Luis Alberto de Cuenca y Prado
(Madrid, 1950)
S'AGARÓ
El mar rizaba nuestros pensamientos
y los iba engarzando en un collar
de languideces y complicidades.
Un aura de bañistas instalados
en viejas fotos de la belle époque
refrescaba la noche: era la brisa
del deseo, venida de muy lejos
a decirnos que aún seguía vivo
lo que creímos muerto. Pudorosa,
la Luna nos hurtó su cuerpo blanco
y dejó de alumbrar aquella escena
en la que ardía el fuego del amor
y se fundían nuestros corazones.
Tan bello era el instante que la única
forma de detenerlo fue el silencio.
Cala de Sa Conca
Una de las playas de S'Agaró en Castell d'Aro
Gerona
Costa Brava
LIRIO ENTRE CARDOS
Y de improviso vuelve tu hermosura
a encender las antorchas del recuerdo
en un flashback tan prodigiosamente
vívido que me deja estupefacto,
y la memoria me arde al mismo tiempo
que el estómago, y siento que la muerte
y sus viles acólitos se turban
ante tanta belleza, y que el olvido
pierde por un instante la batalla.
NO ESTÁ MUERTA
Ella dijo, después de mil besos y abrazos:
"Soy tan feliz que quiero que el tiempo se detenga."
Y él respondió: "No sufras, ya inventaré la fórmula
de que el tiempo no pase para ti." Y la miraba
con los ojos nublados por la melancolía.
Y entonces ella dijo: "Si logras detenerlo,
que no vaya a dolerme y, sobre todo, que haga
juego con mi vestido."
EL ÁTICO
Fuimos alguna vez felices en el ático.
Alguna vez brilló una luz en el ático
para ti y para mí, aunque ahora ya no brille.
Alguna vez abrió sus ventanas el ático
al viento del amor, y sus puertas al aire
de la complicidad y de la entrega mutua.
Alguna vez el mar, las flores y los pájaros
pasaron por el ático, dejando tras de sí
canciones y perfumes y risa innumerable.
Pero aún es muy pronto para pensar que el ático
tuvo su lado bueno. Todavía es muy pronto.
Ya lo recordarás. Ya lo recordaremos.
EL FANTASMA
Cómeme y, con mi cuerpo en tu boca,
hazte mucho más grande
o infinitamente más pequeña.
Envuélveme en tu pecho.
Bésame.
Pero nunca me digas la verdad.
Nunca me digas: "Estoy muerta.
No abrazas más que un sueño."
NOCTURNO
Apagaste las luces y encendiste la noche.
Cerraste las ventanas y abriste tu vestido.
Olía a flor mojada. Desde un país sin límites
me miraban tus ojos en la sombra infinita.
¿Y a qué olían tus ojos? ¿Qué perfume de oro
y de agua limpia y pura brotaba de tus párpados?
¿Qué invisible temblor de cristales de fuego
agitaba la seda lunar de tus pupilas?
Recamaste la almohada con hilos de azabache.
Tejiste sobre el sueño un velo de blancura.
Eras la rosa pálida tiñéndose de rojo,
la rosa del veneno que devuelve la vida.
La blusa, el abanico, una pluma violeta,
el broche con la perla y el diamante en el pecho.
EN PELIGRO
Había sangre en su vestido. Sangre
en el escote y en las piernas. Sangre
en las mejillas. Sangre seca. Oscura.
La desnudé y lavé. Mientras dormía,
fui en busca de cartuchos. No fue fácil
encontrarlos. Por fin aparecieron
entre viejos papeles y revistas.
Cargué el fusil. Había menos niebla.
Dos o tres horas, y amanecería.
DEGOLLADA
"¿Ha habido algún problema? ¿Te ha seguido
alguien?" "Todo ha salido bien." (El tiempo
ya no era un instrumento de tortura).
"Somos ricos." (No había que olvidarlo).
"Voy a ducharme." "Espera, voy contigo."
(La abracé. Recordé que la quería).
Treinta y cinco millones en billetes
usados. Tu cadáver en el baño.
Déjame ser feliz, ahora que puedo.
CATALUÑA
Carmen le cuenta a Jaime en castellano
las aventuras de los almogávares.
Todos descansan ya. Cuando el banquete
fatídico se acerca, entro en tu alcoba.
Cuando el hijo de Andrónico Paleólogo
dicta la orden terrible, te desnudo.
Comienza la venganza, y en tu pecho
hago brotar la sangre. Los caudillos
catalanes se instalan en Atenas,
y mis dedos dibujan en tu piel
las cuatro barras rojas de Wilfredo.
