viernes, 27 de febrero de 2009

El equipo inolvidable


Bandera con el azul del mar y el amarillo del sol junto al escudo más hermoso del mundo


Si el tiempo pudiera congelarse estos jugadores no hubieran sido reemplazados. Si pudiéramos detener el reloj estos gladiadores del balón jamás habrían muerto para el fútbol en activo. Pero el tiempo pasa, todo se acaba y ahora tenemos un remedo que es la sombra de lo que fuimos.

De pie y de izquierda a derecha: Páez, Carnevali, Gerardo, Felipe, Hernández, Roque, Félix, Miguel Muñoz, Pérez.

Agachados y de izquierda a derecha: Aparicio, Maciel, Brindisi, Morete, Jorge, Noly, Pepe Juan y Carmelo.

Estadio de Gran Canaria

Algún día alguien tendría que dar explicaciones por haber puesto pistas de atletismo que nos alejan de los jugadores en el nuevo estadio de Gran Canaria, algún día alguien tendría que explicar de dónde salió el dinero para los fichajes del CD Tenerife cuando se trajo a Redondo, Juanele y toda la tropa de godos en que se convirtieron, algún día alguien tendría que justificar por qué el Heliodoro no tiene pistas de atletismo y sí nuestro coliseo futbolístico. Supongo que las respuestas no están en el aire, sino en casi tres décadas de gobierno autonómico en manos de los nacionalistas canarios dominados por la ATI (Asociación Tinerfeñista Independiente) con la colaboración inestimable de títeres obedientes tipo Gonzalo Angulo, responsable deportivo del atentado al fútbol que nos obliga a contemplarlo con prismáticos. Algún día se hará justicia en el cielo y los traidores espero que ardan eternamente en el infierno de la vergüenza que no tuvieron.

Germán Dévora Ceballos, el mejor futbolista canario que ha existido

Miguel Ángel Brindisi y Diego Armando Maradona en el Boca Juniors
(Brindisi ha sido el mejor jugador extranjero de la UD Las Palmas)

Marcos Márquez, el hombre que lleva el gol en el apellido


LA FIEBRE AMARILLA

SIEMPRE ARRIBA D´ELLOS

jueves, 26 de febrero de 2009

En el invierno del patriarca


Este libro recoge tres entrevistas realizadas a Ernst Jünger en su vejez. El escritor alemán rondaba los cien años de edad y estaba en pleno uso de sus facultades. Las grandes pasiones de su vida fueron la literatura, la entomología, la botánica y los viajes.
Nació en 1895, el año en que un compatriota suyo, Wilhelm Röntgen, descubre los rayos x y el asunto Dreyfus acapara la atención política. Por eso sentía haber nacido con la apertura de la modernidad, pues las radiografías fueron el primer paso que posibilitó la investigación atómica, mientras que el caso Dreyfus abrió las puertas al peso de la opinión pública sobre la actividad gubernamental y con ello al ejercicio de la democracia efectiva en las esferas del poder.
Combatió en la I Guerra Mundial leyendo el Orlando furioso de Ludovico Ariosto y recibiendo por sus actos de valor una condecoración militar. Estudió Ciencias Naturales en Leipzig, fue censor para la Werhmacht en el París ocupado por los nazis entre 1939 y 1944, recorrió medio mundo desde las islas Canarias hasta las Seychelles y su obra completa abarca más de 18 volúmenes si les añadimos los diarios de senectud que escribió después de que se recopilaran.

Wilhelm Konrad Röntgen (Lennep, 1845 - Munich, 1923)


Aunque Goebbels y Goering querían eliminarlo, Hitler dio la orden de no tocarlo seguramente por respeto a su participación como soldado en el frente francés, concretamente en el regimiento de fusileros "Prinz Albrecht von Preussen", desde 1914 hasta 1918. Para un hombre que alcanzó a vivir los 103 años, sorprende que en aquel entonces fuera herido hasta en siete ocasiones. La muerte ronda siempre montando guardia, pero a veces se duerme en alguna de sus garitas de vigilancia.
Jünger nació pues, en medio de un clima de optimismo finisecular que pronto la guerra vino a echar abajo. Tuvo la oportunidad de ver el cometa Halley por segunda vez: primero en 1910 desde Hannover y mucho más tarde, en 1986, aunque para poder divisarlo tuvo que desplazarse hasta Singapur, Malasia y Sumatra. Asombrosamente, no fue ningún accidente de avión o automóvil el que puso en peligro su vida, sino la picadura de una minúscula garrapata en 1993 cuando tenía la edad de 98 años.

