Friderike Zweig (Viena, 1882 - Stamford, 1971) fue la primera esposa del gran escritor Stefan Zweig. En este libro trató de continuar cosechando el éxito obtenido con un anterior volumen de memorias sobre la vida que compartieron juntos. Lo mejor de sus páginas es el talante humanista y generoso con el que describe el carácter de su marido, el afán coleccionista de autógrafos y antigüedades que lo poseía, la necesidad de aislamiento y concentración para escribir, el ansia por viajar y los cambios frecuentes de domicilio a que se vieron expuestos, sobre todo huyendo del peligroso asedio de la Gestapo. Lo peor es que, sobre todo hacia el final, se convierte en una especie de libro de visitas con un puntilloso listado de agradecimientos a personalidades que la ayudaron durante los difíciles años de la II Guerra Mundial. De un modo muy claro, aquí se le nota a la señora Friderike un notorio afán elitista, es decir, que si alguien no es importante tenemos la sensación de que no va ni a nombrarlo. Para acabar de rematar la faena, lo que resulta insufrible de esta mujer es que trate de resaltarse a sí misma como escritora a costa de Stefan Zweig, cuando ni por asomo posee la magia de la prosa del gran ensayista y narrador austriaco. Si alguien lee este libro es por él y no por ella, detalle que debió tener en cuenta al tratar de realzarse cuando, si dicha señora no hubiera sido su cónyuge, nadie estaría interesado en lo que escribió de una manera tan farragosa como mediocre.
Stefan Zweig
(Viena, 1881 - Petrópolis, 1942)
El escritor del que se enamora quien lo lee
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