martes, 15 de enero de 2013

Tal vez algún día vuelva a desembarcarte el futuro

 
 Luis Natera Mayor
(Las Palmas de Gran Canaria, 1950 - 2013)
  
I
 
Aparte del recuerdo de los héroes
que pusieron luz a mis noches primeras,
frugales como sueños, tengo un álbum
de días amarillentos y proezas
que no llegaron a suceder realmente.
 
Lo miro a veces, como quien da un paseo
y aparece Troya entre las flores secas
de un pasado en olvido. Vuelven los dioses
de entonces nuevamente y al verme solo
me preguntan por Agamenón y Aquiles.
¿No sabéis -les respondo- que la derrota
sobrevino? Soy yo todo lo que queda.


Vista aérea de los restos de la antigua ciudad de Troya
  
II
 
¿Qué atroces manos desfiguraron todo
lo que mis ojos con gozo contemplaban?
Campos de luz oscurecidos de súbito,
olas abiertas al temblor de la tarde,
meriendas infinitas de chocolate
y queso tierno, de pan y mermelada.
¿Con qué quemaron los ídolos que quise?
¿Qué enemigos incendiarios arrasaron
la esplendente ciudadela de mi infancia?
Ni huellas quedan siquiera del intruso
que abatió las mariposas extasiadas.

 
 
Ruinas de Troya descubiertas por el alemán Heinrich Schliemann
 
III
 
En el cielo de Florencia el arte duerme
suspendido en la luz, como los ángeles
femeninos de Fra Angélico.
El tiempo se detuvo en cada cúpula,
en el perfil altivo de los Médicis,
en su ambición fallida, en la serena
laboriosidad de los viejos talleres.
Se detuvo en la hermosa flor de Bóboli,
en el caballo mudo del Condotieri
que defendió la belleza contra el miedo.
Puedes, hijo, velar el sueño del Arno
y respirar aire de Dios en Fiésole.


Estanque de los jardines de Bóboli en Florencia
 
IV
 
No apures el vaso ni brindes en vano
con atildados modos y artificiales
juegos de cortesía, que engañosos son
el oropel y la fragancia nocturna,
cautiva la libertad de tu conciencia,
fraudulento el mar y densa la miseria.
Mira mejor a tu interior y abrázate
al círculo de horrores donde atrapado
expiras. No te empeñes en celebrar
la nada que te acosa o el sol extinto
en el regazo sombrío de la muerte.
 
[Poemas extraídos de Natera Mayor, Luis: Agrimensores de la bruma, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular, 1996, pp. 83]
  
 

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