viernes, 26 de marzo de 2010

Acerca del fatigoso oficio de proseguir con vida



In media res nascimur

Entramos en esta vida como a mitad de una película.
El productor, desconocido, y su poder económico
en la sombra se nos oculta. A lo sumo es un nombre
o las siglas de una corporación ficticia. El guionista,
al final, en letras pequeñas. Los actores buscan, aman,
luchan. Alguien asesina. Y si preguntamos a nuestro
alrededor, se molestan, nos desprecian, piden silencio,
dan versiones o escatiman el desarrollo del proceso.



Nada sabemos de las raigambres del paisaje dialéctico
al que asistimos con nuevos ojos. Nos pudo ser dado
nacer en medio de una guerra, o cuando los despojos
de los vencidos son paseados en los carros del triunfo.
Y sin embargo, qué pronto nos hicimos cargo de lo que no
sabíamos a ciencia cierta ni infusa; cuánto consideramos
ser expertos en determinadas tomas de perspectiva próxima
con la cámara, qué bien nos fue pareciendo la fotografía.



Ignorábamos qué correspondencia suponía la numeración
de las butacas. El clasismo diferencial de los puestos elitistas
de las primeras filas frente a los del gallinero. Los palcos mismos
se asemejaban a decorativos huecos con los que dar realce
a los vestidos, o bien para procurar la intimidad del comentario.
No teníamos ni idea de que en uno de ellos, por ejemplo,
habían asesinado a Lincoln. Y cuando tomábamos asiento,
lo hacíamos sin ver otra cosa que desperdicios abandonados
por otra gente en sesiones previas, algo así como si nosotros
fuéramos a ser los primeros, los inauguradores atemporales
y omnipresentes que sucedían a los vestigios antecesores.


Abraham Lincoln
(Hodgenville, Kentucky, 1809 - Washington D. C., 1865)
Escultura de
Daniel Chester French
(Exeter, New Hampshire, 1850 - Concord, Massachusetts, 1931)

Qué tragedia no poder vivir unos doscientos años
como los saurios con caparazones, las tortugas.
Qué pena no poder rebobinar la película
para comenzarla desde el principio,
recomponerla en claro para desactivar luego
nuestra propia ignorancia supina.
Qué lástima que el mecanismo constante
de la proliferación se repita,
naciendo incesantes generaciones de continuo
que se intercalan superpuestas
en el aforo del abarrotado cine del mundo,
tan avanzada la historia
y hasta tal punto ininteligible que,
o bien nos marchamos sin entenderla,
o decidimos enconarnos contra todos
tratando de hacerla digerible.


"Pareja de luchadores"
(Siglo III a. C.)
Copia romana de un original griego
("Galleria degli Uffizi" en Florencia)

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