[Malpartida, Juan: Al vuelo de la página, Madrid, Editorial
Fórcola, 2015, 2ª edición, 462 páginas, precio: 18'75 euros]
UNAS MEMORIAS
DESHILACHADAS
Juan Malpartida decidió, siendo muy joven, convertirse en
escritor y este libro atestigua las preocupaciones que le suscita la creación
literaria y los juicios que le merece algún que otro escritor. Critica el
amiguismo en la literatura, pero da la impresión de practicarlo con Octavio Paz
y Andrés Sánchez Robayna. Hasta él, tan impoluto como quiere presentársenos,
incurre en el sectarismo que denosta. Menos mal que da cuenta de la mezquindad
que practicaba José Ángel Valente endiosándose a sí mismo y ninguneando a los
demás al creerse el heraldo del misticismo en la poesía.
Octavio Paz
(Ciudad de México, 1914 - 1998)
Un gran escritor al que durante 30 años persiguió su primera
esposa, Elena Garro, intentando hacerle la vida imposible
En una edición abundante en
errores y descuidos tipográficos (por poner unos ejemplos: en la página 256, donde se lee "me emocionan mucho más Lope que Góngora", debe leerse "me emociona mucho más Lope que Góngora"; en la página 271,
donde vemos “mi pensamiento se resumen en esto”, deberíamos ver “mi pensamiento
se resume en esto”; en la página 355, donde aparece “esta media es inicio de un
juicio moral asesino”, debiera aparecer “esta medida es el inicio de un juicio
moral al asesino”; en la página 404, donde pone “no podía responden a sus
preguntas”, debe poner “no podía responder a sus preguntas”; en la página 460:
donde dice “quince millones de años” debería decir “quince mil millones de años”,
etc.), llama la atención que critique la ligereza con la que otros lanzan a la
imprenta sus libros, como hace con Félix de Azúa y sus Lecturas compulsivas (1999), a las que con razón achaca no haberlas
revisado a fondo.
Félix de Azúa
(Barcelona, 1944)
Escritor, novelista, poeta, traductor, filósofo, ensayista y profesor
Este diario, que Malpartida
califica de palimpsesto por cuanto tiene de reescritura y de alusiones que
esconden las palabras utilizadas remitiendo a otras, es un ejercicio
intelectual grato para el lector que busque en unas páginas ver reflejado cómo
se mortifica un escritor para decir algo que merezca la pena ser leído.
Malpartida salpica su discurso con anécdotas deliciosas, como aquella de que en
Vietnam se comen las serpientes y al comprarlas en la tienda se venden por
metros y no por kilos. O aquella otra en la que Ernesto Sábato le hace una
pregunta sobre pintura a Pepe Hernández y al ver que no sabe contestarle, aprovecha
para decir que eso demuestra “la habitual incultura de los pintores”.
Ernesto Sábato
(Rojas, 1911 - 2011, Santos Lugares)
Escritor, novelista, físico, ensayista y pintor
Además, nos revela aspectos
desconocidos de grafómanos, como es el caso de Manuel Vázquez Montalbán, un
comunista que comía en restaurantes caros, tenía una gran masía y disfrutaba de
un yate propio, lo que nos hace sospechar si no sería un beneficiado del
régimen surgido de la Transición que cumplía su papel como libelista del PSUC
en la oposición. Espero que no fuera recompensado con dinero de las cloacas del
Estado y se ganara a pulso lo que cobraba con los libros que publicó, algo
difícil de creer en un país donde apenas se lee. Encima, eso de venir a morirse
en el aeropuerto de Bangkok, ciudad donde el turismo sexual con menores es una
aberración permitida, no es que ayude mucho a mejorar la imagen de quien siendo
gordo y calvo ya de por sí no era lo que se dice un primor.
Manuel Vázquez Montalbán
(Barcelona, 1939 - 2003, Bangkok)
Un comunista de boquilla y bon vivant de la rive gauche de caviar
Malpartida saca a relucir sus
fobias sin disimulo. Las lima para que no parezcan determinantes, pero aun así
se agradece que no las oculte: ente ellas parecen estar Eduardo Haro Tecglen, Rafael
Alberti, José Luis García Martín y Ernesto Sábato. Del primero aduce que era un
falangista exaltado en sus inicios y después un totalitario estalinista de la
peor condición; del segundo, que su poesía no le impacta; del tercero, que en
sus antologías de poesía se empeña en dejar fuera a los autores hispanoamericanos,
y del cuarto, que no sabe escribir con un mínimo decoro sintáctico. Bueno, sus
razones tiene y cualquiera que se precie de ser escritor cultiva sus odios
particulares, entre otras adicciones y manías, cómo no.
Eduardo Haro Tecglen
(Pozuelo de Alarcón, 1924 - 2005, Madrid)
Primero fascista, luego estalinista, pero siempre totalitario disfrazado de republicano de las causas perdidas y demócrata de toda la vida
Como toda bitácora personal que
se escribe a vuela pluma, el texto resultante es irregular. Tiene momentos de
reflexión poética interesantes, linda con el ensayo en otras ocasiones, e
inevitablemente sufre caídas en las que incurre en la banalidad o los mismos
vicios que en otros denuncia. Por ejemplo, cuando dice que en los diarios de
Thomas Mann éste se dedica a enumerar cuándo come, a qué hora se levanta o si
se afeita o no. También Malpartida tiene momentos descriptivos de su estado de
ánimo o contemplación exterior que no aportan nada salvo a su narcisismo y
podrían suprimirse sin que se perdiese nada importante el lector.
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
Juan Malpartida Ortega
[Marbella, (Málaga), 1956]
Escritor, ensayista, poeta, novelista, traductor y crítico literario
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