Cometa Halley

Una idea básica en la que cree es la de la no alteración de la masa cósmica, pues lo que por un lado estalla por otro se consume: "La potencia del cosmos se mantiene siempre idéntica, no hay progreso ni regresión, aceleración o desaceleración que la puedan modificar. Lo que cambia son solamente las figuras, las formas". Aplicado al devenir histórico viene a coincidir con la idea de los ciclos que tomaron de la religión hinduista tanto Nietszche (con su teoría del eterno retorno) como Spengler. Éste último se posicionaba en contra del concepto del progreso lineal de la Historia, pues en realidad las civilizaciones conviven en un período histórico determinado aunque se hallen en diferentes grados de perfeccionamiento evolutivo. Para Oswald Spengler, además, las culturas y civilizaciones son como los individuos a la larga, es decir, que también nacen, crecen, se reproducen y mueren. Posiblemente nuestra civilización occidental esté marchitándose y una prueba quizá sea el nihilismo imperante tan bien expresado por Léon Bloy: "Dieu se retire", ("Dios se retira").

Oswald Spengler (Blankenburg, 1880 - Munich, 1936)


13 de abril de 1912: el Titanic se cruza con los primeros icebergs sobre el Atlántico


El naufragio del Titanic en 1912 fue una advertencia a la fe ciega en la tecnología, un contrapunto al horizonte feliz que la ciencia dibujaba. En efecto, los accidentes son los que vienen a recordar a los hombres que no son dioses, que no son omnipotentes, que son falibles. Karl Marx dijo que ya no sería posible escribir una Ilíada después de la invención de la pólvora. En la actualidad vivimos en un mundo donde lo que cuenta son los actos y no el canto poético que se haga de los mismos. Por lo tanto, vivimos en una época donde está enterrada la lírica y con los medios audiovisuales la literatura retrocede volviendo a adquirir los tintes de la oralidad en que naciera. Basta leer la cantidad de basura que circula por Internet o fijarse en el destrozo lingüístico infligido al idioma en los mensajes enviados por teléfono móvil para cerciorarse de lo que está ocurriendo.

Noche del 14 de abril de 1912: el Titanic se hunde

Las imágenes implican una especie de alfabeto potente, directo y fácil, y a la articulación de imágenes de vídeo está sucumbiendo y empobreciéndose la mentalidad de los nuevos homo sapiens. Jünger nos ofrece otra máxima de su pensamiento que probablemente no sea suya, pero que sabe hacer propia: "Lo que es verdaderamente bello no puede no ser ético, y lo que es realmente ético no puede no ser bello". Hoy pululan instructores imbéciles que como el Pangloss de Voltaire creen y pregonan que este mundo modernizado es el más perfecto de los posibles. A pesar de que sondeos como el informe Pisa revelan el descalabro educativo de nefastas proporciones que padecemos, siguen erre que erre autoalabando sus métodos pedagógicos que sólo producen la peor clase de ignorantes: los que creen saber sin saber que no saben. A ver cuándo se enteran de que son instrumentos que el poder político utiliza para despersonalizar y manipular a los jóvenes que se están maleducando.


El Titanic en el fondo del mar (a 3 kms. de profundidad)

Jünger no cree en las discusiones ni en las polémicas porque en ellas no hay tono dialogante sino ruido. El siglo XXI en el que estamos el intelectual tendrá que aletargarse porque "los actos serán más importantes que la poesía que los canta y que el pensamiento que los refleja. Será una edad muy propicia para la técnica, pero desfavorable para el espíritu y la cultura". Efectivamente, en esa situación estamos, y por eso mismo considero la lectura apasionada y la escritura que de la reflexión se derive un acto de resistencia cívica, una rebelión individual contra la estandarización de la estupidez con la que desde los medios se pretende anularnos como seres pensantes con creatividad e iniciativa propia para que no interfiramos en las estratagemas de sus corrupciones.

Ernst Jünger (Heidelberg, 1895 - Wilflingen, 1998)

