lunes, 8 de junio de 2009

La ciencia puede ser muy divertida


Para aquéllos que encuentren las cuestiones científicas difíciles de entender, he aquí un libro que les vendrá a las mil maravillas. Preguntas baladíes son atendidas sin menosprecio alguno. ¿Por qué el suelo del cuarto de baño lo notamos más frío a pesar de estar a la misma temperatura que la alfombra? Pues porque las losas del piso son mejores conductoras del calor que arrebatan a nuestros pies, dejándolos fríos. ¿Por qué en Gran Bretaña conducen por el carril izquierdo? Porque son muy tradicionalistas y todo parte de la posición del sable en el lado izquierdo desde hace varios siglos. Como la mayoría de las personas son diestras, la vaina iba mejor en ese lado para desenfundar la espada y estorbaba menos a la hora de subirse a un caballo. Al cabalgar, era mejor hacerlo escorándose en el lado izquierdo por si había que luchar contra un enemigo que viniera de frente. ¿A dónde va a parar la parte de los neumáticos que se desgasta? Se convierte en polvo que el viento esparce por todos los sitios y el agua termina filtrando a la tierra y los desagües. ¿Por qué vuelan los aviones? Básicamente dependen del ángulo de ataque de las alas. Si sacamos el brazo por la ventanilla de un coche cuando vamos conduciendo a una velocidad media-alta, de mantener la palma de la mano horizontal y paralela al suelo cortaremos el aire dividiéndolo en dos flujos y no pasará nada. Pero si la inclinamos un poco hacia arriba, la fuerza de la resistencia atmosférica provocará que se eleve de modo imparable.
Con interrogantes y respuestas de este calibre, Robert L. Wolke va completando este volumen que viene a ser el segundo tras el éxito de otro anterior que tituló Lo que Einstein contó a sus amigos, y que ya estoy tardando en conseguir la próxima vez que vuelva a pisar una librería, mi paraíso favorito.

Robert L. Wolke

(Profesor emérito de Química en la Universidad de Pittsburgh)

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