Baltasar Garzón Real
(Jaén, 1955)
El divo de la Magistratura
Érase una vez un pimpollo de humilde origen que obtuvo la plaza de juez a los 26 años, siendo pues muy joven. Érase que se era tan jovencito que no contento con eso se especializó tanto que llegó a magistrado dos años más tarde, con 28. Y claro, le ocurrió como al merluzo británico Michael Carroll, aquel al que le tocaron 11 millones de euros en la lotería cuando tenía 18 años y se la fundió entera en menos de dos lustros, hasta tal punto que al día de hoy está viviendo gracias al subsidio del paro. A Baltasar Garzón lo que le ocurrió es que se le subió a la cabeza el poder, aunque desde el poder no le dieron el ministerio que al parecer ansiaba. Sí, fue en unas listas electorales como número 2 por Madrid, corría el año 1993 e iba justo detrás de Felipe González, pero luego de celebradas sufrió el desencanto de que sus pretensiones no fueran tenidas en cuenta y el Ministerio de Justicia recayó sobre el bicéfalo Juan Alberto Belloch, que también asumía la cartera de Interior, tan feas las cosas estaban.
Ya tenemos al Garzón vengador, el que la emprende entonces contra el terrorismo de Estado, persigue a los GAL y a su presunto instigador, José Barrionuevo. Estaba haciendo sus pinitos de juez supermán. Todavía faltaba por recorrer el trecho que le llevaría a creerse un dios terrenal. Digamos que promueve una orden de arresto contra el dictador Augusto Pinochet cuando éste se hallaba pachucho en Londres, o mejor sería decir más en el otro mundo que en éste. Habida cuenta de que en Chile por ese entonces ya había un gobierno democrático con su sistema judicial propio, lo mínimo que se le podía haber ocurrido a cualquier cabeza pensante es que su intervención era como mínimo la de una injerencia, cuando no la punta de lanza del peor colonialismo heredado. Pero no, no se detiene en barras aquel cuya egolatría le lleva a desear un permanente estrellato. Viendo que meterse con la China comunista tal vez excediera sus convicciones ideológicas, tan apoyadas por la baraúnda izquierdista de diverso pelaje, arremete contra la dictadura argentina que, total, estaba al otro lado de los Andes. Aquí hay que reconocerle un éxito, pues la Audiencia Nacional condenó al asesino y torturador Adolfo Scilingo con 640 años de cárcel.
Lo que me pregunto es por qué el señor juez don Baltasar Garzón no ha puesto tanto empeño en mejorar el código penal de los españoles donde la vida se cotiza tan barata que sale a una docena de años de cárcel un homicidio como mucho. Bueno, supongo que serán cosas del prestigio. Que ande por ahí suelto el "Rafita", uno de los menores que participó en el asesinato de Sandra Palo, parece que no le incumbe demasiado. O que los asesinos de Marta del Castillo se hayan reído de toda España mintiendo sobre el lugar donde se encuentra el cadáver, tampoco es que proporcione mucho esplendor intentar penalizarlo. Lo que el juez megafamoso sí hizo fue una de los más espantosos ridículos al ordenar el arresto de Osama Bin Laden cuando se suponía que andaba toda la CIA y el ejército de los Estados Unidos tras el rastro de un antiguo aliado que a todas luces, y según declaraciones de uno de sus lugartenientes, habría fallecido por insuficiencia renal aguda o de un cólico nefrítico en una cueva de Afganistán fronteriza con el territorio de los pakistaníes.
En fin, los antecedentes de la megalomanía garzoniana ya estaban en su curso. Algún intento timidillo hizo el hombre contra Henry Kissinger, la guerra de Irak, la base de Guantánamo y hasta Silvio Berlusconi, siempre nombres de ringorrango, no importa lo baldío de sus envites, que Garzón no está para las preocupaciones del ciudadano medio como la insoportable lentitud de la Justicia. No, él va muy rápido en avión de un lugar a otro impartiendo opíparas conferencias, alguna de ellas denunciada, no por el exorbitante monto que cobró, sino por presuntamente estar situado su origen en un banco al que pudo beneficiar en su ejercicio como juez de la Audiencia Nacional. "Do ut des", creo que en latín se le llama a este tipo de reciprocidad: "Doy para que me des". Al togado le corresponde el innegable acierto de abrir una investigación por tráfico de influencias, fraude fiscal, cohecho y blanqueo de capitales a la llamada trama "Gürtel", que ya lleva la increíble cifra de 71 imputados pertenecientes al Partido Popular. La única lástima es la sensación de que la corrupción se destapa en España por una guerra en la que los dos principales partidos tratan de arrojarse mierda al grito de "¡Y tú más!", porque es evidente que el caso "Gürtel" viene a ser el espejo deforme y exagerado de lo que fuera la trama "Filesa" con la que se financiaba el PSOE de hace no muchos años. Bravo, de todos modos, bravísimo, porque al fin nos hemos enterado de la clase de tartufos que predican en las filas populares cuando tienen un micrófono cerca de la boca y una cámara de televisión delante.