miércoles, 25 de febrero de 2009

Hey, meu amigo Charlie


Fue lo máximo en el arte balompedístico, el mejor jugador de su momento histórico en el suelo patrio español y el mejor futbolista catalán de la historia. Como obras son amores y no buenas razones, aquí va la prueba: en la temporada de 1970 y 1971 ganó el trofeo "Pichichi" al mayor goleador de la liga española, marcando 17 tantos en 29 partidos. Estuvo 44 años vinculado al Fútbol Club Barcelona y derrochaba tanta clase, maestría y elegancia que sólo podían criticarle a veces por una relativa falta de ardor en la lucha. Pero en todas las épocas sucede que los superclase no hacen el trabajo de los proletarios del fútbol.
Es el único jugador al que he visto despegar los postes de la portería contraria del suelo. Fue en el Estadio Insular en un partido de liga contra la Unión Deportiva Las Palmas. Chutó tan fuerte que Catalá, el portero amarillo, no pudo hacer sino estirarse para quedar inmortalizado en la fotografía del periódico de entonces.
"Charlie", el "noi de Pedralbes", tuvo un debut espectacular en la Copa del Rey con el Barça. Ganamos por cero a cuatro en "El Sardinero" al Rácing de Santander y él marcó el último tanto, el que supuso la estocada de una tarde taurina de fútbol. Ocurrió el 25 de abril de 1965 y Rexach sólo tenía 18 años. Trece primaveras más tarde le ganó con toda justicia la final de la Copa del Rey de 1978 a la UD Las Palmas, anotando dos goles para un resultado final de 3 a 1. El primero de penalti cometido sobre Cruyff, y el tercero de falta directa lejana trazando una parábola perfecta que se coló por toda la escuadra de Daniel Carnevali. Asensi anotó el segundo de cabeza gracias al centro desde la línea de córner que le envió el mismísimo Rexach. Miguel Ángel Brindisi, el mejor extranjero que ha defendido la elástica amarilla, marcó el gol del honor de la Unión Deportiva. Nada que ver con la injusta eliminatoria que le robó el Real Madrid a la UD Las Palmas después de haber sido derrotado por 4 a 0 en Gran Canaria. Fuimos luego al Bernabéu y allí el árbitro llegó a dar por válido un gol en el que el delantero blanco empujó al defensa canario con balón incluido, amén de pasarse todo el tiempo pitando faltas en contra del equipo isleño. Esto sucedió allá por 1975, en la eliminatoria de los cuartos de final de la última Copa del Generalísimo, pues aún vivía el protector, padrino, forofo y valedor del club blanco: Francisco Franco Bahamonde. En el partido de ida tampoco pitó el árbitro dos claros penaltis en el área madridista, lo cual podía haber supuesto un escandaloso 6 a 0. Téngase en cuenta que en aquella época lanzaba los penaltis Germán Dévora Ceballos, el más grande futbolista canario de todos los tiempos, que nunca fallaba ninguno. En el partido de vuelta el árbitro prolongó cuatro minutos el primer tiempo de forma totalmente arbitraria e interesada. Benito y Del Bosque hicieron dos entradas asesinas que no fueron sancionadas ni con falta, los jugadores merengues se dedicaron a dar pisotones a los jugadores caídos en una muestra de menosprecio apabullante. Nos trataron como si fuéramos los esclavos watutsi de una colonia africana. La humillación se prolongó al no pitar Sánchez Ríos una falta contra el Madrid que provocó una continuación de la jugada y posterior gol de los blancos. El entrenador canario, el francés Pierre Sinibaldi, declaró al final del encuentro que "hay cosas contra las que no se puede luchar". Es decir: contra el poder, la opresión y la injusticia. El defensa tinerfeño Martín Marrero, que jugó en el lateral derecho, declaró que con aquel árbitro pitando a favor de los de casa le hubieran metido 8 goles al Real Madrid en Gran Canaria.
Para colmo de males, la final de la Copa después la jugó el Real contra el Atlético de Madrid. El árbitro fue Urízar Azpitarte, otra vergüenza del fútbol nacional, quien no concedió un gol a los rojiblancos, pese a que el linier ya corría hacia el centro del campo. Becerra había regateado al portero Miguel Ángel y su disparo lo despejó traspasada la línea de portería el defensa asturiano Uría. En la prórroga anuló otro gol al Atlético que había sido marcado por Benegas. Esta vez adujo que otro hombre, Irureta, se hallaba en fuera de juego, cuando en realidad no intervenía en la jugada. En ese mismo partido Amancio recibió un balón en órsay y el árbitro lo dejó seguir, aunque a pesar suyo el remate se fue al larguero. Con atracos de esta índole en El Molinón se inventaron el eslogan de "Así, así gana el Madrid" el 25 de noviembre de 1979, hartos del abuso madridista, cuando expulsaron a Enzo Ferrero por recibir un codazo de San José y revolverse respondiéndole con una patada. El árbitro debió expulsar a los dos, pero sólo mandó a los vestuarios a la estrella argentina del Sporting de Gijón.

