Fue lo máximo en el arte balompedístico, el mejor jugador de su momento histórico en el suelo patrio español y el mejor futbolista catalán de la historia. Como obras son amores y no buenas razones, aquí va la prueba: en la temporada de 1970 y 1971 ganó el trofeo "Pichichi" al mayor goleador de la liga española, marcando 17 tantos en 29 partidos. Estuvo 44 años vinculado al Fútbol Club Barcelona y derrochaba tanta clase, maestría y elegancia que sólo podían criticarle a veces por una relativa falta de ardor en la lucha. Pero en todas las épocas sucede que los superclase no hacen el trabajo de los proletarios del fútbol.
Es el único jugador al que he visto despegar los postes de la portería contraria del suelo. Fue en el Estadio Insular en un partido de liga contra la Unión Deportiva Las Palmas. Chutó tan fuerte que Catalá, el portero amarillo, no pudo hacer sino estirarse para quedar inmortalizado en la fotografía del periódico de entonces.
"Charlie", el "noi de Pedralbes", tuvo un debut espectacular en la Copa del Rey con el Barça. Ganamos por cero a cuatro en "El Sardinero" al Rácing de Santander y él marcó el último tanto, el que supuso la estocada de una tarde taurina de fútbol. Ocurrió el 25 de abril de 1965 y Rexach sólo tenía 18 años. Trece primaveras más tarde le ganó con toda justicia la final de la Copa del Rey de 1978 a la UD Las Palmas, anotando dos goles para un resultado final de 3 a 1. El primero de penalti cometido sobre Cruyff, y el tercero de falta directa lejana trazando una parábola perfecta que se coló por toda la escuadra de Daniel Carnevali. Asensi anotó el segundo de cabeza gracias al centro desde la línea de córner que le envió el mismísimo Rexach. Miguel Ángel Brindisi, el mejor extranjero que ha defendido la elástica amarilla, marcó el gol del honor de la Unión Deportiva. Nada que ver con la injusta eliminatoria que le robó el Real Madrid a la UD Las Palmas después de haber sido derrotado por 4 a 0 en Gran Canaria. Fuimos luego al Bernabéu y allí el árbitro llegó a dar por válido un gol en el que el delantero blanco empujó al defensa canario con balón incluido, amén de pasarse todo el tiempo pitando faltas en contra del equipo isleño. Esto sucedió allá por 1975, en la eliminatoria de los cuartos de final de la última Copa del Generalísimo, pues aún vivía el protector, padrino, forofo y valedor del club blanco: Francisco Franco Bahamonde. En el partido de ida tampoco pitó el árbitro dos claros penaltis en el área madridista, lo cual podía haber supuesto un escandaloso 6 a 0. Téngase en cuenta que en aquella época lanzaba los penaltis Germán Dévora Ceballos, el más grande futbolista canario de todos los tiempos, que nunca fallaba ninguno. En el partido de vuelta el árbitro prolongó cuatro minutos el primer tiempo de forma totalmente arbitraria e interesada. Benito y Del Bosque hicieron dos entradas asesinas que no fueron sancionadas ni con falta, los jugadores merengues se dedicaron a dar pisotones a los jugadores caídos en una muestra de menosprecio apabullante. Nos trataron como si fuéramos los esclavos watutsi de una colonia africana. La humillación se prolongó al no pitar Sánchez Ríos una falta contra el Madrid que provocó una continuación de la jugada y posterior gol de los blancos. El entrenador canario, el francés Pierre Sinibaldi, declaró al final del encuentro que "hay cosas contra las que no se puede luchar". Es decir: contra el poder, la opresión y la injusticia. El defensa tinerfeño Martín Marrero, que jugó en el lateral derecho, declaró que con aquel árbitro pitando a favor de los de casa le hubieran metido 8 goles al Real Madrid en Gran Canaria.
