sábado, 20 de marzo de 2010

Sobre el asombro de la vida en lugar de la nada



ANACREÓNTICA SUICIDA

¿Cómo no me disgrego
y mis brazos no se reblandecen
y derriten, huyendo en átomos,
salpicando el suelo?
¿Cómo me compongo
y alrededor de mis huesos
los músculos adheridos
se comprimen y no deshacen
evitando una fuerza de gravedad
que no genero?
¿Cómo es que no se disuelven
en orina todos mis líquidos
o defeco interminable hasta el desaparecimiento?
¿Cómo la sangre me recorre
incansable sin advertirla?



¿Cómo es posible que me reconstituyan estos viejos
órganos y que sigan urdiendo su labor de limpieza
riñones e hígado? ¿Cómo es que el corazón bate
en el núcleo de un circuito que es un círculo continuo?
¿Cómo es que en la cúpula de mi cúmulo orgánico
hay una víscera pensante? ¿Cómo puede meditar
una tripa arrugada y viscosa como el cerebro?



¿Por qué inhalo aire sin control responsable, sin órdenes
voluntarias, por qué voy de la expiración de la muerte
a la consecutiva e inmediata inhalación de oxígeno
que me proporciona la vida consciente? ¿Por qué existo
de este modo azaroso con el que me proveen los genes?



¿Por qué asumo una identidad si sólo supongo
una expresión como cualquier otra de la existencia?
¿Por qué me cuestiono, me hundo,
me angustio, me complico,
me aturdo, me ahogo,
me atribulo y me mortifico?



¿Por qué no acabar de una vez
con todo este redundante artificio,
y reducido a ceniza o materia deshecha,
me vinculo a la tierra
vuelto al barro del que estoy hecho?
Miríadas de gusanos aguardan el festín suculento.


2 comentarios:

  1. Supongo que será porque siempre acaba habiendo alguien que depende de nosotros

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  2. ¿Cómo puede ese órgano blandengue hecho de hemisférios, mandar órdenes a las neuronas sin que yo les otorgue permiso? !Que se han creido!Esos chispazos salen disparados y resulta que mis dedos teclean el teclado. Me alegra que lo hagan solitos, no podría, en mis horas, dirigir el orden de millones de ordenes por segundo, que se espabilen, por ahora lo hacen bien !salves! Para evitar los gusanos (sus ínfimos cerebros, su instinto, les da movimiento, otra maravilla), los cuales también tienen derecho a existir, se puede optar por la incineración. Yo optaría por respirar con esos pulmones que me insuflan oxígeno a su aire, por genética, la brisa de esa bella playa donde la espuma suspira, también por inercia. Exquisita reflexión, a veces también me lo he preguntado, CARPE DIEM, un bsito Andrés.
    Gracias por esa voz y ese piano de Nina Simone...

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