Carles Rexach, el niño de Pedralbes (Barcelona, 1947)

Charlie Rexach y yo sonrientes en el hotel Santa Catalina


Volviendo a Carlos Rexach, debo decir que con 482 partidos es el segundo jugador que ha defendido más veces la camiseta azulgrana. Precisamente el mamoneo madridista con el dictador Franco impidió que ganara más de una liga, la de 1973-74, que conseguimos gracias a Cruyff y a que el régimen hizo una concesión graciosa aquel año a la deportividad dejando a los árbitros pitar a su aire. De todas formas, ganó 4 Copas del Rey (el consuelo que las autoridades políticas del país normalmente dejaban al alcance del Barcelona), 2 Copas de la UEFA (llamada entonces de Ferias) y 1 Recopa de Europa en Basilea, final que fue épica porque Rexach falló un penalti, pero en la segunda parte se resarció marcando un gol de disparo potente y cruzado. Vencimos por 4 a 3 y recuerdo ver ese encuentro con los compañeros de bachillerato en la vieja Universidad Laboral de Tafira tomándonos el acontecimiento a la tremenda, gritando y animándolos, como si se tratara de la selección española de fútbol. Hoy mismo, miércoles 25 de febrero de 2009, se da la paradoja de que el Real Madrid va a jugar con tres españoles en sus filas contra un Liverpol que tiene cinco. Cosas veredes, Sancho. Los que presumen de bandera roja y gualda van a saltar al campo con menos españoles que el adversario inglés. Si Franco levantara la cabeza le daría un infarto y Aznar supongo que irá al Bernabéu acompañado de Alfredo Pérez Rubalcaba, Federico Jiménez Losantos, Jaime Lisavetzky, Pedro J. Ramírez, el chanchullero Ramón Calderón y el presidente gallego Boluda tomándose antes algunas aspirinas. Claro que para José María Aznar y Florentino Pérez (el de la burbuja inmobiliaria del ladrillo) no hay crisis económica ninguna, sino más bien pelotazos como el que piensan dar ofreciendo hasta 95 millones de euros por Cristiano Ronaldo cuando ya lo hayan exprimido en el Manchester. Y en manos de este tipo de personajes está y ha estado España tanto tiempo (y lo que le queda). La crisis que la sufra la gente llana, mientras que ellos van a forrarse como sea y encima venga a presumir en el palco de ser los que manejan a su antojo el cotarro.
Para terminar, añadiría que Carlos Rexach estuvo diez años ininterrumpidos siendo internacional absoluto con la selección española. Por aquel entonces no se disputaban tantos partidos amistosos para recaudar dinero, así que lució la camisola nacional 15 veces en una década entera. Como entrenador triunfó al lado de Johan Cruyff, siendo el ayudante que colaboró en la conquista de la primera Copa de Europa blaugrana. Después se recurrió a él para acabar las ligas que otros entrenadores no terminaban, caso de Luis Aragonés o el mallorquín Lorenzo Serra Ferrer. Charlie fue el preparador del conjunto azulgrana aquel día en que Rivaldo marcó de chilena al Valencia en el último minuto del último partido de la temporada 2001/02, dándole al Barça un puesto para las competiciones europeas en las que es el único equipo del continente que no ha faltado nunca.

