Alexander Alexandrovich Blok
(San Petersburgo, 1880 - Petrogrado, 1921)
(San Petersburgo, 1880 - Petrogrado, 1921)
Qué difícil es caminar entre la gente
y simular que no se ha muerto,
o en este juego de trágica pasión,
confesar que aún no se ha vivido.
Y escrutando en la nocturna pesadilla,
encontrar el orden como un desordenado torbellino
para que en el inexpresivo resplandor del arte
descubramos el mortal incendio de la vida.
II
El viento irrumpe, aúlla la nieve,
y en la memoria, por un instante,
resurge aquel lugar, aquella orilla lejana.
Las flores débiles bajo la escarcha se marchitaron.
Y mis antiguas afecciones susurran como la hierba seca.
Es de noche. Y en la noche, por un sendero tupido,
voy hacia el abismo cubierto de nieve.
La noche, el bosque y la nieve. Y yo llevo
el peso odioso de los recuerdos.
De pronto, allá, se divisa una casita en un claro
y una muchacha canta en el bosque.
La noche, la droguería, la calle, el farol,
los ruidos: mundo absurdo e insípido.
Vive aunque sea un cuarto de siglo más
y todo será lo mismo. No hay salida.
Morirás, empezarás otra vez desde el comienzo,
todo se repetirá como antaño:
la noche, el helado escarceo en el canal,
la droguería, la calle, el farol y los ruidos.
IV
Hoy no recuerdo lo que ayer pasó.
En la madrugada olvido lo de la tarde anterior.
En los días blancos extravío el fuego
y en las noches ya no evoco los días.
Pero ante la muerte, en la hora decisiva,
todos los días y noches me pasan por la mente
y entonces, en el bochorno, en la estrechez,
es sumamente doloroso soñar
en todo lo hermoso que se fue.
Deseas levantarte y no puedes.
V
Las sombras desleales del día huyen
y alto y claro es el llamado de las campanas.
Los pasos sobre la iglesia arden como el relámpago,
sus losas están vivas, aguardando tus ligeras pisadas.
Tú pasarás por aquí y tocarás la fría piedra
vistiéndola con la horrible vitalidad de tu palma.
Deja que la flor de la primavera sea aquí depositada,
en esta solitaria penumbra, bajo los ojos del Santo.
Las sombras de la rosa crecen en la brumosa noche
y alto y claro es el llamado de las campanas,
la oscuridad yace en los escalones, siniestros y bajos.
Aguardo inmóvil en la luz. Aguardo ansioso tus pasos.
VI
La bruma nocturna me sorprendió en el camino.
Tras la espesura, la luna lanzó su mirada.
El caballo fatigado
daba inquietos golpes con las pezuñas.
Tranquilo de día, extrañaba la noche.
Sombrío, inmóvil, somnoliento,
el conocido bosque me aterraba
y hacia el claro plateado por la luna
dirigí el paso del caballo resoplante.
Se extiende en la lejanía la neblina del pantano,
pero de plata fulgura la iglesia de la colina.
Y detrás de la colina del bosquecillo del valle,
en la oscuridad, se oculta mi casa.
El caballo fatigado acelera el paso hacia su destino.
Centellean las luces de un pueblo extraño.
A la orilla del camino prenden en rojo
las hogueras de los pastores como faros.
"Ofelia "
(1852)
John Everett Millais
(Southampton, 1829 - 1896, Kensington)
VII
Todo lo que quiere mi memoria conservar
Todo lo que quiere mi memoria conservar
se pierde en los años fatídicos y crueles,
pero vuela mi historia rutilante
por los cielos nocturnos como un rayo.
Quemada está mi vida, relatada toda.
Quemada está mi vida, relatada toda.
Tan sólo sueño con mi primer amor,
atado en cruz con una cinta roja,
como si fuera un cofre de gran valor.
Y cuando en el silencio de mi cuarto
Y cuando en el silencio de mi cuarto
bajo la lámpara, me consumo de dolor,
en el incienso de mis sueños se trasluce
el fantasma azul de mi adorada muerta.
VIII
No temas a la muerte en viajes terrenales,
no temas a los enemigos o amigos,
sólo escucha las plegarias
al pasar por todos los caminos del horror.
La muerte vendrá hasta ti,
y nunca más serás esclavo de la vida,
esperando la piedad de un amanecer
en la noche de miseria y tribulación.
Ella nos amará con una ley común,
una voluntad del Celeste Reino.
Y tú ya no estarás condenado
al dolor mortal lento y eterno.
(Versiones en español realizadas por Jorge Bustamante García y Clara Janés)
Monumento dedicado al poeta Alexander Blok en Shakhmatovo, lugar donde vivió. Se encuentra situado al noroeste de Moscú, muy próximo a la capital de Rusia
Nunca he sido muy aficionado a la poesía, pero tengo que reconocer que a través de este blog me estoy convirtiendo en un fanático. O casi.
ResponderEliminarJohn W.
La vida se iba escapando a borbotones por esos versos, monsieur. Empezamos a morir mucho antes de que llegue el momento final, y cuando se llega a tal punto ese final es una liberacion.
ResponderEliminarFeliz dia, monsieur
Bisous