Era el ídolo al que imitaba cuando jugaba al fútbol, el jugador al que quería parecerme. Copiaba sus regates. Pensaba como si fuera él. Le llamaban "El ingeniero del área" porque estudió ingeniería industrial y hacía lo que quería con la pelota. Fue máximo goleador de la liga española tres veces, compartiendo el título de Pichichi con Rexach, Amancio y Luis Aragonés. Tenía clase, era fino, estilista y educado: sólo fue expulsado una vez. Su primer trofeo de máximo anotador tuvo un mérito increíble porque se lesionó y sólo pudo disputar veinte partidos. Siempre le recuerdo recogiéndose las mangas, cabizbajo y sereno, cuando regresaba al centro del campo después de marcar un gol. Una vez creo que le hizo cinco goles al Elche en Altabix, no estoy seguro, y además mi memoria tiende a la hipérbole. En todo caso, sí recuerdo las imágenes de la televisión en blanco y negro de entonces reflejando a unos seguidores colchoneros que habían construido un muñeco gigante con su nombre y el equipaje del Atlético de Madrid. Yo quería, como Rafael Alberti respecto de Garcilaso, ser tan buena persona y futbolista como Gárate, que tan buen delantero era. Pero no pudo ser.
José Eulogio Gárate Ormaechea
(Éibar, 1944)
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