martes, 16 de febrero de 2010

El legendario poeta maldito, maleante y asesino


François Villon
(François de Montcorbier o de Loges)
(París, ¿1431/1432? - ¿1463?)

LE TESTAMENT

Je plains le temps de ma jeunesse,
ouquel j'ay plus qu'autre gallé
jusqu'a l'entree de viellesse,
qui son partement m'a cellé:
il ne s'en est a pié alé
nà cheval, helas! comment don?
Soudainement s'en est vollé
et ne m'a laissié quelque don.
Bien sçay, se j'eusse etudié
ou temps de ma jeunesse folle
et a bonnes meurs dedïé,
j'eusse maison et couche molle...
mais quoy! je fuyoie l'escolle
comme fait le mauvais enffant.
En escripvant ceste parolle,
a peu que le cueur ne me fent.



TESTAMENTO

Yo lamento el tiempo de mi juventud
(el cual, más que nunca, pasé en diversiones
hasta bien entrado en la madurez),
de cuyo transcurso consciente no fui.
Su marcha no ha sido a pie, paso a paso,
tampoco a caballo. ¿Pues cómo se fue?
Se fue de repente, en rápido vuelo,
y no me ha dejado ningún beneficio.
¡Ay, Dios, si a su tiempo yo hubiese estudiado
en vez de vivir loca juventud,
y buenas costumbres hubiese aprendido!
Tendría mi casa, mi lecho muy blando.
¿Para qué llorar? Odiaba la escuela,
como ocurre siempre con los niños malos.
Y ahora que escribo este testamento,
con este recuerdo se me parte el alma.

(Traducción de Juan Victorio)


BALADA DE LAS CONTRA-VERDADES

No hay preocupación, más que cuando se tiene hambre;
ni servicio, más que de enemigo;
ni se saborea si no es con un fardo de heno;
ni gran vigilancia sino de hombre adormilado;
ni clemencia sino de traición;
ni seguridad sino de miedosos;
ni lealtad sino del regenerado;
ni más sensato que el enamorado.
No hay engendramiento sino en los baños;
ni buena fama sino de hombre afrentado;
ni risa sino después de un puñetazo;
ni prestigio, sino tras negar las deudas;
ni auténtico amor, sino en la adulación;
ni buen encuentro, sino con los desgraciados;
ni verdadero informe, sino en la mentira;
ni más sensato que el enamorado.
Ni reposo semejante a vivir en la preocupación;
ni se puede hacer honor mayor que decir "¡bah!";
ni vanagloria, sino de falsos acuñadores;
ni salud, sino la de hombre abotargado;
ni alta osadía, sino la de cobardía;
ni razón, más que en el enfurecido;
ni dulzura, sino en la mujer aturdida;
ni más sensato que el enamorado.
¿Queréis que os diga la verdad?
No hay juego sino en la enfermedad;
palabra verdadera, sino en la tragedia;
cobarde, sino caballeroso;
sonido horrible, sino melodía;
ni más sensato que el enamorado.



BALADA DE LOS PROVERBIOS

Tanto se rasca la cabra, que se daña;
tanto va el cántaro a la fuente, que se rompe;
tanto se calienta el hierro, que se pone al rojo;
tanto se golpea, que se parte;
tanto vale el hombre, cuanto se le precia,
tanto se aleja, que lo olvidan,
tan malo es, que se le desprecia,
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto habla uno, que se contradice;
tanto vale buena fama como un favor conseguido;
tanto promete uno, que se desdice;
tanto se suplica, que la cosa se adquiere,
tanto es más querida, cuanto es más buscada,
tanto se busca, que se encuentra,
tanto es más frecuente, cuanto menos deseada,
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto se quiere al perro, que se le da de comer;
tanto corre la canción, que la aprenden;
tanto se guarda la fruta, que se pudre;
tanto se hostiga una plaza, que es conquistada;
tanto se tarda, que fracasa la empresa;
tanto se precipita, que sobreviene un mal;
tanto se aprieta, que cae la presa,
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto se bromea, que ya no se causa risa;
tanto se gasta, que no se tiene camisa;
tanto es uno generoso, que todo se lo gasta;
tanto vale "¡toma!", como una cosa prometida;
tanto se ama a Dios, que se sigue a la Iglesia;
tanto se da, que conviene pedir prestado;
tanto se vuelve el viento, que se hace cierzo;
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Príncipe, tanto vive uno loco, que sana,
tanto va, que al fin vuelve,
tanto se le golpea, que muda de parecer,
tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.