Carles Rexach, un astro del fútbol amigable y accesible, con mis hijos

martes, 24 de febrero de 2009

Un "best seller" merecido


Confieso que leí este libro para saber por qué todo el mundo hablaba bien de él. Y no me ha defraudado en cuanto al interés por adivinar en qué termina. El grave defecto de este tipo de literatura es que no te enseña: sales del libro igual que entraste. No aprendes nada. Te han entretenido a lo largo de 665 páginas con un relato que se podía haber contado en 300, incluso en menos. Mientras lo leía, vi claramente que se trataba de un texto con vocación cinematográfica. Todas las acciones son exteriores. Parece más un guión que no necesita de ningún trabajo adicional para ser llevado a la pantalla. La influencia del cine en el autor no es el único motivo para escribir así, a cada página crece la sospecha de que fue concebido para ser explotado donde está el filón del dinero, es decir, haciendo una película. Es lo de las sinergias que tanto explota de un tiempo a esta parte el sector editorial. Libro y película unidos. De hecho, creo que como largometraje cumplirá mejor la función de espectáculo con la que fue concebido el texto. Sería más adecuada su visión mientras la gente mastica palomitas cómodamente sentada en sus butacas.
Hay tres pequeñas historias dentro. La primera se retomará al final como si fuera una cuenta pendiente, un cabo suelto. Se trata de una trama de corrupción empresarial: el caso Wennerström. Consiste en que el hombre que porta este apellido utilizó fondos de ayuda a los países del Este, concretamente a Polonia, para montar un chiringuito que cerró al tercer año con maquinaria portuguesa usada (chatarra) en una especie de cobertizo donde gastó un millón de coronas suecas para quedarse con el resto e invertirlo en tráfico de armas. Debo advertir que tanto éste como los otros dos hilos argumentales tienen un final feliz, lo cual me lleva a la pregunta de si en la vida real ocurre así o se trata de otra concesión al celuloide.
La segunda historia versa sobre la coprotagonista, Lisbeth Salander. Es un personaje pintoresco que lleva piercings y tatuajes, una joven con la que el autor Stieg Larsson pretende redimir a un exponente de la juventud actual gracias a la inteligencia que atesora. Es una consumada "hacker" a la que sus genes han dotado de una prodigiosa memoria. Sufrirá una violación anal por parte de su administrador, Nils Bjurman. Por su pasado de adolescente conflictiva y sin padres protectores le fue asignado este tipo, un abogado que aprovechó esa situación de autoridad en la que se vio para abusar sexualmente de ella. La venganza de la muchacha es perfecta. No podía haberse tomado la justicia por su mano de modo mejor. Lo viola introduciéndole un objeto en el ano y le tatúa en el torso unas palabras que declaran la clase de cerdo que es.
La tercera historia es la principal. Se trata de encontrar al asesino de una joven rica que desapareció en una isla sueca en el momento de ocurrir un desgraciado accidente de tráfico con un camión cisterna que, por el peligro de incendio al llevar una carga de líquido inflamable, obligó a policías y bomberos a cortar el acceso al lugar. Se llamaba Harriet Vanger y será objeto de una minuciosa búsqueda por parte del protagonista, Mikael Blomkvist, un claro trasunto autobiográfico del autor, porque al igual que él es periodista y aparece como el hombre deseado y deseable por las mujeres con las que se topa: Erika Berger (editora de la revista "Millenium"), Cecilia Vanger (rica heredera del clan metalúrgico de los Vanger) y la propia Lisbeth Salander, que le ayuda en la investigación. Se nota el narcisismo personal al presentarlo como un individuo flexible y atractivo, no perteneciente a esa clase de perversos psicópatas que suelen ser los miembros del sexo masculino.
En la página 557 está la gran sorpresa que desvela la intriga. Reconozco que no me la esperaba, por lo que como thriller de suspense este libro merece convertirse en la clásica película de cine negro que uno alquila para pasar un rato ameno en el salón con la familia. Eso sí, cuidado con las anomalías que se describen en el texto, como el caso de un padre, Gottfried Vanger, que viola a sus hijos y empuja a uno de ellos, Martin, para que viole a su hermana, la desaparecida Harriet. Curiosamente, este Martin Vanger degenerará en un sádico asesino en serie que disponía de una cámara de torturas para violar y matar mujeres. De ahí el título de la obra. Él y su padre no las amaban precisamente. Todo lo contrario, las aniquilaban. Eran monstruos que se merecían la muerte que propinaban a sus víctimas, pero obtuvieron un final abrupto, sin torturas: uno muere ahogado y borracho, empujado al mar por su hija; y el otro fallece en una colisión frontal contra un camión en la carretera. Muertes demasiado rápidas para lo lentos que ellos fueron cuando oficiaban de verdugos.


Stieg Larsson (Skelleftehamn, 1954 - Estocolmo, 2004)

sábado, 21 de febrero de 2009

Antigua Europa, mi viejo amor


Castillo del rey loco Luis II de Baviera terminado en 1886
(Se encuentra cerca de Fussen y su estilo es neorromántico)
Se lo conoce por Neuschwastein ("nueva piedra del cisne")


Siempre cabe la posibilidad de que la vida te sorprenda con una gran canción. Estaba viendo el espectáculo de luces, música y color de la Gala Drag Queen celebrada en Las Palmas de Gran Canaria por televisión, cuando de pronto apareció una diva que tenía olvidada: Mónica Naranjo. Inesperadamente se puso a cantarle al lugar que por su historia y cultura me tiene fascinado: Europa. Con un estilo que me recordó a las cantantes de ópera y una voz que no tiene mucho que envidiar a la de Sarah Brightman. Increíble. Fantástico. Sobrenatural. No debería resultar extraño que Mónica Naranjo y Salvador Dalí hayan nacido en el mismo sitio. Los dos son gerundenses nativos de Figueras, una ciudad próxima a los acantilados caprichosos, retorcidos por la erosión del mar y el viento que circundan la costa catalana entre el pueblecito pesquero de Cadaqués y el de Port Bou, limítrofe con Francia, lugar donde huyendo de los nazis vino a quitarse la vida el escritor y filósofo Walter Benjamin. Hay una locura que transmite el viento de la tramontana y una absurda sensación de biología mórbida cuando te sientas sobre una roca en Cap de Creus para contemplar el mediterráneo. Allí se inspiró el genio de Dalí, allí se puede empezar a entender su rareza grandiosa. Y Mónica Naranjo con su contorsionismo histriónico y su exuberancia vocal no le va a la zaga ni desentona en absoluto.


