jueves, 23 de diciembre de 2010

John Lennon que hace 30 años estás en los cielos


John Winston Lennon
(Liverpool, 1940 - New York, 1980)

THE BALLAD OF JOHN AND YOKO

Standing in the dock at Southampton,
trying to get to Holland or France.
The man in the mac said:
"You've got to go back.
You know they didn't even
give us a chance".

Christ you know it ain't easy,
you know how hard it can be.
The way things are going
they're gonna crucify me.

Finally made the plane into Paris,
honeymooning down by the Seine.
Peter Brown called to say:
"You can make it O.K., you can get
married in Gibraltar, near Spain".



Christ you know it ain't easy,
you know how hard it can be.
The way things are going
they're gonna crucify me.

Drove from Paris to the Amsterdam Hilton,
talking in our beds for a week.
The newspaper said:
"Say what you doing in bed?"
I said: "We're only trying
to get us some peace".

Christ you know it ain't easy,
you know how hard it can be.
The way things are going
they're gonna crucify me.

Saving up your money for a rainy day,
giving all your clothes to charity.
Last night the wife said:
"Oh boy, when you're dead
you don't take nothing with you
but your soul. Think!"



Made a lightning trip to Vienna,
eating chocolate cake in a bag.
The newspaper said:
"She's gone to his head.
They look just like two gurus in drag".

Christ you know it ain't easy,
you know how hard it can be.
The way things are going
they're gonna crucify me.

Caught the early plane back to London.
Fifty acorns tied in a sack.
The men from the press said:
"We wish you success.
It's good to have the both of you back".

Christ you know it ain't easy,
you know how hard it can be.
The way things are going
they're gonna crucify me.

(Canción compuesta por John Lennon, grabada con Paul McCartney y publicada como disco sencillo en el año 1969)



LA BALADA DE JOHN Y YOKO

Aguardando en el puerto de Southampton,
intentando ir a Holanda o Francia,
el oficinista de la ventanilla me dijo:
“Mejor que se den la vuelta. Usted sabe
que no les dejarán ni respirar si salen de aquí”.

Por supuesto que no iba a ser fácil, y aunque
ya sabía lo caro que nos iba a salir,
de la manera que transcurrieron los sucesos
parecía que quisieran crucificarme a mí.

Finalmente volamos hacia París,
y estábamos disfrutando una luna de miel
a bordo de un precioso barco en el Sena,
cuando mi agente nos llamó para decir
que podríamos conseguir hacerlo bien
si nos casáramos en Gibraltar, al sur de España.

Por Cristo que no iba a resultar fácil,
ya se deja ver lo costoso que pudiera ser
eso para mí. De seguir así las cosas
iban a lograr sacarme de este mundo.



Conduje desde París hasta Amsterdam,
donde nos alojamos en el hotel Hilton.
Allí montamos un numerito Yoko y yo,
encamados por la paz durante una semana.
Los periódicos publicaron: “¿Podrían declarar
qué están haciendo ustedes desnudos
ante la luz pública sobre las sábanas?”
Yo les respondí: “Estamos intentando lograr
algo de la paz que no hay en el mundo”.

¡Por Cristo y todos los santos, bien se ve
que tampoco fue fácil! Comprobé que era
imposible de conseguir. De la manera
en que los periodistas me estaban acosando
iban a terminar conmigo un día u otro.

Ahorramos algún dinerillo sin salir
porque los días estaban lluviosos
y entregamos nuestras ropas usadas
a gente que las necesitaba. La última noche
una señora nos dijo: “Muy bien, mi niño,
porque cuando uno se muere no se lleva
nada consigo encima, sólo el alma.
¡Medítalo si quieres, pero es que es así!”



Hicimos después un viaje relámpago a Viena,
comiendo pasteles de chocolate
que llevábamos en el equipaje.
Los titulares de un periódico
dijeron que Yoko me había enloquecido
porque ahora teníamos el deplorable aspecto
de dos líderes espirituales andrajosos.

Por Dios, ya sé que no es fácil,
sabía lo difícil que sería conseguirlo,
pero es que de este modo
van a terminar matándonos.

Tomamos un vuelo de madrugada
para regresar a Londres. Llevamos
bellotas en unas bolsas para alimentarnos
durante el viaje. Entonces los periodistas
nos desearon el éxito, porque habíamos
desandado el camino de regreso al hogar.

(Traducción de Andrés González Déniz)


La guitarra de John Lennon es como una moderna espada de Excalibur: nadie ha podido reemplazarlo porque ninguno ha sido capaz de tocarla componiendo canciones como él

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