sábado, 12 de diciembre de 2009

Un tesoro inmarcesible de la literatura española


LA CELESTINA
Pablo Ruiz Picasso
(Málaga, 1881 - Mougins, 1973)


La verdad no necesita abundar de muchos colores.

Perdido es quien tras perdido anda.

Malo es esperar salud en muerte ajena.

Jamás al esfuerzo desayudó la fortuna.

Miserable cosa es pensar ser maestro el que nunca fue discípulo.


Monumento dedicado a Fernando de Rojas en Toledo


Entre los animales ningún género carece de guerra: (...) una especie a otra persigue.

A quien dices el secreto das tu libertad.

Es peligro abrir o apremiar las postemas duras porque más se enconan.

Sin los bienes de fuera, de los cuales la fortuna es señora, a ninguno acaece en esta vida ser bienaventurado.

Es mejor el uso de las riquezas que la posesión de ellas.

Por huir hombre de un peligro, cae en otro mayor.

Imposible es hacer siervo diligente el amo perezoso.

Yerro es no creer y culpa creerlo todo.

Da Dios habas a quien no tiene quijadas.

A los que las vencieron (a las mujeres) querría que remedases, que no a los que de ellas fueron vencidos. Huye de sus engaños.


Evans Eden Jarnefeldt en el papel de Calixto junto a su criado Sempronio

De los locos es estimar a todos los otros de su calidad.

Ninguna cosa está más lejos de la verdad que la opinión vulgar.

Oigas y calles, que para eso te dio Dios dos oídos y una lengua sola.

El buen consejo mora en los viejos y de los mancebos es propio el deleite.

"Así como la materia apetece la forma, así la mujer al varón" (Aristóteles).

Más vale a quien Dios ayuda que quien mucho madruga.

No hay cosa tan difícil de sufrir en sus principios que el tiempo no la ablande y haga soportable.

Todo se olvida, todo queda atrás.

Mientras más moros (emigrantes), más ganancia.

Mucho descanso y sosiego, mucho pesar y tristeza.


Calixto (Jordi Mollà) y Melibea (Penélope Cruz)

De ninguna prosperidad es buena la posesión sin compañía. El placer incomunicado no es placer.

Por eso hizo Dios un día tras otro, porque lo que en uno no bastase, se cumpliese en otro.

¿En quién hallaré yo fe? ¿Adónde hay verdad? ¿Quién carece de engaño? ¿Adónde no moran falsarios? ¿Quién es claro enemigo? ¿Quién es verdadero amigo? ¿Dónde no se fabrican traiciones?

Todo lo puede el dinero: las peñas quebranta, los ríos pasa en seco. No hay lugar tan alto que un asno cargado de oro no lo suba.

Inicua es la ley que a todos igual no es.

Cuando tú naciste ya comía yo pan con corteza.

A dineros pagados, brazos quebrados.

Estos novicios amantes (...) sin pensar el daño que el cebo de su deseo trae mezclado.

Saludable es al enfermo la alegre cara del que le visita.

En largos días, largas se sufren tristezas.


Película dirigida por Gerardo Vera en 1996

¡Oh, qué plaga, oh, qué enojo, oh, qué hastío es conferir con ellas (las mujeres) más de aquel breve tiempo que aparejadas son a deleite!

Por ser leal padezco mal, otros se ganan por malos, yo me pierdo por bueno. El mundo es tal.

¿A dónde irá el buey que no are? (¿A dónde irá el malvado que no cometa ruindades?).

¡Tan poco tiempo poseído el placer, tan pronto venido el dolor!

Al que es sin aviso, harás avisado.

Temprano cobraste los sentimientos de la vejez.

¿No sabes que el primer escalón de la locura es creerse sabio y eficiente?

Haces que feo amen y hermoso les parezca.

A muertos y a idos, pocos amigos.

Aquellas cosas que no son bien pensadas, aunque algunas veces hagan buen fin, comúnmente crían desvariados efectos.

No vivas en flores. Deja las vanas promesas de los señores, los cuales desechan la substancia de sus sirvientes con huecos y vanos prometimientos. Como la sanguijuela saca la sangre, desagradecen, injurian, olvidan servicios, niegan galardón.


Ópera "La Celestina" con las cantantes Alicia Berri y Gloria Londoño

Un dolor sacó otro; un sentimiento, otro.