Cadaqués

Cap de Creus

EUROPA


"Yo era la rosa laureada del sol: lluvia del vino, burbuja de amor.
Y mi palacio fue la juventud: cuando cantaba yo, soñabas tú.
Tuve la gloria, tuve tu devoción, y me sentí querida,
mimada por la vida, ciega de delirante ilusión.
Aria de amor. Mientras aplauden tras el telón,
en el ocaso muere el viejo Dios.
Aria de amor: una quimera, una canción,
que la victoria es grande y Europa grande, ay...
Grande el destino es hoy.

Yo era la vida de aquella nación, grandes teatros llenaba mi voz.
En el palacio tan hermoso ayer, la soledad y el mármol fue después.
La decadencia, la solución final, en tres mil banderas,
cruces y calaveras, símbolos de quimeras, te perderé.
Oigo las bombas, águilas de terror, y sueño en la basura
que huele a tu figura y me refugio en el alcohol.
Aria de amor: una quimera, una canción,
que la derrota es grande y Europa grande, ay...
Grandes al fin tú y yo."


Mónica Naranjo Carrasco (Figueras, 1974)


Al fin una canción inteligente y diferente, una canción con carga histórica, un homenaje a la vieja Europa, aunque vaya teñido de pasión amorosa y declive físico. Una melodía moderna gracias a los robóticos efectos sonoros y clásica por la interpretación de soprano que lleva a cabo Mónica Naranjo con los arreglos orquestales de Geoff Foster. Nada que ver con la simplona "Europe is living a celebration" que nos representó como si fuéramos un rebaño de analfabetos para vergüenza de propios y extraños en Eurovisión.


Los Alpes austríacos


Los Dolomitas italianos

El Matterhorn o Cervino, símbolo y pináculo europeo

Un cantante que mereció más éxito


La vida se va acabando y todo son señales de que se acerca el último precipicio. El cantante que idolatraba en mi pubertad murió de un derrame cerebral en la navidad del año 2007. Tarareé muchas veces "Lady in blue", abrigando la ilusión de que en mi vida futura apareciese una princesa azul hasta que comprendí lo injusto de la espera puesto que yo no era un príncipe. Recuerdo el viejo radiocassette donde grababa las canciones: "Make me an island" o "You belong to me". Su voz me recordaba la de Tom Jones. Tenía fuerza y modestia al mismo tiempo. No era una estrella al uso. Un locutor llegó a decir que había sido boxeador, probablemente debido a su nariz achatada. No sé si lo fue, ni si fueron difíciles sus comienzos. Lo único que sé es que me pareció un prodigio la primera canción suya que llegó por primera vez a mis oídos. Era clásica nada más oírla desde el principio. Y desde entonces resuena en mi memoria de vez en cuando, como si no pudiera borrarla del cerebro. No me cansa. Lleva la carga de la ilusión de los catorce años que tenía entonces. Me devuelve el calor de aquel verano del 75. Por eso es que la música no se trata sólo de sonido. Pesa sobre ella una carga emocional ineludible, se adhiere a una zona de tu vida como si formara parte consustancial de ti mismo.
Cuando murió Joe Dolan supe que mi fin estaba próximo. Sabía que el Andrés adolescente hacía mucho tiempo que llevaba muerto, pero todavía me sentía como un viejo fósil respecto de aquella época en la que él cantaba a las esperanzas que yo tenía depositadas en eso que llaman "el eterno femenino". Desde su fallecimiento sé que todo acabó y no queda esperanza ninguna. Solamente escucharlo como si viviera. Y sentir el dolor de su pérdida y la de mi juventud, que se desvanecieron como si estuvieran unidas.

Doutzen Kroes, top-model holandesa

LADY IN BLUE

Who´s that lady on her own?

I wish that she would look my way.

She just stands there on her own,

a painted smile upon her face.



Lonely lady dressed in blue,

may I have this dance with you?

Let me hold you in my arms.

Let the music fill your heart.



Now that I´m with you

wish this night could last forever.

