La evolución del hombre según los misántropos
LECTURATURA SOMBRÍA
Leer: ese verbo en modo infinitivo siempre gerundable. Hay quienes creen que la lectura conduce a la vesania y la literatura, al fin, nos lleva hacia un estado de sofisticación y extravagancia. ¿Qué no está escrito? ¿Qué puede haber bajo el sol que dentro de algún libro no se halle? ¿Cómo podría, si todo no estuviera contenido en ellos, la naturaleza imitar al arte? ¿De qué forma escribir pues, que no signifique otra vuelta de tuerca a nuestra mirada interior, otro giro dado como una peonza sobre nuestro corazón que es, en su misma esencia, extrapolable a todo espíritu humano?
La estrella Beta Pictoris refulgiendo en el cielo oscuro
Quizás haya vida en un planeta giratorio alrededor de la estrella Beta Pictoris, a condición de que contenga oxígeno e hidrógeno y hasta él lleguen mitigados algunos límpidos rayos estelares. Lluvia y sol: dos elementos contrapuestos, líquido elemental e ignición flamígera que originaron la vida al fusionarse en el océano. Nuestro cuerpo es siete veces agua del mismo modo que el mar respecto al suelo firme, y nuestro cerebro está lleno de linfa hasta tal punto que se halla cercano a la acuosidad de las amebas el discurrir de sus microorganismos neuronales.
Masacre de delfines calderones en Dinamarca
Precisamente, cuántas cercioraciones no habremos leído acerca de los dones caracterizadores de nuestra especie humana. Somos el único animal que ríe ostensiblemente, pero no el único capaz de alegrarse. El único ser vivo que crea entelequias ultraterrenas o cree en un más allá, pero no el que en exclusiva sueña y sí el que emponzoña. El capaz de matar sin motivos de supervivencia. Por antonomasia, el gran traidor de la naturaleza a través de la Historia. El zoón politikón por excelencia, que se organiza jerárquicamente y a ello debe su estatus y expectativas de riqueza.
El hábil pitecántropo del pulgar dedo prensil en exclusiva. El cráneo de mayor cubicaje entre los simios. La corteza cerebral externa más estriada, con lo que ello implica en cuanto a mayor complejidad y turbulencia de sus cavilaciones. El ser cuyo raciocinio es guiado por impulsos subconscientes de genitalidad sensual. El torvo y pérfido maquinador fascinado por su capacidad destructiva e inclinación a la debacle. El civilizado siempre en peligro de deslizarse hacia la barbarie.
Matanza de focas para confeccionar prendas de abrigo
El envenenador de todos los ecosistemas. La encarnación de la falsedad, el embajador de la hipocresía, el depredador de las otras especies animales, vegetales o minerales, y el competitivo sojuzgador de sus semejantes. El de impulsos artísticos viciados por su percepción anómala de lo externo, siempre alimentado por uno u otro tipo de drogas. El fatuo, vanidoso y soberbio que idea criptas lujosas en mausoleos que no le servirán para nada después de muerto, tan jactante es su arrogancia altanera.
Niccolò di Bernardo dei Machiavelli
Nicolás Maquiavelo, autor de "El príncipe"
(Florencia, 1469 - 1527)
Alguien que no se hacía ilusiones con los hombres
El que no puede fiarse ni de su propia sombra, el irresponsable vorazmente autodestructivo. El varón repudiador, naturalmente inclinado a desprenderse de sus cachorros como cualquier macho de otra especie. El que creó múltiples dioses a la imagen y resemblanza de sí mismo, de sus temores y esperanzas. El que incuba odios, siembra envidias y cosecha horror sobre todas las cosas. El eterno masculino espoleado por la ambición codiciosa de las féminas que le fustigan, enaltecen o estimulan. El ridículo mono desnudo que nace en el mayor desvalimiento como una víctima propiciatoria para las fieras. El constante objetivo pandémico de carcinomas, bacterias y virus. Aquel que nace entre llantos, excrementos negros, mucosidades blancas y sanguinolencias marrones, para morir al cabo de un breve tiempo entre la lástima de sus deudos y conocidos, hinchándose hasta reventar de pudrición interna si no se le incinera antes.
En efecto, no conviene leer esto, ni siquiera pensarlo. ¿Y a qué escribirlo si ya se sabe? Quizás por un vano intento de condensar todo el asco y la repugnancia misantrópica que se halla diseminada en multitud de obras y de la que lo anteriormente expuesto es solamente un ligero esbozo. Quede testimonio, a la postre, de que pese a toda lectura extraviada que haya perdido o aún me espere —y que quizás no viva o acierte en el camino para llegar a su encuentro—, este pequeño ensayo quiere abrazarse a ella como un grano más entre los incontables que formen el castillo de arena de la repulsa infinita por el género humano del que somos partícipes. Pues en general la gente, cuando es analizada sin medias tintas, detenidamente, concita aversión y náuseas.
Otro niño más víctima del conflicto árabe-israelí
Solo me queda la esperanza
ResponderEliminarde que las obras de unos pocos seres humanos compensen las atrocidades que cometen
otros seres desalmados.
Excelente el post que nos acercas amigo.
Gracias por compartir.
Cálido abrazo.
De acuerdo en lo fundamental, por eso es tan grande y hermoso el ser humano, por ser capaz de hacer y ser como cuentas y todo lo contrario al mismo tiempo.
ResponderEliminarJohn W.
Lúcido tu post. Necesaria reflexión para esta especie de paron que nos perm itimos los humanos con la Navidad.
ResponderEliminarestoy de acuero con lo que ahs escrito y espero que un rayo de esperanza nos ayude a caminar.
Un beso.