Lo que mucho se desea jamás se piensa ver concluido.

Es necesaria turbación en el amante.

Si sabe mucho la raposa, más el que la toma.

Saltos de gozo infinitos/ da el lobo viendo el ganado /con las tetas, los cabritos; / (lo mismo le ocurre a) Melibea con su amado.

El que quiere comer el ave, quita primero las plumas.

En los bienes mejor es el acto que la potencia y en los males, mejor la potencia que el acto.

Ninguno da lo que no tiene.



Una cosa piensa el caballo y otra el que lo ensilla.

No guardar secreto es propio de las mujeres. No de todas, sino de las bajas y de los niños.


La tristeza es amiga de la soledad.

¡Oh, preciosa perla ante quien el mundo es feo!

El que verdaderamente ama es necesario que se turbe con la dulzura del soberano deleite, que por el hacedor de las cosas fue puesto, porque el linaje de los hombres se perpetuase, sin lo cual perecería.

Celestina: Mal sosegadilla debes tener la punta de la barriga.
Pármeno: ¡Como cola de alacrán! (que se dobla hacia arriba).
Celestina: Y aun peor: que la otra muerde sin hinchar y la tuya hincha por nueve meses.



Es menor yerro no condenar los malhechores que punir los inocentes.

Los atavíos hacen la mujer hermosa, aunque no lo sea; tornan de vieja, moza; y a la moza, más joven todavía.

Ninguna virtud hay tan perfecta que no tenga vituperadores y maldicientes.

En los casamientos se demandan, conviene a saber: lo primero, discreción, honestidad y virginidad; segundo, hermosura; lo tercero, el alto origen y parientes; lo final, riqueza.

Hombre de bajo suelo, bien dirán de ti que te hizo alcalde mengua de hombres buenos.

La tristeza acarrea pensamiento y el mucho pensar impide el sueño.

¡Oh, breve deleite mundano, cómo duran poco y cuestan mucho tus dulzores!

Del buen pastor es propio trasquilar sus ovejas y ganado, pero no destruirlo y estragarlo.

Más presto se curan las tiernas enfermedades en sus principios que cuando han hecho curso en la perseveración de su oficio.



Lugar donde se imprimió por primera vez "La Celestina" en 1499


La mujer, o ama mucho a aquel de quien es requerida, o le tiene grande odio.

No hay cirujano que a la primera juzgue la herida.

Harto mal es tener la voluntad en un solo lugar cautiva (entre las piernas).

Pero bien sé que subí para descender, florecí para secarme, gocé para entristecerme, nací para vivir, viví para crecer, crecí para envejecer, envejecí para morirme.

¡Oh, Dios, y cómo crece la necesidad con la abundancia!

Las riquezas hacen a las mujeres ser hermosas y alabadas, que no las gracias de su cuerpo.

Honra sin provecho no es sino como anillo en el dedo.

Con lo que sana el hígado, enferma la bolsa y el bazo.

A las obras creo, que las palabras de balde las venden dondequiera.

Es pecado fatigar y dar pena a los hombres, pudiéndolos remediar.

El cierto amigo en lo incierto se conoce y en las adversidades se prueba.


La cantante Nati Mistral (Madrid, 1928) en el papel de Celestina


Nunca alegre vivirás, si por voluntad de muchos te riges.

Simpleza es no querer amar y esperar ser amado; locura es pagar la amistad con el odio.

Nunca venir placer sin contraria zozobra en esta triste vida.

Los mozos curáis poco de los viejos, os regís a sabor de paladar.

Amo aquella ante quien tan indigno me hallo que no la espero alcanzar.

Haz tú lo que bien digo y no lo que mal hago.

Quien menos procura, alcanza más bien.

La mocedad ociosa acarrea la vejez arrepentida y trabajosa.

El género flaco de las hembras es más apto para las prestas cautelas que el de los varones.


El abad de donde canta de allí viste. Y aun viste como canta.

Ninguna ciencia es bien empleada en el que no le tiene afición.

El propósito muda el sabio, el necio persevera.



A nuevo negocio, nuevo consejo se requiere.

El silencio escuda y suele encubrir / la falta de ingenio y torpeza de lenguas. / Blasón que es contrario, publica sus menguas / quien mucho habla sin mucho sentir.