Oh, my lady in blue,

if you only knew

that I was lonely, lonely, lady,

Oh, my lovely lady blue!

that I was lonely, lonely, lady,

if you only knew.



Will we ever meet again?

Or is this just a one night stand?

But as I hold you in my arms,

I wish this night will never end.


Oh, my lady, lady blue,

will you dance with me once more?

Let me hold you like before.

Let me hold you once again.




PRINCESA VESTIDA DE AZUL


¿Quién es esa mujer tan segura de sí misma?
Ojalá tuviera compasión y su mirada se fijase en mí.
Se limita a permanecer de pie, orgullosa de ser tan atractiva,
con una sensual sonrisa irradiándole en la boca.

Solitaria señorita vestida de azul como una princesa de cuento de hadas,
¿se dignaría vuestra majestad a concederle un baile a este mendigo?
Por lo que más quiera, déjeme probar el pecado de sostenerla entre mis brazos.
Déjese llevar por la cadencia de una música que colmará de dicha nuestros corazones.

Ahora que vuesa merced me ha concedido el privilegio de compartir esta danza,
¡cómo desearía que la noche fuera a durar para siempre!
¡Oh, princesita adornada con tules de seda,
si supiera lo solitaria que ha sido mi vida antes de conocerla!
¡Oh, princesita vestida con telas de azul celeste,
qué solitaria fue mi vida antes de que usted apareciera y no lo sabe!
¿Nos volveremos a reunir otra vez?
¿O lo que estoy viviendo será el espejismo de una sola noche?
Sólo sé que mientras la aprieto entre mis brazos
desearía que este momento nunca se acabase.


Joseph Francis Robert Dolan (Mullingar, 1939 - Dublín, 2007)

jueves, 19 de febrero de 2009

Al rescate del mundo clásico


Caroline Lawrence es una escritora inglesa nacida en Londres y afincada en California que realizó estudios de Arqueología en Cambridge y sobre la cultura hebraica en una universidad londinense. Ha tenido la brillante iniciativa de crear una serie de novelas para niños ambientadas en la antigua Roma, con el aliciente añadido de estar centradas sobre una trama detectivesca, algo que ya hacía Lindsey Davis para el mundo de los adultos con el investigador romano, fruto de su imaginación, Marco Didio Falco. Este libro que comento es el duodécimo que publica, y si empecé por él fue porque los anteriores se encontraban agotados en el momento de adquirirlo.
Está editado con primor y cuidado en los detalles. Por ejemplo, las veintiséis partes de que consta no se llaman capítulos, sino rollos, como corresponde al papiro (o al pergamino para las ediciones de lujo) que se utilizaba entonces. Se abre con un mapa detallado del Circo Máximo en el que descubrí que entre las celdas (carceres) de salida de los caballos y la línea de salida (línea alba) el terreno no era llano, sino que formaba una rampa. Me imagino el rugido de las 250.000 personas en las gradas cuando aparecían los aurigas en sus carros descendiendo lentamente hasta colocarse en la posición del inicio de la carrera. Luego se acompaña un mapa de la Roma del año 80 d. C. cuando gobernaba Tito Flavio Vespasiano, el hombre que inauguró el anfiteatro que lleva su apellido y que hoy conocemos como el Coliseo. A propósito, "Flavio" significa "rubio" en latín, con lo que el Anfiteatro Flavio vendría a querer decir, además del apellido de su fundador, que era "dorado". Y así debió ser cuando a su refulgente mármol le daba la luz del crepúsculo al declinar el sol. Otro dibujo que viene a continuación explica cómo era una cuadriga, con los dos caballos centrales soportando un yugo sobre el lomo (por eso eran los caballos "iugalis") y los dos de los lados llamados "funalis", porque iban solamente atados con riendas y parecían las "antorchas" que alumbraban a ambos lados.



Circus Maximus en la Antigüedad (año 80 d. C. )


El libro es maravilloso. Enseña la simbología que tenían las carreras de caballos para los romanos, cuya importancia y popularidad era mayor entre ellos que las luchas de los gladiadores. La espina central se llamaba "euripo" y contenía agua porque representaba el mar, mientras que la arena de alrededor simbolizaba la tierra. "Euripo" significa "canal" en griego. La pista rodea el euripo igual que el mundo rodea el océano. Por lo tanto, la carrera de carros se identifica con la lucha por la supervivencia en la que es muy probable morir y sólo el mejor se lleva los trofeos. El obelisco central que trajo Augusto de Egipto y que está hoy en la Piazza del Popolo, era la encarnación del sol. Por eso tenía en su cúspide unas llamas realizadas en bronce. Se ofrecían 24 carreras en una jornada por cada una de las 24 horas que tiene el día. Daban siete vueltas a la espina central o euripo porque son siete los días de la semana. Corrían doce carruajes porque doce son los meses del año, con lo cual también eran doce las celdas o carceres de salida. Y había cuatro equipos competidores por ser cuatro las estaciones del año. El verde (del que era un hincha fanático Calígula) era el color de la primavera; el rojo era el del verano (por el fuego del calor estival); el azul (por el cielo limpio y templado), el del otoño; mientras que el blanco (por la nieve), era el color del invierno.


