LA
POLÍTICA DE LA SABANA
Dijeron
las pulgas a los leones que eran iguales. Los felinos, sorprendidos, quisieron
saber por qué.
-¿Acaso
si nos cortan una pata no nos duele como a vosotros? Nosotras también
padecemos, pensamos, sentimos y tenemos una identidad propia, una individualidad
sensible como la vuestra.
Acordada
la igualdad, el siguiente paso fue realizar un censo paritario y convocar
elecciones. Como las pulgas eran mayores en número, las ganaron. Desde
entonces, su organización social es de tal naturaleza, que los grandes carnívoros
viven siempre infestados por estos parásitos chupasangres.
Pulga de piel de arena vista al microscopio
Las
pulgas, satisfechas, a partir de ahí ejercieron una tiranía sobre los félidos
que para disimular llamaron "democracia", y si algún león se atrevía a invocar la
anterior jerarquía, lo condenaban por fascista y antidemocrático.
Un
día se desató una epidemia de peste contagiada por la corrupta saliva
avariciosa de las pulgas. Pero ya era demasiado tarde. A los leones,
desnutridos y enfermos, les dijeron que era una crisis que iba a costar muchos
sacrificios, por lo que debían soportar ver a todos los mamíferos de la
sabana caer como moscas.
Mientras
tanto, las pulgas siguieron ocultas bajo la pelambre de los animales, engordando
a su costa e insistiendo, por todos los medios de propaganda a su alcance, que
la democracia era el menos malo de los sistemas de convivencia posible.
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