BALADA EN NOMBRE DE LA FORTUNA

Antaño fui llamada Fortuna por los clérigos,
mientras que tú, François,
me llamas y nombras asesina,
¡tú que eres hombre sin ninguna fama!
A mejores que tú hago desgastarse en yeserías
por pobres, y a picar en las canteras.
Si vives en la vergüenza, ¿te debes quejar?
No estás solo; no debes lamentarte.
Mira y contempla mis acciones de antaño,
muchos valientes muertos y rígidos por mí.
No eres, y lo sabes, con respecto a ellos,
ni siquiera una fregona.
Cálmate y da fin a tus dichos.
Sigue mi consejo, Villon, recibe todo de grado.
Contra grandes reyes me he animado,
en tiempo que ya pasó, hace mucho:
maté a Príamo y a todo su ejército,
no le valió torre, torreón ni muralla.
Y Aníbal, ¿quedó atrás?
En Cartago le hice alcanzar por la muerte.
Hice expirar a Escipión el Africano;
vendí a Julio César al Senado;
en Egipto perdí a Pompeyo;
ahogué a Jasón en un torbellino, en el mar;
y una vez quemé Roma y romanos.
Sigue mi consejo, Villon, recibe todo de grado.
Alejandro, que libró tantos combates,
que quiso ver la constelación de las Pléyades,
su persona fue envenenada por mí.
Al rey Alfasar, en el campo de batalla,
bajo mi estandarte, hice rodar muerto;
tales son mis modales.
Así he hecho, así seguiré haciendo:
no daré otra causa ni razón.
Maldije a Holofernes, el idólatra,
a quien mató Judith, mientras dormía,
con su puñal, en su pabellón.
Y Absalón, ¿qué? En su huida lo ahorqué.
Sigue mi consejo, Villon, recibe todo de grado.
Por eso, François, escucha lo que te digo:
si yo pudiera algo sin el Dios del Paraíso,
ni a ti, ni a otro, le quedaría un harapo,
pues por un mal de ahora, entonces yo causaría diez.
Sigue mi consejo, Villon, recibe todo de grado.

(Traducciones de Carlos Alvar)


Nefertiti
(Egipto, 1370 a. c. - 1330 a. C.)
Busto atribuido al escultor Tutmose
(Museo egipcio de Berlín)

BALADA DE LAS DAMAS DE ANTAÑO

Decidme en qué comarca, decidme en dónde
encontrar a Flora, la beldad romana;
dónde Archipiada de la luz se esconde
y Thaís, que fuera su prima hermana;
Eco condenada a repetir, lejana,
el cantar del agua, del monte el ruido,
que tan bella fue cuando lo quiso el hado;
mas las mismas nieves del año pasado,
¿adónde se han ido?
Decid dónde Heloísa está, la tan juiciosa,
por quien fue castrado y enclaustrado luego
Abelardo el Sabio. En Saint-Denis famosa
pagó con tal pena su imprudente fuego.
¿Dónde aquella reina está, asimismo agrego,
quien a Buridán, que la hubo poseído,
quiso que arrojaran al Sena embolsado?
Mas las mismas nieves del año pasado,
¿adónde se han ido?


Liz Taylor como Cleopatra en 1963

La reina Blanca como flor de lis
que con falsa voz de sirena cantaba,
Berta la del gran pie, Beatriz, Alís,
Haremburgis, que en todo el Maine reinaba,
y la lorenesa Juana, buena y brava,
que en Rouen quemara el Inglés forajido,
Virgen soberana, ¿dónde se han guardado?
Mas las mismas nieves del año pasado,
¿adónde se han ido?
No buscaréis, Príncipe, año ni semana
un oculto sitio al que hayan escapado
sin que mi estribillo cante en vuestro oído:
"Mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?"

(Traducción de Rubén Abel Reches)

Estatua de François Villon realizada por Marius van Beek y erigida sobre un pedestal en la ciudad holandesa de Utrecht en 1964

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