Verónica, Rubén y César junto al obelisco de la Piazza del Popolo


Existía un templo dedicado a Venus Murcia cuya estatua erigida en un altar sostenía una hoja de mirto y estaba cerca de las tribunas. También había otro ofrendado a Consus (dios de los graneros asociado a Neptuno, quien, además de dios del mar, lo era de los caballos). Éste último santuario era subterráneo. Los aurigas o jinetes les hacían sacrificios para implorar la victoria o salir ilesos. Para indicar el número de vueltas que se llevaban recorridas un esclavo iba bajando un delfín dorado de los siete esculpidos en bronce que se hallaban ensartados en una barra de roble en un extremo del euripo. En el otro extremo se hacía lo mismo, pero no con delfines, sino descendiendo uno a uno los siete huevos blancos que se colocaban en lo alto de siete palos verticales. Los "sparsores" eran los esclavos encargados de esparcir agua sobre los caballos para refrescarlos y sobre la arena para que no se levantara tanta polvareda. Los "desultores" eran unos especialistas en acrobacias que hacían piruetas sobre las monturas en los descansos entre carrera y carrera para divertir al público. En los arcos de entrada al Circo Máximo había tiendas que ofrecían desde comida hasta cambio de divisas. A los romanos les gustaba comer una especie de butifarra o salchicha envuelta en hojas de col hervidas. En la grada lateral norte estaba la colina Palatina desde la que los emperadores temerosos de ser asesinados, como el caso de Domiciano, hermano de Tito, preferían ver el espectáculo. Precisamente el emperador dejaba caer un pañuelo llamado "mappa" para dar inicio al torneo. Otra autoridad experta en la materia, como si dijéramos un alguacil del hipódromo, sacaba un pañuelo del color de la facción que iba ganando la carrera en mitad de la misma. Se podía apostar al carro ganador y al que no ganaría. Ésta última clase de apuesta era más fácil de acertar y generaba pocos sestercios (téngase en cuenta que un sestercio era el sueldo de un asalariado romano por un día de trabajo). Los carros que competían eran ligeros, los aurigas llevaban cascos de cuero y las riendas atadas a la cintura, tres puntualizaciones que conviene aclarar porque el cine no las respetó en la película "Ben-Hur", cinta que recibió 11 oscars en 1959.


Charlton Heston protagonizando a Ben-Hur



Un miliarius era un auriga que había sido capaz de ganar al menos mil carreras. Este libro es un homenaje a uno de ellos que de veras existió y del que sabemos pocos datos, como su nombre, Flavio Escorpo, y la edad a la que falleció: 27 años. Ganó 2.048 carreras antes de morir en el año 95 d. C. Lo sabemos porque el poeta Marco Valerio Marcial (nacido en Bílbilis, actual territorio aragonés, en el año 40 y muerto en el 104 d. C.) escribió sobre él, brindándonos estas palabras a modo de inscripción lapidaria para decorar su tumba:

"Yo era Escorpo, joven figura del bullicioso circo y favorito de Roma. La muerte envidiosa me llevó demasiado pronto; al contar mis victorias, creyó que era viejo".

En cuanto al argumento, todo gira en torno al robo de un valioso caballo, Sagitta, cuyo nombre equivale a "flecha", apelativo adecuado para quien es casi tan veloz como el rayo. La resolución del caso se complicará cuando encuentran al animal herido a propósito. Los jóvenes que lo buscaban descubren un complot para amañar las carreras y que pierda un equipo concreto, el de los verdes. Al final nos sorprende quién era el culpable y por qué lo hizo. Se trataba de alguien inesperado que había sido un ídolo de esa misma facción. Actuó movido por la venganza porque en una carrera perdió una pierna al quedársele atrapada entre los radios de una rueda, con lo que pasó de la noche a la mañana de disfrutar de vino, fiestas y mujeres a la más pura miseria.


César y Rubén en lo que fueron las gradas del Circo Máximo que hoy se utiliza para ofrecer conciertos de rock al aire libre