corazón y no quería sino mirar a Cloe, aunque al mirarla se cubría de rubor"

"Ni tomaba alimentos, sino para, a lo más, probarlos; y de beber, si en algún momento era obligado, de humedecer la boca no pasaba"

"De verse disfrutaban, se afligían al separarse, sufrían, deseaban algo sin que supieran qué era lo deseado. Tan sólo esto conocían: que a él un beso lo perdió y un baño a ella"

"Dulce era el resonar de las cigarras, dulce el aroma de la fruta, grato el balar de las ovejas. Cabría imaginar que hasta los ríos con su manantial entonaban un canto, que los vientos tocaban la zampoña al soplar entre los pinos, que las manzanas buscaban amorosas desplomarse por tierra, y que el sol, aficionado a la belleza, a todos procuraba desnudarlos"

"Paysage avec Daphnis et Chloé"
(1872)
François-Louis Français
(Plombières-les-Bains, Vosges, 1814 - 1897)
Pintor, litografista e ilustrador
(Museo de Orsay en París)

"Le enseñaba a tañer la flauta pero, apenas empezaba a soplar, Dafnis, arrancándosela, recorría las cañas con sus labios. Y parecía corregirle sus errores, mas con este simulacro besaba por medio de la zampoña a Cloe"

"Las mujeres ponían sobre Dafnis sus miradas y elogiaban su belleza por comparable a la de Dioniso. De entre las de más desenvoltura hubo una que llegó a besarlo, con lo que excitó a Dafnis y dio aflicción a Cloe. Y los hombres de los lagares le lanzaban a Cloe gritos de todos los colores. Igual que sátiros a por una bacante, daban saltos de locos y suplicaban volverse ovejas y que ella los llevara al pasto. De suerte que era entonces su turno de sentirse halagada y el de Dafnis afligido"

"Amor es un dios, muchachos, joven y hermoso y capaz de volar. Es por esto por lo que en la juventud halla su alegría, acosa a la hermosura y da alas a las almas. Las flores son todas obra de Amor"

"También he visto un toro enamorado: mugía como picado por un tábano; y un macho cabrío que hacía el amor con una cabra y la seguía por todas partes. Pues no hay medicina para Amor ni que se beba ni se coma ni se pronuncie en cantos, sino beso y abrazo y acostarse juntos con los cuerpos desnudos"

"Por la noche comparaban con las palabras que escucharon sus propia experiencias: sufren dolores los que aman, igual que nosotros. Su dejadez es nuestra dejadez. No pueden conciliar el sueño: también nos pasa eso a nosotros. Creen abrasarse, y en nosotros hay fuego. Anhelan verse el uno al otro: ésa es la razón de que roguemos que amanezca más deprisa"

"Nos hemos besado y de nada nos valió. Nos hemos abrazado y el resultado fue casi otro tanto. Luego, acostarse ha de ser el único remedio del amor, y también ése tendremos que probar"

"Le pedía a Cloe que le concediera todos sus deseos y se echara desnuda junto a él, también desnudo. Y ella le preguntó qué más había que un beso y un abrazo, o que incluso echarse, y qué sabía él hacer cuando yacieran desnudos uno y otro"

"Tráetela a este sitio donde aunque grite nadie oiga, aunque llore nadie vea, y si sangra, se lave en el venero. Y acuérdate de que yo he hecho de ti un hombre antes que Cloe"

"El enamorado, sea cual sea el cuerpo en que se encuentra la belleza, es ya su prisionero"

[Fragmentos tomados del novelista griego Longo (Λόγγος, Lesbos, siglo II d. C.): Dafnis y Cloe, Barcelona, Planeta DeAgostini, 1995, (colección "Los clásicos de Grecia y Roma", nº 19), introducción, traducción y notas de Máximo Brioso Sánchez), pp. 135]


Esta delicia de libro proporciona una lectura balsámica

No hay comentarios:

Publicar un comentario