Luego Carmen se calla, Jaime sueña
y yo me duermo sobre tus heridas.
SONETO DEL AMOR ATÓMICO
Has minado la selva de mi pecho.
Le has dado fuego a todos mis olvidos.
Has llenado de muertos y de heridos
el pacífico reino de mi lecho.
Te has subido a la lámpara del techo
para bombardearme los sentidos.
Has vertido explosión en mis oídos
con tu voz nuclear siempre al acecho.
No más fisión, amor, no más ojivas
ni más misiles en mi dormitorio.
Cesen con tu victoria los enojos.
Me rindo. Tú has ganado. Mientras vivas,
no alcanzarás un triunfo tan notorio:
me has volado la mente con tus ojos.
EL IMBÉCIL
Era una criatura detestable
en el plano moral, un ser abyecto,
una abominación lovecraftiana.
No era tampoco guapa, ni atractiva,
ni graciosa, ni joven, ni simpática.
Era un montón perverso de basura.
Pues fuiste tan imbécil que por ella
dejaste a la que amabas y vendiste
tu alma en los bazares de la noche.
INSOMNIO
La vida dura demasiado poco.
No da tiempo a hacer nada. No hay manera
de reunir los suficientes días
para enterarte de algo. Te levantas,
abrazas a tu novia, desayunas,
trabajas, comes, duermes, vas al cine,
y ni siquiera tienes un momento
para leer a Séneca y creerte
que todo tiene arreglo en este mundo.
La vida es un instante. No me explico
por qué esta noche no se acaba nunca.
REMEDIA AMORIS
Fue una idea malísima lo de volver a vernos.
No hicimos otra cosa que intercambiar insultos
y reprocharnos viejas y sórdidas historias.
Luego te fuiste, dando un sonoro portazo,
y yo me quedé solo, tan furioso y tan solo
que no supe qué hacer salvo desesperarme.
Bebí entonces. Bebí como los escritores
malditos de hace un siglo, como los marineros,
y borracho vagué por la casa desierta,
cansado de vivir, buscándote en la sombra
para echarte la culpa por haberte marchado.
Primero una botella, luego dos, y de pronto
me puse tan enfermo que conseguí olvidarte.
LOS AMANTES
La cara que pusieron
al darse cuenta de que
sus cuerpos ocupaban
un espacio en la alcoba,
de que los movimientos
que acoplaban sus labios
eran reales, de que
sus anillos pesaban
y herían la inocencia
del mundo, de que aquello
iba por fin de veras.
BÉBETELA
Dile cosas bonitas a tu novia:
"Tienes un cuerpo de reloj de arena
y un alma de película de Hawks."
Díselo muy bajito, con tus labios
pegados a su oreja, sin que nadie
pueda escuchar lo que estás diciendo
(a saber, que sus piernas son cohetes
dirigidos al centro de la Tierra,
o que sus senos son la madriguera
de un cangrejo de mar, o que su espalda
es plata viva). Y cuando se lo crea
y comience a licuarse entre tus brazos,
no dudes ni un segundo: bébetela.
POLITICAL INCORRECTNESS
Sé buena, dime cosas incorrectas
desde el punto de vista político. Un ejemplo:
que eres rubia. Otro ejemplo: que Occidente
no te parece un monstruo de barbarie
dedicado a la sórdida tarea
de cargarse el planeta. Otro: que el multi-
culturalismo es un nuevo fascismo,
sólo que más hortera, o que disfrutas
pegando a un pedagogo o a un psicólogo,
o que el Mediterráneo te horroriza.
Dime cosas que lleven a la hoguera
directamente, dime atrocidades
que cuestionen verdades absolutas
como: "No creo en la igualdad." O dime
cosas terribles como que me quieres
a pesar de que no soy de tu sexo,
que me quieres del todo, con locura,
para siempre, como querían antes
las hembras de la Tierra.
VOCES
Por qué todas las caras que amé, todos los rostros
que oculté entre mis brazos o admiré entre las sábanas
se han convertido en máscaras
que interrumpen mi sueño
diciéndome con voces góticas y terribles:
"Somos nosotras. Ven. Las mismas que te amaron.
Ven a la nada. Ven a la basura."
(Poemas extraídos de una antología poética de Luis Alberto de Cuenca titulada Su nombre era el de todas las mujeres, Sevilla, Renacimiento, 2008, 3ª edición, 223 páginas)
Luis Alberto de Cuenca es un gran escritor: humanista, filólogo, poeta, ensayista y traductor