Es grande el mundo y pocos los experimentados.


Ese olor de la boca, que te huele un poco (...) y no hay cosa que peor en la mujer parezca.

Tanto afirmas tu ignorancia que me haces creer lo que puede ser.


A la firme verdad el viento del vulgo no la daña.

Del pecado lo peor es la perseverancia

Un solo maestro de vicios dicen que basta para corromper a un gran pueblo.

La mocedad en sólo lo presente se dedica y ocupa a mirar, mas la madura edad no deja presente ni pasado ni porvenir.

El deleite de la venganza dura un momento y el de la misericordia para siempre.

Cada rico tiene una docena de hijos y nietos que no rezan otra oración, otra petición, sino rogar a Dios que lo saque del medio de ellos. No ven la hora en que ponerlo bajo tierra y lo suyo entre sus manos y darle a poca costa su morada para siempre.


Núria Espert (Barcelona, 1935) interpretando a la vieja alcahueta

Hay santas y virtuosas, cuya resplandeciente corona quita el general vituperio. Pero de estas otras, ¿quién te contaría sus mentiras, sus tráfagos, sus cambios, su liviandad, sus lagrimillas, sus alteraciones, sus osadías? Que todo lo que piensan, osan sin deliberar. Sus disimulaciones, su lengua, su engaño, su olvido, su desamor, su ingratitud, su inconstancia, su testimoniar, su negar, su revolver, su presunción, su vanagloria, su abatimiento, su locura, su desdén, su soberbia, su sujeción, su parlería, su golosina, su lujuria y suciedad, su miedo, su atrevimiento, sus hechicerías, sus embaucamientos, sus escarnios, su deslenguamiento, su desvergüenza, su alcahuetería.

La sangre nueva poco calor ha menester para hervir.

Con mal está el huso cuando la barba (el ovillo de hilo) no anda de suso (encima).

Pan y vino andan camino, que no mozo garrido.

La mucha especulación nunca carece de buen fruto.


La distancia de las moradas no despega el amor de los corazones.

Cuando a los extremos falta el del medio, arrimarse el hombre al más sano es discreción.

Tan presto se va el cordero como el carnero. Ninguno es tan viejo que no pueda vivir otro año ni tan mozo que no pudiese morir hoy mismo.

La ajena luz nunca te hará claro si la propia no tienes.

Hablas de la feria según te va en ella.

Más segura cosa es ser menospreciado que temido.



Las riquezas no hacen rico, mas ocupado; no hacen señor, mas mayordomo. Más son los poseídos de las riquezas que no los que las poseen.

A cada cabo hay tres leguas de mal quebranto (a todos los éxitos preceden desventuras y en todos los estamentos sociales hay mortificaciones).

No los que poco tienen son pobres, mas los que mucho desean.

La vejez no es sino mesón de enfermedades, posada de pensamientos, amiga de rencillas, congoja continua, llaga incurable, mancilla de lo pasado, pena de lo presente, cuidado triste de lo porvenir, vecina de la muerte, choza sin rama que se llueve por cada parte, cayado de mimbre que con poca carga se doblega.

¡Oh, bienaventurada muerte, aquélla que deseada a los afligidos viene!

La misma vida de los hombres, si bien la miramos, desde la primera edad hasta que blanquean las canas, es batalla. Los niños con los juegos, los mozos con las letras, los mancebos con los deleites, los viejos con mil especies de enfermedades, pelean.


Limpiad ya los ojos, ciegos equivocados,
sembrad virtudes con vuestro casto vivir.
Sabed que a todo correr deberíais de huir,
no sea que os lance Cupido sus tiros dorados.

2 comentarios:

  1. Monsieur, que exagerado! Si se descuida copia usted toda la obra aqui en el blog!
    Le debieron de faltar una o dos paginas, jijiji.
    En cualquier caso me encanta, monsieur.

    Buenas noches, o tal vez para usted aun tardes.

    Bisous

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  2. Me alegra verla sonreír de nuevo, madame, porque lo interpreto como un claro síntoma de que mejora su salud. Y recuerde a Fernando de Rojas, o si lo prefiere también a mí, cuando el ilustre toledano escribe que "la distancia de las moradas no despega el amor de los corazones."

    Molts petons per a vostè.

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