Ahora bien, y aquí viene lo que me deja estupefacto. Yo creía que la principal cualidad de un juez que se precie de serlo era la imparcialidad, la ecuanimidad, pero no, va a ser que estaba equivocado, -¡ay de mí, que vivía en el error!-, porque el señor Garzón se cayó un buen día del caballo camino de Damasco y se le apareció la figura de Franco. "Aquí me las den todas", parece ser que le dijo el finado que llevaba 34 años muerto cuando Baltasar decide emprender una investigación sobre los crímenes franquistas saltándose a la torera una Ley de Amnistía, ordena abrir fosas y vuelve a quedar en evidencia cuando en la de Víznar no se halla ningún hueso de Federico García Lorca; o se pasa por la punta del forro de su maletín a un Santiago Carrillo que no toca por su responsabilidad en los asesinatos de Paracuellos del Jarama, e ignora olímpicamente a todas las víctimas de las checas del bando republicano y se dedica en apariencia al divertido "pim, pam, pum, fuego" contra un dictador inofensivo en su tumba, a sabiendas de que podrían ser consideradas prevaricadoras sus acciones porque en España el delito penal desaparece cuando el asesino ha muerto, es decir, que un difunto no es responsable penalmente.
Bueno, bueno. En el pasado glorioso del juez superestrella lucen los galones de haber luchado contra el narcotráfico en Galicia y contra la ETA en Euskadi, obteniendo varios aciertos y también algún que otro resbalón u encontronazo. Digamos que cerró algún periódico que resultó a la postre no estar vinculado a la banda, con lo que fue más en contra de un medio de comunicación en euskera que contra la organización etarra. Vale, nadie es perfecto. El señor Garzón, no obstante, aunque hace ya mucho que peina canas, debe creer que está por encima del bien y el mal, pero alguna deficiencia debe tener cuando algunos casos instruidos por él se han cerrado por defectos de forma y nada digamos de las sospechas que le rodean sobre su incapacidad para mantener el secreto de los sumarios, todo lo cual casa muy bien con que su verdadero objetivo no sea lograr que se haga justicia sino encumbrarse. La fama debe crear adicción y entiendo que cuando Garzón no se ve guapo en las portadas de los periódicos o ni siquiera se ve, le entra un síndrome de abstinencia que cura buscando fantasmas grises en una guerra fratricida, acabada hace 71 años, que él quiere reavivar sin importarle el coste ni el daño que ocasione a la imagen de la Justicia. Con un poquito de por favor le pediría que se acordara de Ramiro de Maeztu, de Pedro Muñoz Seca y de tantos otros eliminados por el terror delictivo de la izquierda ejerciente del poder en el bando republicano durante la guerra civil, o que deje a todas las víctimas descansar en paz sin hacer distinciones por el bando en que cayeron.
Buenas tardes Andrés,¿que tal?, no se si se acordará muy bien de mí, soy Pedro su antiguo alumno que siempre le preguntaba por la noticia del día.
ResponderEliminarMire usted, me he vuelto un muchacho bastante interesado en la política y en los asuntos de actualidad judicial, económica,etc,y he adquirido una tendencia política conservadora, pero no por ser de derechas critico al señor Garzón, solamente lo critico por falta de profesionalidad.
En cuanto a las escuchas del Gürtel,viene recogido en la constitución Española que solo pueden hacerse en caso de que la persona esté imputada en un acto terrorista o pertenezca a una banda armada, y el señor Francisco Correa, sera un mamon y por mamonear debe ir a la carcel
pero como Español también tiene su derecho a no declarar, derecho que viene recogido en el artículo 17-.3 de nuestra constitución.
En condenar los crímenes del franquismo, mire usted, no soy franquista ni mucho menos, pero ¿no es una tonteria condenar a Franco desppués de muerto?, pero Franco no es el único Imputado, también lo están Emilio Mola, fallecido en 1937,Federico Montaner, fallecido en 1938,Galarza Morante, fallecido en 1951, Ramón Serrano, fallecido en 2003,..y muchos más
Le digo una cosa, estos señores pudieron haber matado mucha gente y mucha gente murio por su culpa, pero estan muertos, TODOS estan muertos y ahora este idiota viene a condenarlos, ¿Qué va a hacer?...¿meter los gusanos de sus cadáveres en una celda?, cuando hay criminales vivos, que respiran y que coagulan sangre como el Rafita, Los asesinos de Marta Del Castillo, Los violadores de la niña de Isla María Cristina en Huelva,...y muchos desanprensivos.
Pero aquí no acaba todo, los cursos en Nueva York y el Banco Santander, el Caso Faisán,....
Este señor solo demuestra su afán ideológico de izquierda que es una de las cosas que un Juez debería cerrar la boca, porque imagínese usted que un señor que no es de su ideología, cae Imputado en sus garras, ese señor debe sentir un temblor en la voz, las manos y el escroto, que no lo sentiría ni un noble en un Juicio de Robespierre.
Acabo aquí mi ``crítica´´ contra este ``señor´´ y le envío un cordial saludo don Andrés.
Pedro Quintana