Playa protegida de los vientos alisios en Mogán
(Gran Canaria)
ANFI DEL MAR
Un buen lugar para olvidarme de que viví,
para recomenzar de cero, saludar al sol
y no saber de la maldad del género humano.
Vamos allí, vayamos al mar, donde comenzó
todo. Saluda la luz del alba cada mañana,
escucha el silencio de cada anochecer.
No quiero saber nada respecto a mí. El mundo
es una herida sangrante que, continua, mana.
Los turistas que se acercan lo hacen en blanco.
Proceden del norte de Europa y pocos saben
que allá por el año mil trescientos quince los pobres
en Flandes pastaban en el suelo como ganado.
Hubo una hambruna derivada de un corto
cambio de clima. Desde abril del año anterior
hasta el mes de agosto no paró de llover.
Los campos se hundieron y los cultivos se echaron
a perder. La población general quedó diezmada.
Aquí no, aquí hallarás todo tipo de manjares.
Sorbe un zumo de fruta de la pasión con mango
o de apio y limón. Siéntete rejuvenecer.
La playa tiene la piel de una princesa soñada.
Sumérgete en esta agua de flotantes balandros,
mástiles y lonas. Observa los peces dorándose
bajo el verde y azul de la superficie acuosa.
Oh, cala que evocas el mar fenicio de Mallorca.
Oculto rincón canario construido con las manos,
piedra por piedra, para ser felices y morir.
(Poema escrito por Andrés González Déniz)
El microclima de Mogán disfruta del sol durante todo el año
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