domingo, 18 de enero de 2009

Rocky sonreirá siempre en las fotografías

En esta foto de 1989 aparece un matrimonio amigo y el bóxer que tuve por entonces. Se llamaba Rocky y era muy valiente. Me lo arrebató la filaria, esa enfermedad transmitida por picaduras de mosquitos que inoculan larvas de lombrices. El tratamiento no surtió efecto. El veterinario no pudo hacer nada. Lo bueno de las fotografías es que pueden preservar un momento y demostrar que fue realidad lo que ya no existe. En aquella época aún estaba permitido el corte de orejas. Hoy está prohibido. Cómo cambian los tiempos. Y a mí que me parece más apuesto Rocky con las orejas erguidas. Qué ágil era. Cómo saltaba los muros. Y qué cariñoso. Cómo le gustaba jugar conmigo. Nunca he vuelto a tener otro bóxer, porque como él no habrá ninguno, aunque todos sean parecidos.

Rocky cuando era un bebé (1987)

Rocky feliz

Rocky juguetón

El bóxer es un perro de origen alemán e inglés. Sus ancestros son el "brabant bullenbeisser" y el "barenbeisser", dos molosos que se utilizaban para la caza en Alemania. El cruce con el bulldog británico se hizo para conseguir un ejemplar capaz de cuidar el ganado vacuno. Así nació la raza que conocemos hoy. En 1894 se estableció por primera vez el estándar que todavía perdura. Y en 1904 se creó el primer libro de registro oficial con sus características bien definidas. Curiosamente, en el bóxer la longitud debe equivaler a la altura, el maxilar inferior debe sobresalir más que el superior, y el color debe ser marrón claro, dorado y brillante como el de un león, o bien verdoso y a rayas como si pareciera un tigre. Su nombre proviene de "Boxl", diminutivo que usaban comúnmente los alemanes para referirse a los "brabant bullenbeisser".


Rocky con sus amigos
(De izquierda a derecha: Eydie, Andrés, Apolo y Rocky)

Olivia con Apolo, Eydie y Rocky

Rocky protector y protegido

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