El Conde Lucanor
Códice del siglo XIV
(Ejemplar anterior a la invención de la imprenta)
A los que son humildes, Dios mucho los ensalza,
mientras que a los soberbios los hiere como maza.
No esperéis que nadie por bien de su amigo
pierda de lo suyo lo que vale un higo.
Con ayuda de Dios y con un buen consejo
salva el hombre su vida y llega a viejo.
En cosas sobre las que hay muchos pareceres
no se puede dar regla alguna.
Por miedo de las críticas no dejéis de hacer
lo que más conveniente pareciere ser.
Muchos nombran a Dios y hablan de Él,
pero pocos andan por sus caminos.
No es inteligente el que cree que entenderá
lo que sobrepasa el entendimiento.
El que prepara lazos para que caigan otros
acabará por caer en alguno de ellos.
Quien se tenga por caballero
debe tratar de emular este salto
y no encerrarse en un monasterio
a servir a Dios tras muro alto.
El que esté bien sentado, no se levante.
Retrato del infante don Juan Manuel en la catedral de Murcia
Mejor es andar desnudo que cubierto de malas obras.
La vergüenza es origen de todos los bienes;
por vergüenza hace el hombre lo que no quiere.
Quien siembra a destiempo no se maraville
que la cosecha no resulte buena.
Quien te alaba lo que tú no tienes,
cuida que no te quite lo que tienes.
Para que los males no puedan llegar,
su raíz al comienzo debemos cortar.
Nadie debe aplazar sus buenas obras
para que no se le enfríen los buenos deseos.
En las cosas ciertas confiad
y las fantásticas evitad.
Mejores esperanzas puede tener
el que va por el camino derecho
y no halla lo que busca,
que el que lo encuentra por mal camino.
Estando protegido de otros daños,
evitad que os lo causen los extraños.
Feo es ayunar con la boca sola
y pecar con el resto del cuerpo.
Castillo de Peñafiel (Valladolid), donde el infante don Juan Manuel escribió gran parte de sus obras
Por pobreza nunca desmayéis,
pues otros más pobres que vos veréis.
El que te alaba más de lo justo
te difamará con la misma falta de mesura.
Del que vuestra ayuda no agradeciere,
menos ayuda tendréis cuanto más alto subiere.
Hay que escoger muy bien a los amigos
antes de fiarse ni aventurar mucho por ellos.
No te asustes nunca sin razón,
mas defiéndete bien como varón.
Quien nos dice la verdad con cariño
es porque nos quiere;
quien nos lisonjea, nos aborrece.
Gana el tesoro que es verdadero
y no te preocupes del perecedero.
No debe nadie creer que no se le atreva,
apoyado por otros,
el que se atreve a otros apoyado por él.
Por miedo no os obliguen a atacar,
pues siempre vence el que sabe esperar.
Si por descanso o deleites fama perdemos,
al acabar nuestra vida deshonrados quedaremos.
Escudo heráldico del infante don Juan Manuel, que era nieto de un rey (Fernando III el Santo) y sobrino de otro (Alfonso X el Sabio)
No te hagas mucho de rogar
en lo que te pueda beneficiar.
El dolor grande nos hace olvidar el dolor pequeño.
No te quejes de lo que Dios hiciere,
que será por tu bien cuando Él quisiere.
A quien sólo tiene amigos por lo que les da,
le durarán poco.
Al que enemigo tuyo solía ser
nunca le debes en nada creer.
Con la bendición del padre
se conservan las casas de los hijos,
con la maldición de la madre
se hunden hasta los cimientos.
Nunca aventures tu riqueza
por consejo del que vive en la pobreza.
El amor puede convertir el mucho amor en odio.
No pierdas un amigo provechoso
por lo que de él te diga el mentiroso.
Tal como uno es busca la compañía.
Castillo de Alarcón (Cuenca) en el que don Juan Manuel también halló lugar para escribir, a pesar de tantas pendencias guerreras en las que se involucró para satisfacer sus ambiciones
No comas siempre de lo que has ganado,
mas vive de modo que mueras honrado.
De la mucha confianza nace el menosprecio.
Por sus dichos y hechos puedes conocer
lo que el mancebo llegará a ser.
Verá la que se casa con buen hombre
aumentar sus riquezas y nombre.
Muchas cosas parecieron grandes en el pasado
y hoy no lo parecen ni son estimadas.
No debe nadie fiar en la suerte,
pues cambian los tiempos y cambia la suerte.
Desde el comienzo debe el hombre decir
a la mujer cómo han de vivir.
Haz siempre bien y evita la ocasión
de que duden de tu buena condición.
El hombre es el más imperfecto de todos los animales,
pues no tiene nada suyo con qué cubrirse.
Cosas que parecen hechas sin razón,
se ven de cerca qué buenas son.
Disimula todo aquello que pudieres,
venga sólo lo que forzosamente debieres.
Más daño recibimos del que se nos opone
que beneficio del que nos ayuda.
A quien no te agradezca lo que has hecho
no sacrifiques nunca tu provecho.
Si algo que te conviene puedes hacer
no hagas con dilaciones que se pueda perder.
Al que te aconseja alejarte de tus amigos
le es más dulce el engaño que los higos.
Si Dios te diere seguridad,
piensa en la muerte y la eternidad.
Si al principio no te muestras como eres,
no podrás hacerlo cuando tú quisieres.
Más vale pasar hambre que comer lo que nos hará daño.
De la resolución que airado tú tomares,
te arrepentirás cuando bien te informares.
La honra y el descanso no hacen juntos morada;
esto tened por cierto, que es verdad probada.
El que quiera conseguir lo que desee
debe conformarse con desear
lo que le sea posible conseguir.
[Fuente empleada: Don Juan Manuel: El conde Lucanor, Madrid, Castalia, 1990, 12ª edición, (Colec. "Odres nuevos"), versión en español moderno de Enrique Moreno Báez, 254 págs.]
A quien por codicia la vida aventura,
las más de las veces el bien poco dura.
Si guerra no pudieras dejar de tener,
ataca al más cercano, no al de mayor poder.
El sabio sabe ganar perdiendo y perder ganando.
Si quieres ganar eterna salvación,
haz bien mientras vivas con recta intención.
Si alguna cosa hicieres que grande no fuere,
haz también algunas de ésas cuya fama nunca muere.
El Bien vence al Mal por medio del bien;
aguantar al malo, ¿qué ventaja es?
El que sabe cree que no sabe;
el ignorante es el que cree saber.
Huir del peligro es mayor seguridad
que la que ningún amigo te puede dar.
El que en Dios no pone su confianza
tendrá mala muerte y sufrirá malandanzas.
El bien que hagas nunca será perdido,
aunque algunos se porten mal contigo.
Juzgar por las obras, no por la apariencia,
en esto consiste del vivir la ciencia.
Procúrate siempre muy bien guardar
del que al hacerte mal muestra pesar.Don Juan Manuel
(Toledo, 1282 - Córdoba, 1348)