Para colmo de males, la final de la Copa después la jugó el Real contra el Atlético de Madrid. El árbitro fue Urízar Azpitarte, otra vergüenza del fútbol nacional, quien no concedió un gol a los rojiblancos, pese a que el linier ya corría hacia el centro del campo. Becerra había regateado al portero Miguel Ángel y su disparo lo despejó traspasada la línea de portería el defensa asturiano Uría. En la prórroga anuló otro gol al Atlético que había sido marcado por Benegas. Esta vez adujo que otro hombre, Irureta, se hallaba en fuera de juego, cuando en realidad no intervenía en la jugada. En ese mismo partido Amancio recibió un balón en órsay y el árbitro lo dejó seguir, aunque a pesar suyo el remate se fue al larguero. Con atracos de esta índole en El Molinón se inventaron el eslogan de "Así, así gana el Madrid" el 25 de noviembre de 1979, hartos del abuso madridista, cuando expulsaron a Enzo Ferrero por recibir un codazo de San José y revolverse respondiéndole con una patada. El árbitro debió expulsar a los dos, pero sólo mandó a los vestuarios a la estrella argentina del Sporting de Gijón.
Carles Rexach, el niño de Pedralbes (Barcelona, 1947)
Charlie Rexach y yo sonrientes en el hotel Santa Catalina
Volviendo a Carlos Rexach, debo decir que con 482 partidos es el segundo jugador que ha defendido más veces la camiseta azulgrana. Precisamente el mamoneo madridista con el dictador Franco impidió que ganara más de una liga, la de 1973-74, que conseguimos gracias a Cruyff y a que el régimen hizo una concesión graciosa aquel año a la deportividad dejando a los árbitros pitar a su aire. De todas formas, ganó 4 Copas del Rey (el consuelo que las autoridades políticas del país normalmente dejaban al alcance del Barcelona), 2 Copas de la UEFA (llamada entonces de Ferias) y 1 Recopa de Europa en Basilea, final que fue épica porque Rexach falló un penalti, pero en la segunda parte se resarció marcando un gol de disparo potente y cruzado. Vencimos por 4 a 3 y recuerdo ver ese encuentro con los compañeros de bachillerato en la vieja Universidad Laboral de Tafira tomándonos el acontecimiento a la tremenda, gritando y animándolos, como si se tratara de la selección española de fútbol. Hoy mismo, miércoles 25 de febrero de 2009, se da la paradoja de que el Real Madrid va a jugar con tres españoles en sus filas contra un Liverpol que tiene cinco. Cosas veredes, Sancho. Los que presumen de bandera roja y gualda van a saltar al campo con menos españoles que el adversario inglés. Si Franco levantara la cabeza le daría un infarto y Aznar supongo que irá al Bernabéu acompañado de Alfredo Pérez Rubalcaba, Federico Jiménez Losantos, Jaime Lisavetzky, Pedro J. Ramírez, el chanchullero Ramón Calderón y el presidente gallego Boluda tomándose antes algunas aspirinas. Claro que para José María Aznar y Florentino Pérez (el de la burbuja inmobiliaria del ladrillo) no hay crisis económica ninguna, sino más bien pelotazos como el que piensan dar ofreciendo hasta 95 millones de euros por Cristiano Ronaldo cuando ya lo hayan exprimido en el Manchester. Y en manos de este tipo de personajes está y ha estado España tanto tiempo (y lo que le queda). La crisis que la sufra la gente llana, mientras que ellos van a forrarse como sea y encima venga a presumir en el palco de ser los que manejan a su antojo el cotarro.
Para terminar, añadiría que Carlos Rexach estuvo diez años ininterrumpidos siendo internacional absoluto con la selección española. Por aquel entonces no se disputaban tantos partidos amistosos para recaudar dinero, así que lució la camisola nacional 15 veces en una década entera. Como entrenador triunfó al lado de Johan Cruyff, siendo el ayudante que colaboró en la conquista de la primera Copa de Europa blaugrana. Después se recurrió a él para acabar las ligas que otros entrenadores no terminaban, caso de Luis Aragonés o el mallorquín Lorenzo Serra Ferrer. Charlie fue el preparador del conjunto azulgrana aquel día en que Rivaldo marcó de chilena al Valencia en el último minuto del último partido de la temporada 2001/02, dándole al Barça un puesto para las competiciones europeas en las que es el único equipo del continente que no ha faltado nunca.
Carles Rexach, un astro del fútbol amigable y accesible, con mis hijos
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